Diciembre de 2020
Informe de Coyuntura
- Un diciembre sin grandes angustias – en términos financieros y cambiarios – no asi en lo político y menos en lo sanitario
- Como intenta el gobierno manejar el plan ¨vamos viendo¨
- Un puente demasiado lejos
- Las acciones políticas son contrarias a las necesidades de la economía y de la población
- Lo que podría resultar un golpe durísimo para el presidente sería el fracaso de la vacunación
- Perspectivas de corto plazo
- La población media no puede definir bien el motivo pero la situación ya le resulta intolerable
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El objetivo de conseguir un diciembre sin grandes angustias – en términos financieros y cambiarios – pareciera estar dando frutos, no asi en lo político y menos en lo sanitario, donde ya es posible anticipar un costoso problema para el gobierno.
En un mes estacionalmente elevado en cuanto a la demanda de dinero porque la población necesita conservar y gastar algo más de efectivo que en los otros meses y las empresas deben pagar aguinaldos y con un escenario financiero menos complicado para diciembre de lo que se esperaba a fines de noviembre, la brecha cambiaria se mantiene estable y hasta se contrae a niveles menores al 70%, niveles que no se veían desde mediados de septiembre, y tras haber alcanzado un pico de 130% en octubre.
Las razones son variadas: una sobreventa de dólares producto de la necesidad de liquidez que tienen las empresas, el hecho que la Anses colocó este martes dos bonos por u$s 750 millones para facilitar una salida a los fondos extranjeros que quedaron sin poder retirarse por el cepo en 2019 y que compraban diversos tipos de dólares para irse. Eso impactaba en la brecha cambiaria con el tipo de cambio oficial. Se creó un escenario para estos inversores institucionales cuya demanda natural es de dólares (y que aprovecharon a fondo el carry trade durante la etapa del Gobierno anterior) pero también pudieron participar todos los tenedores de otros títulos elegibles.
Los fondos entregaron $ 40.113 millones que tenían en Letras y Bonos en pesos y recibieron dos bonos en dólares con vencimientos en 2030 y 2035 por U$S 750 millones. Como consecuencia – pese a la baja del dólar Contado con Liquidación (CCL) – ahora hay una demanda menor por esos dólares. Esta operación – elaborada por el ministro – tiene una tasa cercana al 17% anual en dólares. En cualquier caso, este endeudamiento a tasas superiores a la de la deuda reestructurada en agosto, que fuera definida como «insostenibles», parece un pésimo negocio para el gobierno, pero es el mal menor.
Es sin duda una buena solución y realmente un mal menor: lo que se consigue con esto es que los fondos Pacific Investment Management Company (PIMCO), Franklin Templeton y BlackRock dejen de comprar dólares con las cotizaciones paralelas lo que había provocado entre septiembre y los primeros días de noviembre casi la necesidad de una devaluación del peso frente al dólar oficial por la mayor brecha que generaron. Una devaluación hubiera impactado en la mayor parte de los precios de la economía, principalmente los bienes transables. Esta decisión de dolarización por US$ 750 millones de bonos en pesos es una muestra favorable del gobierno a los acreedores, pero no compensa la desconfianza que genera en los mercados las jugadas políticas del oficialismo contra la Justicia y la oposición.
Como intentará el gobierno manejar el plan ¨vamos viendo¨
Al final del año más difícil de la historia reciente, principalmente por la pandemia y en buena medida por los problemas personales de la vicepresidente y las contradicciones del gobierno en demasiados aspectos, las principales variables son claras: el tipo de cambio fue muy superior a la inflación y la inflación más alta que los ajustes de salarios y que las jubilaciones, descolocando los ingresos de la población con el resto del mundo.
En diciembre 2020 con dos jubilaciones mínimas calculadas al cambio oficial en otras monedas no alcanzaría para comprar siquiera la mitad de los alimentos básicos para una familia en ningún país de la región y mucho menos en economías más grandes, lo que habla de la degradación de los ingresos de la población. Tal vez esto sirva para que la gente que no tiene por qué comprender la macroeconomía entienda que significa una devaluación superior a los aumentos de salarios y una caída del 13% del PBI.
Esta crítica situación social ya ha comenzado a desgastar la base que siempre acompaña a CFK, porque la constante caída de la calidad de vida, la desocupación, la inseguridad, la vacunación mal encarada y un ajuste adicional exigido por el FMI es el límite. Para cualquiera.
El ajuste ya iniciado para poder acordar con el FMI y aun sin ese acuerdo evitar un desorden total macroeconómico implica reducir subsidios a tarifas, aumentar precios cuidados, aumento de combustibles y energía, eliminación de subsidios financieros y en forma contradictoria la incómoda incorporación de 30.000 agentes a planta permanente del gobierno en medio de una creciente desocupación.
Esto impide compensar el ingreso de las familias del sector privado ni siquiera con el bono IFE (que como cobran más de uno por familia – porque es personal – debiera llamarse IPE) de $ 10.000; tampoco se ha moderado la caída del empleo porque se perdieron 4 millones de puestos de trabajo por la baja de 13% en el producto bruto que no es enteramente atribuible a la pandemia.
Un puente demasiado lejos
El Gobierno ha logrado por el momento evitar un salto del dólar que impacte la inflación pero intentará evitar un atraso del dólar ya que devaluará mes a mes con la inflación, compensando los salarios y jubilaciones del sector privado en forma discreta con atraso; esto quiere decir más recursos para el estado, menos para el sector privado, menor calidad de vida. Inevitable, pero esa es la realidad.
El objetivo que parece querer alcanzar esta administración es evitar la tensión cambiaria hasta lograr un acuerdo con el FMI y que se produzca el ingreso en abril de los dólares de la soja. Parece un puente demasiado lejos. En el corto plazo, la superliquidez internacional y el mundo financiándose a tasa cero con la mejora de los precios de los commodities juegan a favor pero nada se puede aprovechar en forma óptima y eficiente porque las tensiones políticas son negativas.
Los números no permiten suponer una reactivación rápida: la Inflación para los próximos meses no será inferior al 4% y se estima un IPC cercano al 50% en el 2021. Eso tiene dos motivos; la necesidad de esta administración de recaudar el impuesto inflacionario y la imposibilidad material de suspender ayudas sociales.
Este año se pierde el 13% del PIB, más que en cualquier otro país del G20 según las proyecciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Las restricciones de la pandemia han hundido un escenario que ya apuntaba muy negativo en el primer trimestre, producto de cuatro años de recesión y una deuda externa que a pesar de refinanciada le exige al país tasas de default. Las restricciones de la pandemia cerraron el círculo de un 2020 mucho peor que aquel 2002 de la crisis cuando la actividad cayó un 10,9%.
La recuperación, además, será mucho más lenta que en el resto de los países: Argentina no puede crecer más que un 3,7% en 2021 y un 4,6/5% en 2022 simplemente porque carece de crédito internacional y el sistema financiero local es minúsculo y aun asi esta exhausto de recursos para financiar al sector privado porque ha sido agotado por las necesidades del gobierno.
Al cierre del 2022 el PIB quedará a 3,5% del nivel pre crisis. México y Brasil, las dos mayores economías latinoamericanas, también caerán en 2020, pero ambas quedarán mucho mejor que Argentina: tendrán respectivamente, un 9,2% y un 6%. Como nuestro país ambos llegarán a 2022 sin haber recuperado los valores previos a la pandemia.
Las acciones políticas son contrarias a las necesidades de la economía y de la población
Al cumplirse un año de la asunción de Fernández la tendencia ha sido un avance de la vicepresidente sobre el poder. Ha logrado imponer su agenda en la Justicia y en los medios, consiguió el aumento del impuesto a los grandes patrimonios, impidió diálogos y eventuales alianzas con la oposición y en política exterior se acerca peligrosamente a China y está impedida no solo de romper vínculos sino de siquiera criticar a Maduro por los compromisos personales que – presumiblemente – se contrajeron durante las gestiones previas (doble embajada y demás) lo que deja al país en un limbo internacional muy pernicioso para conseguir lo más necesario: financiación para la recuperación.
En el Congreso, en diciembre está ratificando su influencia con la aprobación de proyectos clave como la reforma de la procuración general, el impuesto a los grandes patrimonios, el cambio en el coeficiente de ajuste jubilatorio y la reducción de la coparticipación de CABA.
El ejecutivo en la pandemia fracasa en dar prioridad a la vacunación, las encuestas muestran una disminución en la aprobación del gobierno pero con porcentajes diferentes de acuerdo a las que están a favor o en contra y la medición de pobreza e indigencia muestra niveles muy preocupantes que hubieran sido peores si la asistencia social del Gobierno no hubiese existido, pero que será imposible de mantener en el futuro. Se requiere un crecimiento muy violento de la actividad y una reforma laboral e impositiva seria para poder recuperar puestos de trabajo y que se instalen en blanco.
El proyecto sobre la interrupción del embarazo fue aprobado en Diputados pero en el Senado se mantiene la incertidumbre. Sin una acción muy vigorosa de la vicepresidente el proyecto no sería aprobado. El que impulsó esto es el presidente que necesita la aprobación antes de fin de año, y no la vicepresidente. Pero el tema está como en 2018, donde en Diputados se aprueba pero no en el Senado donde maneja CFK, ya que faltan solo 2 o 3 senadores para que haya mayoría. Si ella trabaja para alinearlos, algo que no ha hecho todavía, el proyecto sale. Si se mantiene pasiva y no trabaja, no. Vale recordar que la voz más antiaborto en el Senado es José Mayans, que es el presidente de bloque. De modo que políticamente, si este proyecto no sale, es una nueva derrota que CFK impone al ya desgastado Alberto.
El cambio de fórmula en los haberes jubilatorios es otro grave tema para Alberto porque falta acordar con minorías en Diputados, lo que probablemente se complique mucho porque el grupo de Lavagna anuncia su oposición y quiere incorporar la inflación al cálculo. Otro gran problema para Alberto.
En cuanto al impuesto a los grandes patrimonios aprobado en Diputados, lo sería también en el Senado. Lo mismo lo de los fondos retirados a CABA, pero este tema puede rebotar en la Corte, lo que sería una nueva derrota de Alberto, esta vez provocada por CFK al conseguir – con sus ataques a la Corte – que todos sus miembros se pongan de acuerdo. Por suerte para Alberto no todo ocurrirá en diciembre, la Corte demorará un poco más.
Lo que puede ser un golpe durísimo para el presidente sería el fracaso de la vacunación
El 3 de diciembre, Alberto Fernández anunció que 300 mil argentinos iban a ser vacunados antes de fin de año con la vacuna producida por Rusia, y que el ciclo se completaría en enero y febrero con otros cinco millones de dosis cada mes. El ministro de Salud de la Nación lo contradijo diciendo que “es difícil” que tan siquiera el objetivo de diciembre se pueda cumplir. Y lo atribuyó a la logística de los aviones, algo un tanto opinable habiendo miles de aviones en tierra, sin uso. Mientras, una delegación del ANMAT inspecciona en Rusia la planta de producción de la vacuna y – fuera de norma – la aprobarían tres personas en…San Petersburgo.
¨Vamos a tener la vacuna antes de tiempo, como en el primer mundo, a un precio infinitamente menor”, dijo el ministro de Salud de la Nación el 4 de agosto porque acababa de firmar el acuerdo de producción en Argentina con AstraZeneca, insinuando un logro del gobierno – que nada tuvo que ver – en la producción parcial de la vacuna.
Aseguró también que la vacuna de Oxford estaría disponible en nuestro país en el primer trimestre de 2021. Hoy, la realidad lo ha descolocado y están vacunando primero los países que firmaron acuerdos prematuros con otro laboratorio, Pfizer.
El Gobierno negoció con ambas empresas, aunque desde un principio las relaciones fueron mejores con AstraZeneca tal vez porque estaba en juego la fabricación del principio activo de la vacuna en un laboratorio de Hugo Sigman, cuyos contactos locales son bastante…fluidos.
La posibilidad de hacer el ensayo de la vacuna de Pfizer en Argentina dejaba supuestamente en buena posición al país para poder acceder a una cantidad de dosis cuando éstas estuvieran disponibles. Pero no fue asi. Eso se debió a que el Gobierno quería que la vacuna de Pfizer también se fabricara en el país, al igual que se hará con la de AstraZeneca. Para eso se requiere transferencia de tecnología y pretender eso de Pfizer excede cualquier lógica, especialmente si el mercado es controlado por la oferta y Pfizer es el primer oferente mundial.
A partir de allí pueden o no, elaborarse toda clase de teorías conspirativas, pero la única verdad es la realidad: nuevamente falló Fernández en sus compromisos, pero esta vez fracasó en lo peor que podía fallar: la salud de la población. El hecho que Pfizer pudiera acelerar su aprobación – en buena medida – fueron los 6.000 voluntarios testeados en el Hospital Militar, lo que le permitió adelantarse a la de Moderna, pero el gobierno no pudo, no quiso o no supo tomar esa ventaja.
Los 6.000 voluntarios argentinos, que permitieron el ensayo de Pfizer han logrado que hoy norteamericanos y británicos se estén vacunando mientras la población local espera el desenlace de la dudosa Sputnik V y la atrasada de AstraZeneca. Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y otros países, no tuvieron dudas en comprarle a Pfizer y al contrario de lo que prometió el ministro de salud, esos países del primer mundo los primeros que están aplicando la vacuna.
México – como para complicar aún más al presidente y a su ministro – anunció que el 22 de diciembre comienza a vacunar a las primeras 125.000 personas con la vacuna de Pfizer sin hacerse mayores problemas por Slim ni su Astrazeneca.
La vacuna rusa, será aprobada, y se hará un intento – imposible de cumplir – para tenerla entre fines de este año y comienzos del próximo.
Mientras, el Gobierno busca con mucha preocupación alguna forma razonable de explicar a la población que fue lo que impidió un acuerdo con Pfizer, el ministro adelanta “condiciones inaceptables” por parte de la empresa como que el laboratorio considera insuficiente la ley de inmunidad que votó el Congreso por los eventuales efectos adversos que pueda tener la vacuna, y el pedido de que sea Alberto Fernández el que firme el acuerdo, condiciones que no detuvieron a quienes pusieron por delante las necesidades de su población antes que a los potenciales intereses personales y políticos.
Mejor no leer entre líneas, porque esta situación puede resultar catastrófica para el presidente.
Comprar vacunas de Pfizer hoy es imposible, era muy simple a mediados de año cuando todo el mundo se volcó en busca de esa primera alternativa. Varios países tienen firmados acuerdos de compra con la empresa desde mitad de año. No es el caso de Argentina.
Si no hay un acuerdo con Argentina es porque nuestro país no acepta algo que otros aceptan o pide algo que otros países no exigen…
Perspectivas de corto plazo
El gobierno depende de controles para manejar la presión cambiaria en medio de grandes dudas sobre la forma del financiamiento en general. El gobierno alcanzará un acuerdo condicionado con el FMI que dará cierta estabilidad pero debe tenerse presente la renuencia oficial a comprometerse con un plan de consolidación económica.
Mientras tanto, la pandemia está lejos de estar bajo control, se vislumbran nuevos graves fracasos en la vacunación, y se acercan las elecciones de mitad de período de octubre de 2021, lo que aumenta los riesgos para la estabilidad y la gobernabilidad.
El problema para poder proyectar algo en nuestro país es la vaguedad de los enunciados, la escasa credibilidad de las políticas públicas aun cuando estén en el Presupuesto Nacional. Los anuncios del gobierno son tan inconsistentes, variados y contradictorios que no permiten elaborar ningún escenario posible aun en un cortísimo plazo.
No obstante se puede proyectar que la inflación de noviembre será mayor al 3.8% y en noviembre no bajará de 5%, con un crecimiento del dólar oficial de 4% y tasas de interés en pesos para depósitos del público menores al 3 % lo que las convierte en negativas respecto de la inflación y muy alejadas de las expectativas en cuanto al incremento del tipo de cambio. Habrá necesariamente un aumento de la tasa de interés al público en línea con la política de mejorar el clima cambiario.
Había consenso en cuanto a que el gobierno trataría de mantener controlada la inflación hasta el primer trimestre del 2021 conservando el congelamiento de precios y tarifas hasta 2021 lo cual llevó a suponer que la inflación de 2020 sería 44% y la de 2021 42%, pero la realidad fue que 2020 tendrá 37% de aumento (artificial) y en 2021 saltará a 52% o superior.
Artificial porque durante 2020 estuvieron congeladas las tarifas, el transporte, los alquileres, la telefonía, los combustibles, los servicios de TV privada e internet y el precio de muchos alimentos estuvo controlado, con aumentos menores de los demandados por las empresas todo en medio de una recesión que provocó menor presión inflacionaria, algo que no ocurrió en 2019 sino desde las PASO.
El peso se cotizará probablemente a 90 x dólar en el mercado oficial al cierre de 2020, esto es un 41% de depreciación en el año. El problema seguirá en los mercados paralelos, en donde la brecha llegó al 150% en octubre, luego bajó y se mantiene estable por el momento.
La población media no puede definir bien el motivo pero la situación ya le resulta intolerable
El salario cayó en agosto 5% anual comparado con la inflación, las cifras de desempleo son 13,1% en el segundo trimestre de 2020, los niveles de pobreza e indigencia son estigmatizantes por lo cual, la realidad es mala.
Es posible tomar crédito con un costo inferior al de la inflación y como la devaluación del peso es similar a la inflación mensual es rentable tomar créditos en pesos y con esos fondos quedar a la expectativa para comprar dólares en el caso de importadores. Esta inconsistencia incentiva las importaciones y fomenta sobrefacturaciones y acopio de materiales importados. Se puede proyectar que esto será modificado.
En octubre el volumen de las exportaciones cayeron 21,6% a pesar de los precios internacionales, y las importaciones solo bajaron 2,8% mientras e nivel de actividad medido en PBI esta 4,9% abajo del mismo mes del 2019, Esta es una coyuntura que el ministro y el BCRA ajustarán mediante alternativas de inversión, porque de otro modo la prolongada crisis cambiaria se acelerará a niveles peligrosos.