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≈ Comentarios desactivados en La inflación argentina tiene nuevos motores, que se suman a los tradicionales bruscos movimientos devaluatorios o modificaciones de precios y valor de servicios regulados por el gobierno.
A septiembre de 2022 hay una inflación al 7% mensual, la expansión monetaria rumbo a 100% anual por el déficit fiscal, el BCRA casi sin reservas propias, una brecha cambiaria de tres dígitos, el dólar oficial atrasado, las tarifas públicas atrasadas, el mercado de deuda en pesos prendido con alfileres a fuerza de emisión monetaria y el Acuerdo con el FMI desviado, con el desvío aceptado por mutua conveniencia.
La inflación tiende a aumentar, no a disminuir, por componentes atípicos.
La dinámica actual del aumento de precios, tiene características distintas a la de años anteriores, y a la historia inflacionaria. En nuestro país, el aumento de los precios siempre estuvo directamente asociado con bruscos movimientos devaluatorios o modificaciones de precios regulados por los gobiernos.
Sin embargo, en los cuatro últimos meses no hubo bruscos movimientos cambiarios, y tampoco hubo modificaciones relevantes en los precios regulados que pudieran impactar significativamente en el índice de precios del último trimestre.
El Banco Central aceleró la devaluación del peso en los últimos dos meses, pero no bruscamente, devaluando al 6% mensual. Hasta agosto el peso había perdido valor por 35%, esto es 21% menos que la inflación. No hubo bruscos movimientos devaluatorios.
En cuanto a los precios regulados, si bien se han incrementado en los últimos tres meses, los precios de bienes y servicios subsidiados o sujetos a regulación/control estatal o que contienen un elevado componente impositivo, carecen de mucha importancia en el cálculo del nivel general de precios. Los precios regulados se han incrementado muy por detrás de la inflación: 10% por debajo en el año, 20% en los últimos 12 meses.
Desde el comienzo de la actual administración, el IPC aumentó 221%, y los precios regulados aumentaron 131%. (90% menos). No hubo entonces, modificaciones significativas de precios regulados.
La inflación núcleo de los últimos 180 días (que no contempla los movimientos estacionales, ni los precios regulados) también se incrementó por encima de los tres dígitos anualizados, lo mismo que ha ocurrido con el nivel general de precios, lo cual convalida la nueva vida propia de la inflación.
Hay persistencia inflacionaria en niveles mensuales muy elevados que no está asociada a una devaluación discreta, a componentes estacionales ni a precios regulados, pero contiene incrementos de precios mayoristas muy por encima de los minoristas. Este conjunto de indicadores es una clara señal de que la economía ha ingresado en una nueva dinámica inflacionaria.
Esto quiere decir que, a las causas habituales de la inflación en argentina, se añaden nuevos motores, ninguno controlable por el gobierno:
el costo del exceso de pesos en el sistema, porque las Leliq, que son derivadas de la emisión monetaria, ya suman más de USD 50.000 millones al tipo de cambio oficial.
el BCRA acaba de elevar la tasa efectiva de las Leliq a 100% anual, lo que implica que si el BCRA mantiene estas tasas emitirá $7 billones en un año, sólo para el pago de intereses de esas letras.
para tomar idea de la magnitud, toda la base monetaria suma $4,3 billones, es decir se emitirá 63% más que la base monetaria (todo el dinero en circulación) solo para pagar intereses de las letras que se emitieron para evitar un fogonazo inflacionario ante la desmedida emisión.
Estos nuevos componentes que impulsan la inflación, son todos de larga duración, originados por un déficit primario de 4.8% del PBI, que dio lugar a la emisión.
A su vez, la emisión monetaria obligó a emitir Leliq para detener el efecto multiplicador de los pesos en los bancos. Colocar Leliq (y otros recursos de esterilización) en los bancos tiene un costo que se paga al banco por reemplazar con Leliq los depósitos que la emisión ha generado.
Hoy ese costo ha llegado al 100% anualizado y es un monto similar al 5.2% del PBI, que con el déficit primario conforman un déficit total del gobierno de 10% del PBI.
Si asumimos que el PBI al cierre de 2022 rondará los U$S 510.000 millones, nuestro país debe resolver una deuda interna del gobierno con el sector privado de aproximadamente U$S 50.000 millones. Nada indica que esta administración ha encarado el problema con la gravedad que tiene, limitándose a resolver el día a día.
Para tomar idea de la gravedad de esta situación: la acumulación de pasivos monetarios en el Banco Central en forma de Leliq y pases superan el tamaño de la base monetaria y garantizan que la inflación futura será muy difícil de contener.
Todos los motores inflacionarios, generan expectativas negativas, por lo cual el IPC registra un aumento mensual promedio de precios del 7,0% en agosto, que resulta superior a la inflación promedio mensual del último semestre – 6,2% – lo que marca una tendencia muy negativa hacia el futuro.
La tendencia luce no controlable: desde marzo hasta agosto los precios aumentaron 43,7%. Y por primera vez desde la hiperinflación, previa a la Convertibilidad, la economía argentina sufrió un semestre con una inflación anualizada de tres dígitos 107% TEA.
De continuar una tasa mensual del 7% derivaría en una inflación anual del 125%. Desde la gestión de Alfonsín, con una inflación del 398%, que no registrábamos tasas inflacionarias de tres dígitos.
Por otra parte, y para mostrar una posible profundización del aumento de precios minoristas, el índice de precios mayoristas, en su variación mensual de agosto, muestra un aumento del 8,2%, muy por encima del 7% al consumidor.
Los precios mayoristas son siempre el preludio de la inflación minorista posterior (los mayoristas trasladan en gran medida a los minoristas) por lo cual la inflación de septiembre no será menor al 6.5/7.5%.
En septiembre, los alimentos y bebidas muestran un aumento mayor al esperado 7,2% mensual según proyecciones semanales en supermercados. Habrá también aumentos en los productos regulados: tarifas de luz 1.4%, gas 14.9%, y subterráneos 40%), cigarrillos 11,3%, colegios en la provincia de Buenos Aires 9%, servicio doméstico 10% y expensas 10%.
Se terminó el relato de la inflación importada
El aumento interminable de los precios ha generado el constante ejercicio del gobierno de vincularla con la inflación importada, para relativizar lo que ocurre: ya no da para más.
El relevamiento de precios internacionales de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación que utilizaba el gobierno como relato se dio vuelta hace varios meses.
Ha quedado claro en el índice de precios promedio de los alimentos elaborado por esa organización de las Naciones Unidas porque en agosto llevaba cinco meses de bajas consecutivas, cayendo 14% contra marzo.
Se trata de una estadística compuesta por subíndices que miden cotizaciones de productos de las góndolas de la Argentina. Van desde manteca, queso y leche; de carnes de vaca, cerdo y pollo hasta aceite de girasol y de soja, derivados del trigo y del maíz y azúcar.
Los números de la FAO de agosto indican que el precio del azúcar ha retrocedido al nivel más bajo desde julio de 2021. También, que la carne vale menos que en mayo y los lácteos menos que en marzo.
Por lo tanto, la inflación en Argentina es cualquier cosa menos algo vinculado a la inflación importada: el índice de Naciones Unidas acumula ya cinco meses de baja consecutivas.
Eso no ocurre en la Argentina, sino todo lo contrario y en dimensiones idénticas a las que pueden encontrarse en Zimbabue, Sudán, Líbano, Siria y Venezuela, esto es, las que existen en los países que lideran el ranking inflacionario mundial.
En consecuencia, fue necesario aumentar la tasa de interés para enfriar la dinámica creciente de precios, a un costo muy alto
Ante todas estas circunstancias, las monetarias, el costo del déficit derivado y su impacto en la economía real, el Banco Central aumentó las tasas de interés, con lo cual las LELIQ tiene un ahora un costo de 75% TNA, lo cual significa para toda la economía haber convalidado una tasa de referencia del 107%, aceptando implícitamente que la inflación de 2022 no bajará del 100%.
Al 75% anual, llegó la tasa mínima para plazos fijos a 30 días, para personas físicas, que depositen hasta $10 millones. En consecuencia, habrá aumentos en el costo de financiamiento al sector productivo y para consumo.
La tasa en pesos que paga el Banco Central es, al 21 de septiembre 99,5% anual, a 13 meses 104, % anual y a 4 años una tasa en pesos del 97,5% anual. Esto es indicativo de que el gobierno ha asumido que la inflación está descontrolada.
Sin embargo, el presupuesto del año 2023 prevé una inflación de dos dígitos, algo contradictorio con la realidad tanto comparando con la tasa de descuento que el mercado le pone a los bonos, con la tasa de referencia de las Leliq y con cualquier estimación no oficial.
Habrá una fuerte caída del nivel de actividad y del consumo desde octubre en adelante
Con estos niveles de tasas de interés e inflación, la posibilidad de apalancamiento (tomar deuda para mejorar su actividad y obtener beneficios superiores a la tasa de interés) ya no existe para productores, solo para especuladores.
Por otra parte, el costo de financiamiento para el consumo será aún más elevado, por lo cual, se cumplirá el inmutable principio de caída del nivel de gasto y consumo.
Se acordó con el FMI mantener una tasa real positiva.
Este ritmo inflacionario hace imprescindibles tasas de interés que se acercan a ser positivas, por el nuevo y poderoso impacto monetario que tendrá la acumulación de divisas que está tratando de conseguir el Banco Central a través del dólar soja, en forma muy desprolija.
Tras el dato de inflación, y las idas y vueltas del Banco Central con los productores agrarios, el mercado cambiario reaccionó. Los tipos de cambio superaron los $300. No solamente aumentaron los precios de las divisas sino también los montos negociados, porque la operatoria del dólar soja aumenta la brecha.
Pagar los costos de una devaluación temporaria y para un sector, no suena como una buena política económica, porque produce efectos redistributivos regresivos.
El escenario económico decae, no habrá una implosión sino un triste atardecer constante. Las variables económicas no se han movido, con o sin Massa, los agentes económicos no esperan que la oposición se defina, porque sería caer en la trampa de compartir infortunios, y no piensan siquiera en dar una señal o una idea de lo que podrían llegar a realizar.
En este medio ambiente condicionante, lo único seguro es que el peso seguirá cayendo en los mercados libres y la inflación dominará la escena. Los bancos, incluyendo al Nación solo toman plazo fijo ajustados por inflación hasta $ 3 millones por cuenta. Los bonos en pesos que ajustan por inflación tienen tasas negativas a corto plazo que desalientan la inversión.
≈ Comentarios desactivados en The need for a hard fiscal adjustment forced the adoption of orthodox measures, taken in emergencies, which gave the local market a minimum and transitory tranquility.
The need for a hard fiscal adjustment forced the adoption of orthodox measures, taken in emergencies, which gave the local market a minimum and transitory tranquility.
In 2022, GDP will be the same as in 2011. Due to the increase in population, the GDP per person will be 13.6% lower than 11 years ago.
A substantial GDP decline is indicative of an economic decline, of persistent deep stagflation that impoverishes the inhabitants, in a social and political environment conditioned by sectorial intemperance that prevents agreeing or even discussing a program to revert the situation.
However, orthodox measures in an emergency gave the market a minimum and transitory tranquility.
The economic, social, and political crisis is of unthinkable proportions.
GDP per capita is 10% lower than in 2011; the economy has contracted in 6 of the last 11 years; average inflation in the previous ten years was 40% and will soon exceed 100%; the private sector created only 688,000 jobs in 10 years, of which only 67,000 were in a dependent relationship, and, in the same period, the public sector added 1,000,000 employees. 53% of the inhabitants receive their income from the state, almost without adding any productivity.
Social indicators show this economic misfortune: 36% of people have been below the poverty line since the beginning of 2019, and the percentage will reach 45% in the second half of 2022.
The unparalleled lack of expertise or selfishness of politicians, all of them, is the cause. Politicians from all sides are not up to facing any problem, and the most radicalized wing of the ruling coalition has gone so far as to question a fundamental principle: equality before the law. Moreover, they were able to turn a mass, inopportune and hypocritical, with a distinguished official, an active pro-abortion militant, taking communion. They managed a partisan act and a confrontation with the church.
The projections of the GDP in dollars until the year 2030, made by the same government through the Ministry of Finance, taking into account the population growth rate of Argentina (1.1% per year), indicate that only in the year 2027 the GDP per capita of Argentina would return to the levels of the year 2010.
In other words, it will take five years to return to the GDP (Gross Domestic Product) of 2011. meaning that the country’s inhabitants are, on average, much poorer than 11 years ago and that it will take more than a decade to return to producing, consuming, and exporting the same amount of goods and services as in 2011,
The economies of 80% of the world are progressing to a lesser or greater extent. The inhabitants have a stable or increasing average standard of living; in our country, we have regressed to such an extent that 45% of the population struggles to avoid falling into poverty. For decades, the culture of despising the local currency as a safeguard of value became a must. That is the origin and one of the consequences of permanent inflation.
The endless increase in prices drives the transfer of income from the private sector to the government and from lower-income people to those with higher earnings. It has generated, and we have accepted, a permanent distributive struggle between power sectors that increasingly wears down an already dangerously frayed social fabric.
Society is facing a crisis of historic proportions, where political, economic, and social situations converge. Since 1983, Argentina experienced two problems of similar magnitude, 1989 and 2001.
Three elements characterized both:
Lack of control of economic variables,
Loss of control of the people in the streets,
Permanent occupation of public spaces with almost violent connotations,
early resignation of the president.
In this context, it seems to have started a path in that direction.
On the political level, the situation finds the reappearance of a historical constant. The antagonism between Peronism and anti-Peronism, in force between 1945 and 1970, is very similar to the one that today confronts Kirchnerism and anti-Kirchnerism.
In 1974, the embrace between Perón and Balbín effectively moderated the political rift that led to a low-intensity civil war between June 1955 and June 1956. Today, to contain the antagonism that the attack against the Vice-President has exacerbated, a meeting between her and Mauricio Macri, the most notorious figure of the opposition in institutional terms for having been the only anti-Kirchnerist president in the last two decades, a man sinuously and stubbornly clinging to a vindication that he will not receive, is unthinkable.
There is a lack of historical vision to look with distance at the day-to-day events of the crisis Argentina is going through, which prevents the generation of concrete steps to contain and channel it.
Attacking the Vice-President on September 1 shows an escalation of the crisis and an accelerated dynamic in its development.
1. On August 22, the prosecutor’s accusation against the vice-president occurred within the trial denominated Causa Vialidad.
2. Five days later, on the 27th, violent events occurred in front of her home between her activists and the Buenos Aires police.
3. Five days later was the attack.
The statements made by the senators’ bloc president of the Frente de Todos, José Mayans, on September 4 threatened that the trial should be suspended. The only path to ensure social peace, according to his words. However, the resumption of the September 5 trial has been the worst step in escalating the conflict, the discouraging reflection of the political class.
The statements came from the highest public officials of the ruling party about sanctioning a «hate law» -in force in Venezuela. On Sunday 4, Nicolás Maduro recommended Argentina-encouraged reactions from the opposition. However, the resistance conditioned by the electoral pre-campaign it is going through internally, with a washed dissertation that must carry a lead life water preserver, something as vintage as Macri. They do not seem to be the homeland saviors.
All this has taken place in two weeks. That is to say, and the political crisis is developing with great speed when there are fourteen months left for the elections and eleven for the PASO.
There is no management or predisposition to contain and channel the crisis from any power corporations: each has its agenda.
Today the tension and political antagonism are even more substantial than two weeks ago when the accusation occurred. The social movement’s claims will also return to the streets in search of space in the distribution of what is not there.
The economy is suffering from the political lack of control and is becoming increasingly disorganized.
The attack has strengthened the centrality of Cristina Kirchner. Her son has talked about the eventual candidacy of his mother. Something politically unthinkable.
The president has been placed in a very dark background and with no chance of returning to the scene.
The circle surrounding the vice-president has started an offensive for the displacement of the Minister of Security, Aníbal Fernández, accused of security failures and errors or negligence in the investigation of the attack. It is unlikely to see him removed because he is the last bastion with some apparent weight of the president, who, apparently responsible for the security of the vice-president, is not. Other subway protection mechanisms also failed.
The Vice-President openly criticizes the head of the AFI (Federal Intelligence Agency) for not having accepted a senator who answered to him to accompany him on the PASO list.
Sergio Massa arrived in the United States in search of more dollars that could come from the IDB, the CAF, the IMF, and U.S. banks, after taking his most important measure -to raise the so-called «soy dollar» to 200 pesos-. Such an increase is a questioned measure to comply with the agreement with the IMF.
The president’s decision to decree a national holiday on September 2 to allow the mobilization that took place in repudiation of the attack -in which only the ruling party participated- underlined the attempt to use the attack politically.
Juntos por el Cambio successfully nationalized the campaign in Marcos Juarez. This strategy gave unexpected results and will try to turn it into a boost for next year’s dispute in Cordoba.
The celebration in this small city in the southeast of the province emboldened the referents of the space by breaking the Peronist hegemony since 1999 (without the opportune absence of Kirchnerism). However, beyond the blow, they will have to overcome the challenge of reaching an agreement to avoid repeating the dispersion of three years ago.
At the international level, the resounding defeat of the constitutional reform in Chile, the first setback of the turn to Latin American progressivism in a year and a half, and the narrowing of Lula’s lead over Bolsonaro generated a threat to the Vice-President’s political strategy. They may lead her to extremes, given her opinionated attitude towards the problems.
In the opposition, the division is deepening. At the same time, the political antagonism that has escalated gives more space to the «hard» sectors.
This environment has deepened a discouraging economic outlook.
To these structural problems must be added circumstantial difficulties that make the solution farther away: the economic crisis after the government’s possibility to finance itself in pesos fell on June 8 generated an excessive issuance of money and an even stricter restriction that prevented the payment of imports at the end of June.
This administration has generated an economic environment that conditions them, where excessive monetary issuance has been prioritized, provoking an increase in devaluation expectations due to the inability to increase reserves, stimulating pressure on the exchange rate gaps, which doubled to 145/159% the day before Massa’s appointment.
It was so obvious, evident, and alarming the need to make a substantial adjustment that Massa’s appearance and some announcements gave a minimum of tranquility to the market.
The initial presentation of the beginning of an adjustment of the public accounts gave way to some stability in a shaky situation. Once again, expectations drive the economy: with a simple statement of an attempt to improve the fiscal deficit, save foreign currency and cool the economy with high rates, the exchange rate gaps dropped 50 points to 104/111%.
Still high, similar to the peaks observed in economic crises, such as the hyperinflation of 1989 and the tragic moments of 1983, however lower than the 280% of 1975.
The quotation of dollarized bonds increased 20% since Massa announced the adjustment. In the Buenos Aires Stock Exchange, the Merval stock index improved by 50%, and the shares of Argentine companies traded in dollars (ADRS) increased; YPF (+64%), Edenor (32%), Transportadora Gas del Sur (+27.2%) and Galicia (+18.9%).
Measures to correct the fiscal deficit are in force, which increased alarmingly during almost the entire term of the current administration and to control the surplus of pesos resulting from a dynamic with a high degree of irresponsibility.
On the positive side, the anguish of July 8 forced to redirect the macro economy, trying to orient it towards what was agreed with the IMF, even though the measures are not entirely balanced and do not have equilibrium as their core.
Nevertheless, something positive can result from this because Massa managed to put together – painfully twisting the vice-president’s arm – a dedicated and severe economic team, the best he could get. Regarding fiscal spending and monetary and financing correction behavior, steps are in the right direction.
First, a solid fiscal adjustment was initiated: in July, for the first time in 10 months, government spending grew less than inflation, and the primary deficit fell by half in real terms compared to a year ago. Direct spending in July was 10.7% lower than in the year’s first half and 6.2% lower than in June.
Secondly, cash-flow measures, such as anticipating the payment of income tax for 2,000 companies for $100 billion, Are in force. Also, reducing subsidies to energy prices, something neutral or insufficient for 2022 because they do not reach $50 billion, and other spending reductions for more than $130 billion.
These adjustments do not include the payment of a bonus to retirees and family allowance recipients, totaling more than $150 billion. It was also decided to reduce the budget in some areas, and the spending was under-executed by several new overvalued ministries.
The sharp adjustment provided a $210 billion cut in spending on education, public works, economic subsidies, and health, which resulted in a reduction of budgeted expenditures of $128 billion, equivalent to 0.16% of GDP. The wing of the government that responded to the Vice-President had to surrender to the evidence in resounding silence.
With these adjustment measures, if the government does not increase spending until December with a reasonable revenue projection, the primary deficit would be 3.39% of GDP in 2022. It would be necessary to lower an additional 0.89% of GDP in the last five months of the year.
This will not be easy because, in aggregate,
the adjustment reduces spending by $125.5 billion, or 015% of GDP.
The advance on profits generates revenues of 0.12% of GDP,
and the reduction of subsidies reduces spending by 0.06% of GDP.
Reducing other expenses reaches 0.16% of the GDP,
and bonuses to retirees and family allowance beneficiaries consume 0.18% of GDP.
The net result is a deficit reduction of 0.4% of GDP, which is both necessary and insufficient.
Secondly, cash-flow measures were taken, such as anticipating the payment of income tax for 2,000 companies for $100 billion.
This decision will reduce subsidies to energy prices, something neutral or insufficient for 2022 because they do not reach $50 billion, and other spending reductions for more than $130 billion.
These adjustments do not eliminate the payment of a bonus to retirees and family allowance recipients totaling more than $150 billion. It was also decided to reduce the budget in some areas, and the spending was under-executed by several new overvalued ministries.
The sharp adjustment provided a $210 billion cut in spending on education, public works, economic subsidies, and health, which resulted in a reduction of budgeted expenditures of $128 billion, equivalent to 0.16% of GDP.
In resounding silence, the wing of the government that responded to the Vice President had to surrender to the evidence.
With these adjustment measures, if the government does not increase spending until December and a reasonable revenue projection is taken into account, the primary deficit would be 3.39% of GDP in 2022. To reach the agreed deficit of 2.50% of GDP, it would be necessary to lower an additional 0.89% of GDP in the last five months.
This will not be easy because, in aggregate, the adjustment reduces spending by $125.5 billion, or 015% of GDP.
The advance on profits generates revenues of 0.12% of GDP, and the reduction of subsidies reduces spending by 0.06% of GDP. Reducing other expenses reaches 0.16% of the GDP, and bonuses to retirees and family allowance beneficiaries consume 0.18% of GDP.
The net result is a deficit reduction of 0.4% of GDP, necessary but insufficient.
The new economic team has initiated a more aggressive financing policy and coordinated with the Central Bank by increasing interest rates and financial conditions appropriate to the debt renewal situation. These measures strongly reduced the fear of defaulting peso debt and decompressed the short-term scenario.
These decisions made it possible to achieve a good debt swap with renewals for more than 2 trillion pesos, with only three bonds, indexed by whichever is more beneficial for the lender: CER (inflation) +2% or variation of the official exchange rate.
They matured $2,547,000 million between August and October of this year and were 80% renewed. There are still $800 billion in debt maturities in the private sector for the remainder of the year until December.
The actions, now better coordinated with the Central Bank, substantially reduced devaluation expectations because there will be no need to issue more pesos to finance the public administration deficit and much less to postpone maturities, so the monetary base will not be expanded by debt payments.
It went from a policy of low rates and exchange rate devaluation below inflation levels to a more aggressive monetary policy, with currency contraction and rate hikes. It also began to adjust the exchange rate at a pace similar to inflation. This has resulted in an economy with a high recession and a drop in consumption levels.
The previous decisions of the Vice-President’s advisors took her almost to the point of no return, where she still is.
There was a good swap with two other bids in August, where $509,000 million was obtained when the debt maturities were $115,000.
An additional $394 billion and funds were raised for almost three months, something unthinkable two months ago when the local debt market collapsed due to the lack of expertise.
As a consequence of the adjustment, the Treasury did not need to issue currency, generating a contraction of the monetary base.
Already in August, up to August 26, the Treasury had required issuance for $172 billion. Still, the consistent debt tender on August 28, raising $240 billion, generated a neutral fiscal result in monetary terms in the first month of this new orientation.
The picture shows how much can be done with an adjustment principle:
Leaving aside the enormous pressure from the various corporations, these measures of ¨forced macroeconomic reordering¨ have their negative but manageable counterparts.
Postponing debt maturities and modifying the financing policy stopped – for the time being – the acceleration of the crisis.
However, it must be considered that the debt with the private sector will increase by 70% in 2022 with an inflation of 56%, and 90% of the total has already been indexed.
It was also not possible to take on debt with maturities after 2023 so heavy maturities accumulated in 2023, avoiding a crisis of unforeseeable consequences.
The adjustment is tough, but that is not something the vice-presidency can discuss.
Due to the firm and timely measures, there was a slowdown in monetary expansion. In August, the economic base (money in circulation) contracted by $105 billion.
Huge contrast: in July, it had grown by $335 billion and in June by $214 billion, with a government spending festival.
There was a contraction of 2.5%, despite the issuance of $171 billion, offset by increased loans from the private sector.
Bank deposits in pesos in August increased 0.1% but over the last three months had grown by 2.0% on average. In the last 30 days, private deposits increased 2.7%, while in the previous three months, they had risen 7.8% on average.
The fact that bank deposits in pesos are not increasing means that monetary aggregates are moderating, and the issuance carnival is being contained.
It was expected that the monetary policy would be very restrictive due to the government’s issuance, a consequence of the pesos issued to buy the bonds that the private sector hastily got rid of due to the debt crisis of June 8.
By raising the interest rate, better fixed-term placements were obtained. The monetary policy rate (the 28-day Leliq rate) was increased by 9.5%, from 79.8% effective annual rate to 96.8%.
Furthermore, the minimum rate for time deposits was increased by 8.5%, i.e., 96.5% per annum. The objective, contrary to the rest of the world, where the rate had to be increased to strengthen the demand for pesos without considering the cooling of the economy. The lesser evil.
Given the authentic and official figures, it can be affirmed that there is an improvement in fiscal and financing matters, in the prices of Argentine assets, and some closing of the gaps, simply due to an impressive moderation of the monetary expansion.
Positive signals for the market, with greater economic rationality in times of high uncertainty.
It would seem that the extreme populist wing has recognized -with a painful silence in the face of the adjustment- that to make populism, one must have resources. Not having them, populism becomes voluntarism, inapplicable because voluntarism only gives results if there is no way to execute the will.
There is a long and rocky road to travel on the exchange rate issue.
As can be seen, there is an attempt at a classic fiscal and monetary adjustment, but without discreet devaluation.
So far, we have described the fiscal and monetary aspects, but not the exchange rate aspects—tariff hikes, a booming domestic debt swap, control of cash expenditures, and interest rate increases.
However, there is more muddy ground; the accumulation of reserves. It starts with an «agrarian soy dollar» because it cannot be done with other products since they are consumed internally, and doing so would be very inflationary. Soybeans are hardly consumed in the country. A corn/wheat/meat/meat/Malbec/software dollar would be impossible.
It is necessary for producers to sell in September and for exporters to advance revenues. Nobody has committed to doing anything yet. The objective of Massa and his team is to obtain an extra sale of US$ 2 billion, buying up to US$ 5 billion at $200 instead of US$ 3 billion at $140.
This measure strengthens the reserves but increases the primary and secondary fiscal deficit.
The decision will generate more income from withholdings and producers with better pay, but there are no free lunches in the economy. Because the «agricultural dollar» at $200 implies that, indirectly, fiscal income falls.
This is so because the Central Bank will have to buy the number of dollars sold at $200, that is, $60 more than the $140 it would have purchased, but it has to sell to importers at $140.
That is why on September 9, it was almost decided to add more tax to the expenses of any kind made by individuals abroad. The tourism deficit is growing every month and is on its way to U$S 10,000 million per year, so there will surely be measures.
To buy an additional US$ 5 billion at $ 60 per dollar, – issuing – US$ 300 billion will be obtained—almost 60% of the entire effort of financial savings and tax advances that Massa is making.
This new surplus of pesos will be sterilized with Treasury bills and bonds (indexed by inflation, dollar, or «dual») or in Central Bank papers, increasing the public debt and with the increase in the reference rate (the current one: 69.5% per annum) that will take place next week, once the August inflation rate is released on Wednesday, which, by the way, will be between 6.5% and 7%.
So: for the macro economy, the «transitory» dollar – soybean at $200 is the same as lowering withholding taxes to 4%. The Central Bank accounts for the drop in income because it buys dollars at $200 and sells them at $140. The loss would be in the Treasury’s revenue if withholding taxes were lowered.
The net macro-consolidated effect is the same.
Nevertheless, there is a fundamental goal of double consequence: more reserves means less risk of default with the IMF and less chance of being forced to devalue a step. From that point of view, it is positive to do so.
On the other hand, the government’s need for pesos to be covered by the issuance will be much higher in September than the equivalent of one month of withholdings. There will not be less revenue, but there will be a counterpart in monetary issuance with its costs.
In September 2021, the Central Bank sold U$S 1,000 million and the agricultural sector U$S 2,400 million, so if U$S 5,000 million is achieved this year, the Central Bank can buy U$S 1,500 million. It already exceeds U$S 980 million and may buy U$S 1,000 million more.
In addition, US$ 500 million will come in from the IDB at the end of the month, which could increase net reserves to US$ 3.5 billion by the end of September, from the current US$ 2.1 billion. Insufficient for the US$ 6,425 million agreed with the IMF for the 3rd quarter.
On the other hand, in the ¨medium¨ term: the Central Bank is selling dollars in the future dollar market, and today its sold position is higher than U$S7,000 million, but the agreement with the IMF is for U$S9,000 million, and Kicillof left in December 2015 a massive amount of U$S17,000 million dollars sold in the future market.
With these numbers and in the absence of new measures, the goal of the IMF regarding the accumulation of net reserves is impossible to meet today.
The stock of net reserves is U$S 2,000 million below the end of 2021 when according to what was agreed with the IMF, the year should end with U$S 5,110. This means that reserves should accumulate U$S7,796 M until the end of the year, which today looks almost impossible without new measures.
Two problems make this difficult:
First: in the years that there was an exchange rate cap, the Central Bank sold, in the last four months of the year, more than U$S2,000 million – in 2013, 2015, 2020, and 2021 –
Second, the Chinese yuan substantially depreciates, devaluating the Central Bank’s reserves. In August, gross reserves fell by U$S1,501 million, which explains the loss of U$S644 million. So far this year, the fall in total reserves is U$S3,021 million, of which U$S2,300 million was due to the yuan’s depreciation against the dollar of 8.1% in 8 months.
Devaluation expectations did not disappear, and they were attenuated.
The decision of the new economic team not to devalue, not inspire inflation and further impoverish the population requires more fiscal and monetary adjustment than announced and a sharp drop in activity.
With a Central Bank with few net reserves, there is always the risk of a devaluation jump in the official exchange rate. The lack of budgets and the current juncture alter the economic agents’ idea that a slightly increasing crawling peg of 6% in August will be sustainable over time.
No reserves, high demand for dollars, and the devaluation dilemma.
With excess demand for dollars oversupply, the peso should be devalued. Nevertheless, the government cannot and does not want to downgrade. Populism requires an overvalued peso because a devaluation would instantly impact uncontrolled prices due to the current very high inflation levels.
The economy would enter an even higher inflationary regime, and the actual effects of the devaluation would be immediately lost. Consequently, depreciation is out of the question, and attempts will continue not to devalue, hoping for a more excellent supply of dollars with control of external payments.
Massa chose sectorial and transitory devaluations, one of agriculture and tax reductions in other sectors, including energy, where his friends operate. With this, the short-term problem will eventually be reduced, but the impossibility of economic growth in the medium and long term will be worsened.
On the other hand, an eventual exchange rate split would imply that all service, financial and foreign expenses or the purchase of tickets would go directly through the financial channel, which would put upward pressure on the gap (which is already at an excessively high level). Therefore, it also resists the split.
Inflation, high-interest rates, and the lack of foreign currency will cause the level of activity and consumption to fall.
In the year’s second half, there will be much fewer sales due to the lack of credit, tightening credit conditions, and price rises. Clothing, footwear, furniture, household appliances, and many electronic products will be in short supply due to the lack of imports. These are the consequences of the essential adjustment carried out by the government.
The growing consumption in the year’s first half was solid in durable goods, with production and sales above pre-pandemic levels. The second half of the year will be the opposite due to the lack of dollars, the increase in the cost of credit, and the rise in prices.
Sales grew until June, in July they fell 3.5% and in August, 2.1%. They succeeded in January (9.8%) and February (9%). Despite inflation, the formal salary grew by 2.4%. Inflation encouraged consumption due to the lack of investment alternatives, which enabled the purchase of cars, household appliances, and motorcycles.
The level of activity is a function of variables:
1. the lack of products (due to the reinforcement of the import restrictions),
2. the deterioration of family incomes (due to the escalation of inflation), and 3. financing (more expensive due to higher inflation).
3. financing (more expensive due to the increase in interest rates).
Those who do not have dollars saved and are paid in pesos (CFK’s voters) will have a black semester. However, the macroeconomic situation is so severe that the most extreme populists without resources remain silent and even support the measures.
In July, the cost of living was 7.4%, and the income of formalized workers was 3.5%. That trend has ended, employment will stagnate because there are fewer dollars, and activity will slow down sharply.
≈ Comentarios desactivados en La necesidad de un ajuste obligó a adoptar medidas ortodoxas, tomadas en emergencia, que dieron una mínima y transitoria tranquilidad al mercado.
En el año 2022 el PBI será el mismo que en 2011. Debido al aumento de la población, el PBI por persona será, en consecuencia, 13.6% inferior al de 11 años atrás.
Esto es demostrativo de un ocaso económico, de una persistente estanflación profunda que empobrece a los habitantes, en un medio ambiente social y político condicionado por la intemperancia sectorial que impide concertar o siquiera discutir un programa para revertir la situación.
La crisis económica, social y política es de proporciones impensadas.
El PBI per cápita es un 10% inferior al de 2011; la economía se contrajo en 6 de los últimos 11 años; la inflación promedio de los últimos 10 años fue de 40% y superará el 100% en breve; el sector privado creó solamente 688.000 empleos en 10 años, de los cuales solo 67.000 fueron en relación de dependencia, y, en el mismo período, el sector público incorporó 1.000.000 de empleados. El 53% de los habitantes reciben sus ingresos del estado y puede estimarse que casi sin agregar productividad alguna.
Los indicadores sociales muestran este infortunio económico: el 36% de las personas están bajo de la línea de pobreza desde inicios de 2019 y el porcentaje llegará al 45% en este segundo semestre de 2022.
La impericia o egoísmo sin parangón de los políticos, todos, es la causa. Los políticos de todo el arco no están a la altura de enfrentar ningún problema, y el ala más radicalizada de la coalición gobernante ha llegado a poner en tela de juicio un principio fundamental: la igualdad ante la ley. Y fueron capaces de convertir una misa, inoportuna e hipócrita, con una distinguida funcionaria militante activa pro aborto, tomando la comunión. Lograron un acto partidario y un enfrentamiento con la iglesia.
Las proyecciones del PBI en dólares hasta el año 2030, realizada por el mismo gobierno a través del Ministerio de Hacienda, toma en cuenta la tasa de crecimiento poblacional de Argentina (1.1% anual), indican que recién en el año 2027 el PBI per cápita de Argentina volvería a los niveles del año 2010.
Es decir, tomará 5 años volver a tener el PBI (Producto Bruto Interno) de 2011.
Esto simplemente quiere decir que los habitantes del país son, en promedio, mucho más pobres que hace 11 años, y que tomará más de una década volver a producir, consumir y exportar la misma cantidad de bienes y servicios que en 2011,
Mientras las economías del 80% del mundo progresan en menor o mayor medida, y los habitantes de esos países disponen de un nivel de vida promedio estable o creciente, en nuestro país hemos retrocedido a tal punto que casi el 45% de la población debe esforzarse para no caer en la pobreza. Se ha instalado, desde hace ya décadas la cultura de despreciar la moneda local como resguardo de valor, origen y una de las consecuencias de una permanente inflación.
El constante aumento de precios impulsa la transferencia de ingresos del sector privado hacia el gobierno y desde los habitantes de menores ingresos a los de mayor capacidad. Se ha generado, y hemos aceptado, una permanente puja distributiva entre sectores de poder que desgasta cada vez más un tejido social ya peligrosamente deshilachado.
La sociedad enfrenta una crisis de proporciones históricas, donde convergen situaciones políticas, económicas y sociales. Desde 1983, cuando se restableció la democracia, la Argentina vivió dos crisis de magnitud similar, en 1989 y 2001.
Ambas se caracterizaron por tres elementos:
descontrol de las variables económicas,
pérdida del control de la gente en la calle con permanente ocupación de espacios públicos de connotaciones casi violentas, sin reacción posible de quienes están obligados a ordenar la paz ciudadana
la renuncia anticipada del presidente.
Puesto en este contexto, parece haberse iniciado un camino en esa dirección.
En el plano político, la situación encuentra la reaparición de una constante histórica. El antagonismo entre peronismo y anti peronismo vigente entre 1945 y 1970, es muy similar al que hoy enfrenta al kirchnerismo y el anti kirchnerismo.
En 1974, el abrazo entre Perón y Balbín fue efectivo para morigerar en buena medida la grieta política que había llevado a una guerra civil de baja intensidad entre junio de 1955 y junio de 1956. Hoy, para contener el antagonismo que ha exacerbado el atentado contra la vicepresidenta, es impensable un encuentro entre ella y Mauricio Macri, la figura más notoria de la oposición en términos institucionales por haber sido el único presidente anti kirchnerista en las últimas dos décadas, hombre sinuosa y tercamente aferrado a una reivindicación que no recibirá.
Hay una carencia de visión histórica para mirar con distancia los acontecimientos del día a día de la crisis que vive la Argentina, lo que impide generar pasos concretos para contenerla y encauzarla.
El atentado contra la vicepresidenta el 1° de septiembre, muestra una escalada en la crisis, y una acelerada dinámica en su desarrollo.
1, El 22 de agosto tuvo lugar la acusación del fiscal contra la vicepresidenta, en el marco de la Causa Vialidad.
2. Cinco días después, el 27, se produjeron los hechos violentos frente a su domicilio entre sus militantes y la policía porteña.
3. Cinco días más tarde fue el atentado.
Las declaraciones del presidente del bloque de senadores del Frente de Todos, José Mayans, el 4 de septiembre amenazando con que si se quiere la paz social hay que suspender el juicio, y la reiniciación del mismo el 5, ha sido el peor escalón en la escalada del conflicto, el reflejo desalentador de la clase política.
Las declaraciones provenientes de los más altos funcionarios públicos del oficialismo sobre sancionar una “ley del odio” -vigente en Venezuela y que el domingo 4 el mismo Nicolás Maduro recomendó para Argentina- incentivan dispersas reacciones de la oposición, totalmente condicionada por la precampaña electoral que vive internamente, con un discurso lavado debe cargar con un salvavida de plomo, algo tan vintage como Macri. No parecen ser los salvadores de la patria.
Todo esto ha tenido lugar en dos semanas, es decir, la crisis política se desarrolla con gran velocidad, cuando faltan catorce meses para la elección y once para las PASO.
No hay ninguna gestión ni predisposición para contener y encauzar la crisis, desde ninguna de las corporaciones de poder: cada una tiene agenda propia.
Hoy la tensión y el antagonismo político son más fuertes que dos semanas atrás, cuando tuvo lugar la acusación. También volverán a la calle los reclamos de los movimientos sociales opositores y oficialistas, en busca de su espacio en la distribución de lo que no hay.
La economía padece el descontrol político y se desordena cada vez más
El atentado ha fortalecido la centralidad de Cristina Kirchner y su hijo ha hablado de la eventual candidatura de su madre. Algo políticamente impensable.
Al presidente lo han instalado en un oscurísimo segundo plano, entre bambalinas y sin posibilidad de volver a escena.
El círculo que rodea a la vicepresidenta ha iniciado una ofensiva para el desplazamiento del ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, por las fallas en la seguridad y errores o negligencias en la investigación del atentado. Es poco probable que lo desplacen, porque es el último bastión con cierto aparente peso del presidente, que, aparente responsable de la seguridad de la vicepresidenta, en los hechos, no lo es. Hay otros mecanismos de protección subterráneos que también fallaron.
La vicepresidenta critica abiertamente al titular de la AFI (Agencia Federal de Inteligencia), por no haber aceptado a una senadora que le respondía para que lo acompañe en la lista de las PASO.
Sergio Massa llegó a los Estados Unidos en la búsqueda de más dólares que podrían provenir del BID, la CAF, el FMI y bancos estadounidenses, tras tomar su medida más importante -llevar a 200 pesos el llamado “dólar soja”- que, como analizamos más adelante, es una medida opinable para poder cumplir con lo acordado con el FMI.
La decisión del presidente de decretar feriado nacional el 2 de septiembre para permitir la movilización que se realizó en repudio del atentado -de la que participó sólo el oficialismo- subrayó el intento de utilizar políticamente el atentado.
Juntos por el Cambio nacionalizó exitosamente la campaña en Marcos Juárez, una estrategia que le dio resultado inesperado y buscará convertirlo en un envión para la disputa del año próximo en Córdoba.
El festejo en esta pequeña ciudad del sudeste de la provincia envalentonó a los referentes del espacio al quebrar la hegemonía peronista desde 1999 (sin kirchnerismo oportunamente ausente) , aunque más allá del golpe para tendrán que superar el desafío de llegar a un acuerdo para evitar repetir la dispersión de hace tres años.
En el plano internacional, la rotunda derrota de la reforma constitucional en Chile, el primer traspié del giro al progresismo latinoamericano en un año y medio, y el achicamiento de la ventaja de Lula sobre Bolsonaro generan una amenaza para la estrategia política de la vicepresidenta y pueden llevarla a extremos, dada su opinable actitud ante los problemas.
En la oposición se profundiza la división, al mismo tiempo que el antagonismo político que ha escalado, da mayor espacio a los sectores “duros”.
Este medio ambiente ha profundizado un panorama económico desalentador
A estos problemas estructurales deben agregarse dificultades coyunturales que alejan la solución: la crisis económica tras la caída de la posibilidad del gobierno para financiarse en pesos el 8 de junio, generó una excesiva emisión de dinero, y un cepo aún más estricto que impidió el pago de importaciones de fin de junio.
Esta administración se ha generado un medio ambiente económico que los condiciona, donde se ha priorizado el exceso de emisión monetaria, provocado un aumento de expectativas de devaluación por la incapacidad de incrementar reservas , estimulando la presión sobre las brechas cambiarias, que llegaron a duplicarse hasta 145/159% el día previo al nombramiento de Massa.
Resultaba tan obvia, evidente y alarmante la necesidad de hacer un fuerte ajuste, que la aparición de Massa y algunos anuncios dieron un mínimo de tranquilidad al mercado
La inicial presentación del comienzo de un ajuste de las cuentas públicas dio lugar a cierta estabilidad en una situación vacilante. Una vez más quedó demostrado que la economía se rige por expectativas: con un simple enunciado de intento de mejorar el déficit fiscal, ahorrar divisas y enfriar la economía con altas tasas, las brechas cambiarias cayeron 50 puntos a 104/111%.
Siguen siendo altas, similares a los picos históricos observados en las crisis económicas como en la hiperinflación de 1989 y en los momentos trágicos de 1983, pero muy inferior a los 280% de 1975.
La cotización de los bonos dolarizados aumentó 20% desde que Massa anunció el ajuste. En la Bolsa de Buenos Aires el índice accionario Merval mejoró 50% y las acciones de compañías argentinas negociadas en dólares (ADRS) aumentaron; YPF (+64%), r Edenor (32%), Transportadora Gas del Sur (+27.2%) y Galicia (+18.9%).
Se tomaron medidas que intentan corregir el déficit fiscal incrementado en forma alarmante durante casi toda la gestión de la actual administración, y dominar el excedente de pesos producto de una dinámica que tuvo un alto grado de irresponsabilidad.
Lo positivo, es que la angustia de julio, forzó a reencauzar la macroeconomía tratando de orientarla hacia lo acordado con el FMI, aunque las medidas no sean del todo equilibradas y no tengan al equilibrio como núcleo.
Pero puede esperarse algo positivo en ese sentido porque Massa logró armar – doblando dolorosamente el brazo de la vicepresidenta – un equipo económico dedicado y serio, lo mejor que pudo conseguir.
En cuanto al gasto fiscal, al comportamiento monetario y de corrección del financiamiento, se tomaron medidas en la dirección correcta.
En primer lugar, se inició un fuerte ajuste fiscal: en julio por primera vez en 10 meses el gasto del gobierno creció menos que la inflación y el déficit primario cayó a la mitad en términos reales respecto de un año atrás. El nivel del gasto primario de julio resultó 10.7% menor al del primer semestre del año y un 6.2% inferior al del mes de junio.
En segundo lugar, se tomaron medidas que permiten hacer caja, como anticipar el pago del impuesto a las Ganancias para 2000 empresas por $100.000 millones, reducir los subsidios a los precios de la energía, algo neutro o insuficiente para el año 2022 porque no llegan a $50.000 millones, y otras reducciones de gastos por más de $130.000 millones.
Estos ajustes sin eliminar el pago de un bono a jubilados y a los beneficiarios de asignaciones familiares que suman más de $150,000 millones. También se decidió reducir el presupuesto en algunas áreas, y la subejecución del gasto de varios novedosos ministerios sobrevalorados.
El fuerte ajuste dispuso un recorte del gasto en educación, obra pública, subsidios económicos, y salud, por $210,000 millones, lo cual resultó en una reducción de gastos presupuestados de $128,000 millones equivalente a 0.16% del PBI. El ala del gobierno que responde a la vicepresidenta, tuvo que rendirse a la evidencia, en sonoro silencio.
Con estas medidas de ajuste, si el gobierno no aumenta el gasto hasta diciembre y se toma en cuenta una proyección de ingresos razonable, el déficit primario sería 3.39% del PBI en 2022. Para llegar al déficit concertado de 2.50% del PBI, sería necesario bajar otros 0.89% adicionales del PBI en los últimos cinco meses del año.
No será sencillo porque en conjunto,
el ajuste reduce en $125,500 millones el gasto, esto es 015% del PBI.
el anticipo de ganancias genera ingresos por 0.12% del PBI,
la reducción de subsidios reduce el gasto en 0.06 % del PBI
la baja de otros gastos llega 0.16% del PBI,
los bonos a jubilados y beneficiarios de asignaciones familiares consumen 0.18% del PBI.
El resultado neto es una reducción del déficit de 0,4% del PBI, necesaria einsuficiente.
El nuevo equipo económico ha iniciado una política de financiamiento más agresiva, coordinada con el Banco Central mediante el aumento de tasas de interés y condiciones financieras adecuadas a la coyuntura para la renovación de deuda. Estas medidas – a contramano de lo que desea la vicepresidente y sus asesores – redujeron fuertemente el temor a un default de la deuda en pesos y descomprimió el escenario de corto plazo.
Estas decisiones, permitieron conseguir un buen canje de deuda con renovaciones por más de 2 billones de pesos, con solamente tres bonos, indexados por el que resulte más beneficioso para el prestamista: CER (inflación) +2% o variación del tipo de cambio oficial.
Vencían $2,547.000 millones entre agosto y octubre de este año y se renovaron en un 80%. Quedan vencimientos de deuda en pesos en el sector privado en lo que resta del año hasta diciembre de $800.000 millones.
Las acciones, ahora mejor coordinadas con el Banco Central redujeron sustancialmente las expectativas devaluatorias porque no habrá necesidad de emitir más pesos para financiar el déficit de la administración pública y mucho menos aplazar vencimientos, por lo cual no se expandirá la base monetaria por pagos de deuda.
Se pasó de una política de tasas bajas y devaluación del tipo de cambio por debajo de los niveles de inflación, a una política monetaria más agresiva, con contracción de la cantidad de moneda y suba de tasas. También comenzó a ajustar el tipo de cambio a un ritmo similar a la inflación. Esto resulta en una economía con una alta recesión y baja en los niveles de consumo.
Queda en claro que las decisiones anteriores de los asesores de la señora vicepresidenta, la llevaron casi hasta el punto de no retorno, donde aún se encuentra.
Hubo un buen canje con otras dos licitaciones en agosto, donde se obtuvieron $509.000 millones cuando los vencimientos de deuda eran $ 115.000 millones.
Se consiguieron $394.000 millones adicionales y fondos por casi tres meses, algo impensable dos meses atrás cuando se produjo el derrumbe del mercado de deuda local a causa de la impericia.
Como consecuencia del ajuste, el fisco no necesitó que se emita moneda, generando contracción de la base monetaria.
Ya en agosto, hasta el 26, el Tesoro había requerido emisión por $172.000 millones, pero la consistente licitación de deuda del 28/08, captando $240.000 millones, generó en el primer mes de esta nueva orientación, un resultado fiscal neutro en términos monetarios.
El cuadro muestra lo mucho que se puede hacer con un principio de ajuste:
Dejando de lado la enorme presión de las diversas corporaciones, estas medidas de ¨reordenamiento forzoso de la macroeconomía¨ tienen su contrapartida negativa, pero manejable.
Postergar los vencimientos de deuda y modificar la política de financiamiento detuvo – por el momento – la aceleración de la crisis. Pero, hay que considerar que la deuda con el sector privado aumento 70% en 2022 con una inflación de 56% y ya se indexó el 90% del total.
Tampoco se pudo tomar deuda con vencimientos posteriores a 2023, por lo que se acumularon vencimientos fuertes en 2023. Pero se evitó una crisis de imprevisibles consecuencias.
El ajuste es duro, pero de eso no se puede hablar en la vicepresidencia.
Como consecuencia de las fuertes y oportunas medidas, se produjo una desaceleración de la expansión monetaria. En agosto la base monetaria (el dinero en circulación) se contrajo en $ 105.000 millones.
Enorme contraste: en julio había crecido en $335.000 millones y en junio en $214.000 millones, con un festival de gasto del gobierno.
Hubo una contracción de 2.5%, a pesar de que se emitieron $171.000 millones, que se compensa con el aumento de los préstamos tomados del sector privado.
Los depósitos bancarios en pesos en agosto aumentaron 0.1% pero en los últimos 3 meses habían crecido un 2.0% promedio. En los últimos 30 días los depósitos privados aumentaron 2.7% mientras que en los 3 meses anteriores habían crecido 7.8% promedio.
Que no se incrementen los depósitos bancarios en pesos significa que los agregados monetarios se están moderando, se está conteniendo el carnaval de emisión.
Era de esperar que la política monetaria fuera muy restrictiva, por el despliegue de emisión realizado por el gobierno, consecuencia de los pesos emitidos para comprar los bonos de los que se desprendían apresuradamente los privados por la crisis de deuda del 08 de junio.
Al subir la tasa de interés se consiguieron mejores colocaciones en plazo fijo. La tasa de política monetaria (la tasa Leliq a 28 días) se aumentó en 9.5% desde 79.8% efectiva anual a 96.8%.
Y, se aumentó la tasa mínima de los depósitos a plazo fijo en 8.5% esto es 96.5%. anual. El objetivo, contrario sensu que en el resto del mundo, acá hubo que aumentar la tasa para fortalecer la demanda de pesos, sin tomar en cuenta que se enfríe la economía. El mal menor.
Se puede afirmar, a la vista de los números reales y oficiales que hay una mejora en materia fiscal y de financiamiento, de los precios de los activos argentinos y también algún cierre de las brechas, simplemente por una impactante moderación de la expansión monetaria.
Señales positivas para el mercado, con mayor racionalidad económica en momentos de alta incertidumbre.
Parecería que el ala en extremo populista ha reconocido – con un doloroso silencio ante el ajuste – que para hacer populismo hay que tener recursos. Si no se los tiene, el populismo se convierte en voluntarismo, inaplicable, porque el voluntarismo solo da resultados sin existe la forma de ejecutar la voluntad.
En el tema cambiario hay mucho camino pedregoso que recorrer
Como se aprecia, hay un intento de ajuste fiscal y monetario clásico, pero sin devaluar en forma discreta.
Hasta el momento hemos descripto los aspectos fiscales y monetarios, pero no los cambiarios. Subas de tarifas, un exitoso canje de deuda interna, control de gastos de caja, y aumentos de las tasas de interés.
Pero hay en un terreno más fangoso; la acumulación de reservas. En apariencia, comienza con un “dólar soja agrario¨, porque no se puede hacer con otros productos, ya que se consumen internamente y hacerlo sería muy inflacionario. Soja, casi no se consume en el país. Un dólar maíz/trigo/carne/Malbec/ software sería imposible.
Es necesario que en septiembre los productores vendan y que los exportadores adelanten ingresos. Todavía nadie se ha comprometido a hacer nada. El objetivo de Massa y su equipo es que se consiga una venta extra de U$S 2.000 millones, comprando hasta U$S 5.000 millones a $200 pesos en vez de U$S 3.000 millones a $ 140. El objetivo es poder pagar energía hasta que finales de octubre.
Esta medida fortalece las reservas, pero incrementa el déficit fiscal, tanto al primario como al secundario.
La decisión generará más ingresos por retenciones y productores con mejores ingresos, pero, no hay almuerzos gratis en economía. Porque el «dólar agrario” a $ 200 pesos implican que, indirectamente, cae el ingreso fiscal.
Esto es así porque el Banco Central tendrá que comprar la cantidad de dólares que le vendan a $200 pesos, es decir $ 60 pesos más que los $140 pesos que hubiera comprado, pero tiene que vender a los importadores a $140. Y cerrar todavía más el cepo.
Por eso el 9 de septiembre ya casi está decidido agregar más impuesto a los gastos de cualquier tipo hechos por particulares en el exterior. El déficit de turismo está creciendo todos los meses y va camino a U$S 10.000 millones anuales, por eso seguramente, habrá medidas.
Para comprar U$S 5.000 millones adicionales a $ 60 por dólar, – emitiendo – se conseguirán $ 300.000 millones. Casi el 60% de todo el esfuerzo de ahorro fiscal y adelanto de impuestos que está haciendo Massa.
Ese nuevo excedente de pesos, se esterilizará con letras y bonos del Tesoro (indexados por inflación, dólar o «duales») o en papeles del Banco Central, aumentando la deuda pública, y con la suba de la tasa de referencia (la actual: 69,5% anual) que tendrá lugar la semana próxima, una vez que el miércoles se difunda la inflación de agosto que, dicho sea de paso, estará entre 6,5% y 7%.
Entonces: para la macroeconomía, el ¨transitorio¨ dólar – soja a $200 es lo mismo que bajar a 4% las retenciones. La baja de ingresos se contabiliza en el Banco Central porque compra dólares a $200 y los vende a $140 pero si se bajaran las retenciones la pérdida sería en la recaudación del Tesoro.
El efecto neto macro- consolidado es el mismo.
Pero hay una meta importante de doble consecuencia: más reservas es menos riesgo de incumplimiento con el FMI y menos riesgo de verse obligados a devaluar un escalón. Desde ese punto de vista, es positivo hacerlo.
Por otra parte, la necesidad de pesos del gobierno, a cubrir con emisión será mucho mayor en septiembre muy superior al equivalente a un mes de retenciones. No habrá menos recaudación, pero si contrapartida en emisión monetaria. Con sus costos.
En septiembre 2021 el Banco Central vendió U$S 1.000 millones y el agro U$S 2.400 millones, de modo que si este año se logran U$S 5.000 millones, el Central puede comprar U$S 1.500 millones. Ya supera los U$S 980, y puede llegar a comprar U$S 1.000 millones más.
Ingresarán, además, U$S 500 millones del BID a fin de mes, con lo cual las reservas netas podrían aumentar a U$S 3.500 millones para fin de septiembre, desde los U$S 2.100 millones actuales. Insuficiente para los U$S 6.425 millones acordados con el FMI para el 3er trimestre.
Por otra parte, en el ¨mediano¨ plazo: el Banco Central está vendiendo dólares en el mercado futuro del dólar y hoy su posición vendida es mayor que los U$S7,000 millones, pero el acuerdo con el FMI es de U$S9,000 millones y Kicillof dejó en diciembre de 2015 un monto enorme de U$S17,000 millones de dólares vendidos en el mercado futuro.
Con estos números y en ausencia de nuevas medidas, la meta comprometida con el FMI en materia de acumulación de reservas netas es hoy imposible de cumplir.
El stock de reservas netas está U$S 2.000 millones por debajo de fines de 2021, cuando según lo acordado con el FMI el año debería terminar con U$S5,110. Esto significa que deberían acumularse reservas por U$S7,796 M hasta fin de año, lo que hoy luce casi imposible sin nuevas medidas.
Hay dos problemas que lo dificultan:
Primero: en los años que hubo cepo cambiario, el Banco Central vendió, en los últimos 4 meses del año, más de U$S2,000 millones – en 2013, 2015, 2020 y 2021 -.
Segundo; hay una fuerte depreciación del yuan chino, que desvaloriza las reservas del Banco Central. En agosto las reservas brutas cayeron en U$S1,501 millones por esa razón lo que explica la pérdida de U$S644 millones, y en lo que va del año la caída de las reservas totales es U$S3,021 millones, de los cuales U$S2,300 millones fue por la depreciación del yuan frente al dólar de 8.1% en 8 meses.
Las expectativas de devaluación no desaparecieron, se atenuaron.
La firme decisión del nuevo equipo económico de no devaluar, para no incentivar la inflación y empobrecer aún más a la población, requiere más ajuste fiscal y monetario que el anunciado y una fuerte caída de la actividad.
Con un Banco Central con pocas reservas netas, existe siempre el riesgo de un salto devaluatorio del tipo de cambio oficial. La falta de reservas y la actual coyuntura alteran la idea de los agentes económicos en cuanto a que un crawling peg levemente creciente de 6% en agosto sea sostenible en el tiempo.
No hay reservas, hay gran demanda de dólares, el dilema de devaluar.
Con un exceso de demanda de dólares por sobre la oferta, se debería devaluar el peso. Pero el Gobierno no puede y no quiere devaluar. El populismo requiere un peso sobrevaluado, porque debido a los altísimos niveles de inflación actuales, una devaluación tendría un instantáneo impacto en los precios ya descontrolados.
La economía ingresaría en un régimen inflacionario aún más alto y los efectos reales de la devaluación se perderían inmediatamente. En consecuencia, no se puede devaluar y se seguirá intentando no hacerlo, esperando una mayor oferta de dólares con un control de los pagos externos.
Por ahora, Massa eligió devaluaciones sectoriales y transitorias, la del agro y reducciones impositivas en otros sectores, incluyendo energía donde operan sus amigos. Con esto, eventualmente se acota el problema de cortísimo plazo, pero se agudiza la imposibilidad de crecimiento de la economía en el mediano y largo plazo.
Por otra parte, un eventual desdoblamiento cambiario implicaría que todos los gastos de servicios, financieros y en el exterior o compra de pasajes pasarían directamente por el canal financiero, lo que presionaría al alza la brecha (que ya de por sí se ubica en un nivel excesivamente alto). Por lo tanto, se resiste también al desdoblamiento.
La inflación, las altas tasas, y la falta de divisas harán caer el nivel de actividad y el consumo
En el segundo semestre habrá muchas menos ventas por la falta de crédito, el cepo y la suba de precios. Vestimenta, calzado, muebles, electrodomésticos, faltarán muchos productos electrónicos por carencia de importaciones. Son las consecuencias del ajuste imprescindible que lleva adelante el gobierno.
El consumo creciente de la primera mitad del año fue sólido en los bienes durables con producción y ventas por encima de los niveles de la prepandemia. El segundo semestre será todo lo opuesto por la falta de dólares, el encarecimiento del crédito y la suba de precios.
Las ventas crecieron hasta junio, en julio cayeron 3,5% y en agosto, 2,1%. Habían crecido en enero (9,8%) y febrero (9%). A pesar de la inflación, el salario formal creció 2,4%, La inflación incentivó al consumo por la falta de alternativas de inversión lo que alentó la compra de autos, electrodomésticos y motos.
El nivel de actividad es una función que depende de variables:
1. la falta de productos (por el reforzamiento del cepo a las importaciones),
2. el deterioro de los ingresos familiares (por la escalada inflacionaria) y
3. el financiamiento (más caro por la suba de tasas).
Quienes no tienen dólares ahorrados y cobran en pesos (los votantes de CFK) tendrán un semestre negro. No obstante, es tan grave la situación macroeconómica, que los más extremistas del populismo sin recursos se mantienen en silencio y hasta apoyan las medidas.
En julio, el costo de vida fue 7,4% y duplicó la suba del ingreso de los trabajadores formalizados que fue 3,5%. Esa tendencia ha terminado, el empleo se estancará porque hay menos dólares y la actividad se frenará fuertemente.