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≈ Comentarios desactivados en Cuando las PASO se acercaban, en el gobierno percibieron – cosa rara en ellos – cierto tufillo a desgracia, pero no le prestaron atención. El precio de la soberbia ha sido muy caro.
El Gobierno tuvo una primera mitad de 2021 con un inicio de tranquilidad porque por el precio de las exportaciones ingresaron US$ 1.0
El Gobierno en la primera mitad de 2021 tuvo un inicio de racional tranquilidad porque por el precio de las exportaciones ingresaron US$ 1.000 millones por mes y pudieron reducir la emisión monetaria en un intento de ortodoxia al estilo – naturalmente – kirchnerista.
La diferencia entre lo que gasta el gobierno y lo que recauda (déficit primario) fue financiado por el mercado local que compró bonos y la emisión se esterilizó porque -como siempre – les colocaron a los bancos Leliqs y pases.
Cuando las PASO se acercaban, en el gobierno percibieron – cosa rara en ellos – cierto tufillo a desgracia. Por eso decidieron por orden de la vicepresidenta y de sus inmediatos adláteres Zanini, Kicillof y el grupo de pseudo intelectuales de ultra izquierda de los 70 que había que iniciar un atraso cambiario, terminar con la moderación de la política fiscal y monetaria y emitir más, gastar mucho más porque la devaluación al 1% mensual detendría la inflación.
Hasta en la sucursal Zárate de la Universidad de Morón (juro que eso existe, allí se recibió Berni de abogado) hubieran aplazado a un alumno de Introducción a la Economía por insinuar semejante disparate. ¿ Y nuestro educado y de suaves modos ministro de Economía: que dijo ?
Nada.
Pensó: estoy aferrado al cargo, si vuelvo ahora mi despacho en Columbia – ya era de 3×2 m2 – va a ser en el tercer subsuelo sin escalera si es que me dan uno, o me mandan a un banco nevado del campus. Mejor me hago el nabo y llamo a Stiglitz para que me diga que hacer.
Stiglitz no lo atendió, estaba escribiendo un paper sobre la influencia de los cangrejos de río en la economía de Sumatra y no quería ser molestado.
Mientras tanto, el ministro y los otros funcionarios del estado miraban alegremente que la emisión se multiplicaba por 6 (ahora por 8 y ni se inmutaban.
Aclaración: los que miran con terror para otro lado para que no los descubran son los que van del Central a Economía, a Energía, a Educación, al Ministerio del Desarrollo Trans, son Cancilleres, u ocupan alternadamente cualquiera de los 21 ministerios que creó Don Fernández. No le hacen asco a colocarse como embajadores, defensores de Jonás Huala o van a Paris, La Haya, Nueva York, Ámsterdam, o como agregados marinos en Bolivia y a parasitar en organismos internacionales siempre con remuneraciones palaciegas y asados pandémicos.
Todas estas personas se percataron, pero no dijeron ni pío que la emisión era de 40.000 millones de pesos por mes en el primer semestre y subió 6 veces a 240.000 millones en dos meses, por orden de los que saben: el Instituto Patria, la señora vicepresidenta, su hijo – un verdadero iluminado futuro presidente – un tal Wado de Pedro (el nombre se lo puso alguien que lo odiaba ya desde bebé) , y los estudiosos de Marx y Engels en ruso y alemán, por eso no entendieron nada.
Al ver el final del primer semestre y la orgía que se iniciaba en el mercado local de deuda – que no manejan los intelectuales de Cris sino unos tipos más veloces que un F1 – se negaron a continuar financiando la deuda con plata de los depositantes. Obvio: los bancos ya tenían el 50% de sus activos prestados al gobierno Central con depósitos de muy corto plazo, con baja del precio de la soja mientras los brasileños empezaban a hacer agua.
Aquí una breve digresión: un banco – cualquiera – puede arriesgarse a recibir depósitos a 30 días y prestarlos a plazos mucho más largos y …desconocidos, porque es el gobierno que los toma con promesa de refinanciarlos… , bueno…no se sabe… igual van a emitir sin pudor y los bancos podrán devolver sin corralito, eso hasta Kicillof lo entiende, más o menos.
Se le llama hacer un swap de plazo porque eventualmente asumen que los depósitos van a ser renovados…riesgoso según venga la mano. Pero si a eso se le agrega que no tienen ni idea de cuál va a ser la tasa que les piensan pagar en el futuro, cualquier CFO de un banco, a menos que esté loco o drogado no aceptaría hacer un swap de tasa (desconocer cuál será la tasa de renovación porque puede perder hasta las medias).
Los dos swap Juntos pueden ser letales. Duhalde es un experto en eso. Averiguen.
Por eso a los bancos les dan de ganar con las LELIQs, LEBACS y otros engendros que sirven para que no puedan prestar al sector privado el exceso de dinero que les depositan, pero ganen razonablemente.
Todo lo que emiten termina en los bancos en un 60/70% obviamente y si los dejan prestar se dispara la inflación. Pero para que los bancos ganen y cubran costos, les pagan más tasa que a los pobres depositantes privados.
Estos pibes – que están a la izquierda de Engels – nunca aprendieron el ¨efecto multiplicador¨ y a duras penas entienden que es un encaje bancario. Se caía de maduro (con perdón de la palaba) que poner dinerillos espurios en los bolsillos emitiendo y sin saber bien a quien le llega la ¨platita¨ iba a generar ahorro…en dólares obvio, y así perdieron una parte importante de los dólares que el Central había guardado cual cigarra para el invierno durante el primer semestre. Ahora no tienen nada, pero nada, nada
¿Bobos no?
Lo dudo mucho.Claramente esa aberración de programa fiscal y monetario expansivo que el gobierno adoptó desde mediados de año 2021 no fue efectivo para ganar las PASO, por el contrario, los enterró ¨six feet under¨.Pero los parásitos de la economía son contumaces y siempre quieren escapar para adelante: dijeron que la dosis de emisión no había sido suficiente, que las micro devaluaciones a un ritmo del 1% mensual con inflación de 4% estaba muy bien y anunciaron más déficit y más emisión.
No se confunda quien lee esto, no es un guion cinematográfico, le está pasando a usted, usted y sus hijos y nietos lo van a pagar y son números reales, auditados.
El remate fue desopilante, digno de Marx (Groucho por supuesto): congelamiento de más de 1.600 precios por tres meses, donde 700 productos ya no se producen o son bebidas alcohólicas (¿ quién no quiere un vinito a fin de año en medio de la guerra? dijo uno de los economistas a cargo, quien seguramente no será candidato a premio Nobel)
Tratar de frenar el aumento de precios con estas decisiones monetarias y fiscales se parece a la letra y música de una ópera buffa cantada por un coro de mudos.
Desde que asumieron no tuvieron más remedio que atender la deuda que dejaron los despropósitos de Sturzenegger y los interesados caballeros del equipo de CEO’s. macristas (¡¡otros Walking Deads que salen de sus tumbas en cuanto pueden, ahora aparece Peña, DIOS!!)) .
El gobierno ha renegociado la deuda con privados y ahora lo harán con el FMI ( si lo alcanzan porque salieron corriendo) pero eso es un problema de nada si uno tiene deuda creciente (déficit) y no hay un mango (digamos dólar) para pagar a nadie.O aumentan los ingresos – algo ya se ha hecho antes y durante la pandemia – y se reducen los gastos a pesar del dolor de muelas ideológico que les produce reducir el gasto a estos gentilhombres o no hay opción: se aumenta la deuda en el mercado local o se aumenta y tolera mirando para otro lado una muy muy alta inflación
. ¿¿Por qué?? Porque en un país donde el principal impuesto es uno que pagan ricos y pobres por igual (el IVA del 21% lo paga un obrero comprado yerba o Cris comprando una Luis Vuitton de 17 lucas verdes) y cuanto mas cara es la yerba y más cara la carterita…más recauda el gobierno.
Como ven, es un impuesto asqueroso que pagan los que compran yerba… y la que se compra una Louis Vuitton.
Este gobierno financia su relección y sus …otras cosillas … con el dinero de los depositantes a quienes les pagan tasas de interés negativas que en términos reales son cada vez más aterradoras para la gente (37% contra 51% de inflación , o sea … dame el 14% de lo que pusiste y además dame 6 meses de sueldo en impuestos, calladito o te mando la AFIP, o si te hacés el loco a Aníbal Fernández… chist…).
Pero hay una herencia auto generada por estos académicos y también expertos operativos de la economía: el atraso tarifario hace que todos paguen lo que usan unos pocos.
El atraso cambiario impide acumular reservas y los congelamientos de precios provocan inflación reprimida y diferida para …dentro de un rato , digamos cinco semanas después de las elecciones.
Eso se llama ¨procrastinar¨ palabreja poco usada que quiere ¨decir…dejá , dejá…lo vemos mañana¨ y siempre ese mañana será mucho más grave.
Todo esto ocurre mientras la demanda real de dinero se achica luego del aumento que tuvo en 2020 por la pandemia. Aclaremos: demanda de dinero son los pesos que la gente – que puede – conserva porque no tiene donde gastarlo, eso en argentina naturalmente. En otros países se conserva porque creen en su moneda y no tienen inflación loca.
Desde hace varios meses se esperaba que la inflación en 2022 sería más o menos la de 2021 pero como la gente se está desprendiendo del dinero que no pudo gastar durante la suspensión de actividades económicas más larga e innecesaria del mundo y los bienes que se venden no se vuelven a producir o se producen menos porque congelaron los precios.
Nadie es tan idiota como para fabricar para vender a pérdida, a menos que – como ocurre ahora – fabrican y guardan el stock o el inventario porque saben que los precios subirán mucho mas luego de las elecciones. Por eso, la inflación de 2022 solo Dios sabe cuanto será, seguro que mas alta que la de 2021: mas pesos, menos bienes, mas precio.
Aunque Kicillof y Kulfas, Español, Felleti, la Cris, Wado, el ministro y el resto de la barra de 6.7.8 digan lo contrario…en público y se agarren la cabeza sollozando en privado. Porque son cualquier cosa menos desinformados o tontos. Solo …malos y egoístas cegados por el brillo de la estrella madre o por el miedo de que ¨ella¨ los deje en la calle… a merced de algún juez honesto.
Eso es posible, pero no probable. Lo de los jueces digo.
Los problemas económicos son solo parte del maremágnum desordenado dentro de la coalición que nos gobierna (¿) y que va a empeorar si en noviembre el monumental aparato eleccionario ya curiosamente desganado, que paga toda la población no logra dar vuelta el terror íntimo que les generó las PASO.
Fernández, su jopo y los tiernos, aunque patéticos cuadernitos que luce sentado en un banco de madera rota, botar barcos sin motor, regalar viajes de egresados a quienes no egresaron, darles plata a los pibes para que vayan a…!Museos!! (no saben que es un museo) y que el novedoso y variopinto Jefe de Gabinete use un jet sanitario de una provincia quebrada para irse con su mujer a pasear a New York serán parte de un folklore que el mundo civilizado utilizará para reírse de nosotros. A carcajadas.
Sería interesante y positivo que luego del 14 de noviembre el gobierno acepte (obviamente que ya lo están acomodando como relato épico) que no hay otra opción que llegar a un acuerdo con el FMI. No hacerlo deja a la población en el primer círculo del infierno de Dante y a los gobernantes en el noveno (averigüen cuales son…).
Habrá desmonetización, una brecha cambiaria no imaginable y un lío mayúsculo con años por delante para arreglar.
El ajuste que – cual Macri – le exigirá el fondo a Cris no puede evitarse. Pueden aceptarlo, hacerlo ordenado, y retirarse con algo de dignidad (si tienen ) o el mercado hará su trabajo en forma inequitativa, dura, desordenada y cruel.
La actual administración ha incurrido – en su conjunto – en un error frustrante: generar expectativas muy por encima de sus capacidades. Eso provocó fracasos, desencantos y enfrentamientos con propios y ajenos. No han logrado controlar la situación provocando un clima enrarecido entre las facciones que gobiernan y angustia e inseguridad a la población. También han alterado a los agentes económicos y las contradicciones en la negociación con el FMI pueden resultar muy negativas para el futuro del populismo. Un endurecimiento de exigencias del FMI para renegociar puede hacer que decidan el futuro de la actual administración.
Resumen (Abstract)
Las autoridades han profundizado las políticas populistas antes de las elecciones, lo que agrava aún más los desequilibrios macroeconómicos y potencia las necesidades de ajuste postelectoral. La capacidad y voluntad de las autoridades para realizar los ajustes es dudosa por la ideología dominante y por las crecientes tensiones entre las facciones izquierdistas y moderadas dentro de la coalición.
Esta administración no pudo dejar de realizar los pagos iniciales al FMI para lograr posponer las conversaciones para una reprogramación integral de un total de U$S 45.000 millones con vencimiento hasta 2024. La refinanciación exigirá un severo programa con compromisos de política económica y social impopulares.
La administración – deberá aceptarlos en gran medida – poniendo en juego su relección presidencial en dos años y por eso serán muy reacios a asumirlas. El dilema es claro: no acordar ni pagar al FMI implica marginarse del mundo financiero y hacerlo requiere una política económica con ajuste anti populista. Todo un desafío para un gobierno dividido y en conflicto.
Si bien han anunciado su deseo de llegar a un acuerdo con el FMI, los desacuerdos sobre los términos y las condiciones del ajuste plantean la posibilidad de que no se alcance rápidamente.
Esto genera presiones en la cuenta de capital, más aún que los estrictos controles que han desalentado las entradas y no han contenido las salidas de reservas.
El Banco Central pudo acumular reservas líquidas modestamente en el primer semestre de 2021 durante la cosecha, pero estas cayeron dramáticamente en el segundo semestre a medida que la desconfianza impulsa la demanda de divisas.
Las reservas internacionales netas (excluyendo el swap de China y los requisitos de reservas bancarias) están bajando después de la utilización de los Derechos Especiales de Giro de agosto por la intervención en los mercados de divisas oficiales y paralelos, los pagos de deuda al FMI y otros organismos multilaterales.
El Banco Central ha endurecido los controles de importación y capital para contener la demanda de divisas, pero una devaluación postelectoral luce inevitable.
El peso no está sobrevaluado en relación con su promedio de largo plazo previo, pero es necesaria una devaluación para aliviar las fuertes presiones de dolarización de carteras (reflejadas en tipos de cambio paralelos casi un 100% por encima de la tasa oficial) con tendencia a aumentar y, por lo tanto, frenar y revertir la caída en las Reservas.
La inflación ha aumentado bruscamente hasta el 52,5% en septiembre, lo que provocó un mayor endurecimiento de los controles de precios en los últimos días, algo que – aunque se lo niegue – genera un consumo de stocks sin reposición porque son muchas las empresas que desconocen el costo de reposición en un medio ambiente inflacionario y cambiario condicionante en forma negativa.
La autoridad monetaria ha moderado el ritmo de depreciación del tipo de cambio oficial para contener la inflación, pero con una eficacia limitada en medio de – ya no expectativas – sino cuasi certezas de una inevitable devaluación discreta. Esto se refleja en los valores de futuros de cambio.
Ha esterilizado la mayor parte de la creación masiva de pesos para financiar el Tesoro en 2020-2021 y contener las presiones de precios y tipo de cambio, pero esto ha generado un gran stock de pasivos remunerados que representa un déficit cuasi fiscal insostenible.
El problema a resolver tiene dos salidas: refinanciar a tasas más altas, o licuarlas con tasas negativas respecto de la inflación, decisiones contradictorias que impiden toda flexibilidad a la política monetaria. Tomar un préstamo externo para sustituirlas a tasas más bajas, pero todo ligado al tipo de cambio esta fuera de toda posibilidad para Argentina .
Se especula en el gobierno con que un exceso de inflación podría reducir el déficit en 2022 al aumentar los ingresos fiscales por el impuesto inflacionario por encima del gasto público dada la mayor recaudación por inflación. Sin embargo, provocar una mejora fiscal desatendiendo voluntariamente la inflación no es socialmente viable. Es más, resulta inmoral, política y socialmente inaceptable, al margen y contribuir a una derrota electoral en las elecciones presidenciales.
Nuestro país sigue estando lejos de tener una deuda sustentable, por los elevados déficits primarios, el débil crecimiento del PBI real, los altos costos de endeudamiento del mercado y una aguda sensibilidad al tipo de cambio.
Las exigencias del FMI sobre la sostenibilidad de la deuda serán cruciales, ya que esto determinará su capacidad para apoyar a Argentina sin una nueva reestructuración de bonos. Un endurecimiento de exigencias para renegociar puede hacer que el FMI decida el futuro de la actual administración.
La coyuntura a muy poco tiempo de las elecciones
El gasto público, el déficit fiscal primario y el financiamiento de ese déficit con emisión monetaria ya venía incrementándose antes de las PASO. La expectativa – por razones estacionales y electorales- siempre ha sido que siguieran en aumento.
Ese expansionismo fiscal y monetario se ha intensificado mucho más de lo previsto por la decisión de distribuir más dinero impreso en el bolsillo de la gente, en un intento de revertir el resultado de las PASO.
El plan ( que es más un conjunto de medidas de emergencia eleccionaria ) puesto en marcha, implica más déficit fiscal, más financiamiento con emisión, más expansión monetaria y, en consecuencia, mayor tensión cambiaria. Esa tensión se suma a la presión cambiaria preelectoral, habitual en Argentina .
La intención de dolarización es aguda por la incertidumbre del resultado de la elección y por la carencia de un rumbo económico posterior al 14 de noviembre.
Esta combinación que parecería letal en un medio ambiente normal, se suma a
• la inflación superior al 50% anual, • al excedente monetario del año, • a la expansión monetaria impulsada fiscalmente ( el déficit primario se acerca al 4% ) • a la inflación contenida y • al imprescindible ajuste de la moneda previsto para los primeros meses de 2022 que llegará hasta U$S 120 por dólar, como mínimo.
Además, se percibe internacionalmente cierta inestabilidad financiera, con un aumento de inflación que se contendrá con incremento de tasas en EE.UU.
Localmente la falta de un plan económico y la demora en el acuerdo con el FMI, genera expectativas negativas.
Este conjunto deletéreo, sumado a las dudas respecto de la negociación con el FMI harán que la inflación de 2022 supere el 60%-65%.
En el primer trimestre de 2022 el IPC indicará aumentos de 5%-6% mensuales y habrá una devaluación discreta (un escalón no menor al 10%) probablemente al inicio de 2022, como se hiciera en 2014, para luego instalar un crawling peg similar a la inflación.
La expansión monetaria de la segunda parte de este 2021 dejará un excedente monetario del 43% a fin de año, presionando aún más la inflación que estará por encima del 3% al 4% mensual en noviembre-diciembre de 2021.
Completando el panorama inflacionario no se podrá evitar un ajuste de tarifas, fuertes demandas salariales con liberación (oficial o instalada por el mercado) en los controles de precios que agregarán velocidad a la inflación de 2021.
No es muy difícil que se alcance una tasa de inflación del 55/60% en 2022 con la posibilidad que resulte superior.
Sin un programa concertado, puede superar los tres dígitos, pero los políticos opositores no participarán en concertaciones que resultarían en parches parciales, transitoriamente favorables solo al gobierno, no a la población.
Todo esto, más la crisis política interna que atraviesa la coalición gobernante provocó que en septiembre el Banco Central vendiera dólares en todos los mercados, con una pérdida de reservas que obligó a profundizar el cepo cambiario.
El gráfico es claro, contiene cifras oficiales que muestran la caída de las reservas:
Venta de dólares antes de la agudización del cepo
El Banco Central en mayo compró U$S 2,089 millones en el mercado oficial, y U$S 957 millones en septiembre y vendió U$S 483 millones en 5 días hábiles, antes de tener que disponer medidas de contención.
La intervención en los dos mercados secundarios implicó utilizar U$S 140 millones promedio por día. Esta salida es insostenible. Las reservas netas son menos que U$S 7,500 millones y excluyendo las reservas en oro y Derechos Especiales de Giro del FMI son menores a U$S 1,000 millones.
Ante esta situación se volvieron a restringir los pagos anticipados de importación que se habían multiplicado en mayo porque se esperaba una devaluación provocada por importaciones crecientes de agosto y septiembre.
Este gráfico muestra que con los controles se dejó de vender casi U$S 100 millones promedio por día para volver a comprar U$S 100 millones diarios en 5 días.
Por supuesto que, como en mayo, las regulaciones tendrán un efecto muy corto.
El medio ambiente de alta inflación condiciona casi todo
Este cambio de tendencia provocado por restricciones operativas a las importaciones perjudica la actividad y los precios. El medio ambiente inflacionario lo condiciona todo. Al IPC de septiembre se lo esperaba más bajo que el 3.5% y no se creía en una inflación núcleo de 3.3%.
La reacción fue atacar el síntoma y establecer un congelamiento de precios a 1.300 productos, algo rechazado por los agentes económicos. Solamente se consiguió agregar más incertidumbre a la inflación inicial del 2022.
Se mantendrán más o menos quietos los precios hasta las elecciones, pero se volverá a perder reservas. Hay por delante dos meses de gran emisión de pesos para financiar necesidades eleccionarias y se utilizarán todas las herramientas disponibles para que la pérdida de reservas sea la menor posible.
La totalidad de la teoría económica desaconseja de forma general los controles de precios, porque provocan escasez, mercado negro y frenan la actividad económica. Sin embargo, tres meses no son suficientes para que esos efectos negativos de largo plazo se dejen sentir.
Si la medida funciona y no hay una escalada de la inflación, en enero 2022 por los meses acumulados la inflación recuperará el terreno perdido durante el congelamiento de precios provocando más presión cambiaria.
Las familias más desprotegidas podrán disfrutar de unas fiestas navideñas a precios fijos, al costo de soportar un verano de alta inflación, y el gobierno volverá a procrastinar una solución o al menos un mínimo programa para contenerla.
La restricción al pago de importaciones impacta al 50% de las importaciones, y tendrá efectos negativos sobre el nivel de actividad y el empleo, obligando a flexibilizar tardíamente, después de las elecciones.
El gobierno tenía que actuar ante la pérdida de reservas Había que actuar antes del anuncio de las medidas del plan ¨elecciones¨ y de las restricciones cambiarias.
Al cierre de septiembre las reservas brutas eran de U$S 42,719 millones y ya se habían usado U$S 3,587 millones de los DEGS extra recibidos del FMI.
Las reservas netas llegaban apenas a U$S 7,500 millones y desde la acreditación de los DEGS extra hubo una baja de U$S 4,500 millones.
Las reservas liquidas disponibles son menos de U$S 1,000 millones.
La situación de las reservas monetarias.
Sin los DEGS de los países con sobrantes y sin las restricciones cambiarias (no sostenibles en el tiempo porque generan desabastecimiento y atacan el nivel de actividad) las reservas netas se agotarían en febrero.
Si no se acordara con el FMI y el Gobierno pagara con reservas tanto al Fondo como al Club de París, las reservas líquidas serían «negativas» en U$S 12,800 millones antes de marzo 2022.
Algo poco razonable dado que se aceleraría a niveles de tres dígitos anuales la tasa de inflación, en un contexto en donde la emisión de dinero primario se acelera en los últimos meses de este año. Como se aprecia, no es posible dilatar un acuerdo con el FMI que tendrá exigencias con muy desagradable impacto para la población y para el gobierno.
No es posible – entonces – dejar de pagar los compromisos financieros con el FMI porque se generaría una vez más una situación de default.
Este gobierno consumió la totalidad de lo ahorrado en la refinanciación de la deuda externa.
El gráfico siguiente indica que, en septiembre de 2021, el continuo gasto distributivo y una ineficiencia límite de gestión llevó al país a una situación peor que antes del default.
Esto es así porque el continuo déficit fiscal obligó a endeudarse – a moneda constante – hasta superar el nivel de deuda previa al default. Se ha creado una situación insostenible en el tiempo porque buena parte de la reducción obtenida en la renegociación fue postergación de pagos.
La herencia que recibirá la próxima administración o más precisamente, la gente, es la peor de la historia económica Argentina en términos de endeudamiento como queda claro en el gráfico.
Siempre debe tenerse presente que las herencias son recibidas y pagadas por la población.
Para la economía el domingo 22 de diciembre es un día especial,
Cualquiera sea el resultado de las elecciones ese día vence deuda externa por US$2.310 millones, de los cuales US$1.900 son con el FMI.
Hay reservas líquidas para pagarlos porque esta administración cuenta con fondos entregados desde el mismo FMI por US$4.340 millones. El destino era para atender gastos de la pandemia de coronavirus, pero se destinaron a pagar la deuda porque no hay disponible ningún otro financiamiento ni capacidad para refinanciar deuda alguna.
Lo que se debe pagar en el primer trimestre de 2022 al FMI es U$S 4.018 millones y hasta junio vencen otras deudas que en conjunto llegan a US$15.324 millones.
Las reservas disponibles del país son solamente U$S 4.570 millones.
En menos de 9 meses habría que pagar cinco veces los dólares disponibles en este momento.
Esto hace visible la fragilidad de la política cambiaria y la obligación de renegociar con el FMI, bajo sus condiciones.
Se ha llegado a un extremo.
La necesidad de esta administración para mantener la gobernabilidad que desea, domina la coyuntura, le obliga a ignorar o postergar acciones para resolver una brecha cambiaria que distorsiona la formación de los precios, y sólo se aplica un congelamiento que apaga la actividad demorando importaciones.
Esta administración ha dejado expuesto que atrasar el tipo de cambio para frenar el aumento generalizado de precios internos no es un instrumento de política monetaria apto para contener la inflación, ni siquiera por poco tiempo.
Devaluar al 1% mensual conjeturando que, como supone el ministro Guzmán, la inflación sería menor de 3% no ocurrió. El 3,5% de septiembre terminó con ese pensamiento mágico y ha generado innumerables problemas futuros.
La realidad terminó con el wishful thinking de esta administración.
Manejar el tipo de cambio no influyó en los precios mayoristas. Las simultaneas y múltiples restricciones al acceso de divisas hacen imposible estimar el valor de reposición de los inventarios y lleva a tomar como parámetro al dólar libre en sus 4 variantes para el cálculo de reposición de las importaciones. Si no se puede establecer siquiera aproximadamente el valor de reposición de inventarios, la incertidumbre se traslada a los precios y eso es lo que está ocurriendo.
Parecería – lo cual es falso, porque hay profesionales instruidos – que esta administración ignora los principios elementales de la macroeconomía, por lo cual solo cabe suponer razones ideológicas.
Tipo de cambio bajo presión, reservas líquidas casi nulas y compromisos de pago muy elevados obligan a llegar a un acuerdo inmediato con el FMI para refinanciar los vencimientos de los próximos dos años. No obstante, como lo vienen demostrando las acciones de esta administración, esa lógica no se aplica por inquietantes razonamientos políticos.
El motivo de la inquietud es claro: esta administración prefiere sostener su frágil gobernabilidad controlando a medias el parlamento por encima de cualquier precio que hará pagar a la población en el futuro.
Un precio muy alto porque hacer populismo sin recursos es voluntarismo, y el voluntarismo solo es aplicable cuando hay alguna posibilidad material de aplicarlo.
Un acuerdo forzado con el FMI
Para llegar a un acuerdo con el FMI se debe aceptar que ellos aplican un manual: la falta de financiación exterior (debido a un plan no creíble) y un gran déficit fiscal suponen una situación que genera emisión y eso no les resulta aceptable.
Esa emisión aumenta la brecha de divisas, que existe por la falta de credibilidad en el gobierno y la expectativa de un fuerte uso del impuesto sobre la inflación. Por lo tanto, el FMI exigirá una nueva política fiscal posible y creíble, con reformas estructurales para corregir gradualmente los mercados locales y generar algo de confianza.
Esta receta de manual, con las reservas en el nivel tan bajo requiere devaluar y reemplazar el ancla cambiaria por un ancla monetaria, lo que llevaría a tasas de interés más altas, necesarias para la financiación interna.
Si el gobierno mantiene su visión actual que supone que si se alimenta la demanda la economía crece, sin contemplar que las importaciones también crecen la negociación generará un medio ambiente muy complejo porque esas políticas solo se soportan mediante el aumento de los impuestos y de los costos laborales. También perjudican la productividad, la inversión y, por lo tanto, las exportaciones.
Todo el conjunto descripto es un impuesto a la exportación y un subsidio a las importaciones, lo que lleva a los controles introduciendo otra distorsión más.
El acuerdo entonces requeriría una lenta consolidación fiscal para acomodar el punto de vista del gobierno, con una moneda más débil para hacer frente a la fuga de reservas internacionales, pero manteniendo las restricciones de divisas a corto plazo, y sólo desmantelando gradualmente algunas de ellas.
Se necesitarían – según el manual del Fondo – tasas de interés altas para aumentar la financiación interna utilizada para financiar el déficit, y una política monetaria estricta. El endurecimiento monetario sería – casi seguramente – como el de enero de 2014 con una devaluación de 10%, cuando las tasas aumentaron de 15,3% a 25,9% en un mes.
El acuerdo exigirá un ajuste similar en enero de 2022 para el tipo de cambio, para las tasas nominales y para los precios relativos algo que le daría al gobierno un respiro para llegar a 2023 sin una crisis, pero que requeriría inmediatamente un programa de estabilización para evitar una espiral de inflación.
La coyuntura esperable para luego de las elecciones
Se busca con emisión monetaria y compromisos pesados hacia el futuro, dar vuelta la elección (o reducir la diferencia). Pero las medidas incrementan los desequilibrios macroeconómicos en una situación ya muy inconsistente.
Eso complica el panorama económico posterior a las elecciones porque las incertidumbres aumentan, al no conocerse cómo reaccionarán las diversas facciones del gobierno a partir de un fracaso electoral posible y hasta probable.
Las medidas electorales son imprudentes porque no contemplan los problemas de corto plazo que generan. Habrá más desequilibrios fiscal, monetario y cambiario, aumentarán las expectativas de inflación y caerá bruscamente la demanda de dinero algo central para la tasa de inflación. La expansión monetaria será mayor y eso es – en forma directa – una tasa de inflación más elevada.
Con independencia del resultado electoral, debe conseguirse un acuerdo con el FMI antes del 22 de marzo cuando vence un pago de U$S 2,900 millones. El FMI y este gobierno deberían compartir un mismo objetivo: evitar entrar en atrasos en los pagos.
Pero aun lográndose un acuerdo no puede haber un cambio drástico en la política económica ni para la dinámica económica del país por la ideología de esta administración.
Después de marzo, el resto del mandato (2022-2023) estará condicionado por los desequilibrios macroeconómicos, que la enorme preocupación eleccionaria ha agravado.
Luego de un acuerdo, la administración deberá resolver el problema de la tasa de inflación siempre creciente por la permanente emisión de dinero, la caída de la demanda real de pesos (la población se los quita de encima tan pronto como puede) y los aumentos de precios provocados por el atraso de las tarifas con el peso sobrevaluado y las distorsiones de precios relativos.
La primera sería profundizar el modelo populista, mediante el cepo, las intervenciones, regulaciones, controles de precios, y máximo estatismo.
¿Como será la economía luego de las elecciones?
Solo dos opciones.
El resultado sería más desequilibrio macro por los subsidios micro para compensar los problemas que generan mantener e incrementar el desorden macroeconómico. Esta situación supone atrasar los pagos al FMI y al Club de París es decir un nuevo default.
Una radicalización de estas acciones puede generar una crisis si no se lograra algún socorro de otros países. La crisis sería similar a la que provocó hiperinflación en 1989. En ese caso la realidad haría – como siempre – una corrección forzada de los desequilibrios con un costo significativo para la población y el futuro del kirchnerismo en su conjunto.
Un camino más moderado sería heterodoxo, menos radical atacando síntomas, con alto intervencionismo mayores subsidios, un estado presente en todos lados para resolver las ¨fallas¨ del mercado provocadas por los mismos que creen en resolverlas.
Este enfoque implica un acuerdo con el FMI y pagar los platos ya rotos en la misma gestión y previo a elecciones presidenciales, tal como le ocurrió a la administración anterior. Instalar esa moderación evitaría una crisis macroeconómica sin eludir problemas graves. Pero a riesgo de perder el poder.
Sería – de las dos – la mejor decisión para la gente que convive con un desagradable desempeño económico de larga data y estanflación crónica. Una solución mediocre, un vamos viendo para evitar que la muy frágil situación económica actual derive en una crisis con resultados impensables.
≈ Comentarios desactivados en This administration has placed its political and economic expectations far above its abilities.
The current administration has made – as a whole – a frustrating mistake: raising expectations far beyond their capabilities, leading to failures, dissatisfaction, and confrontation with their own and others.
Unable to conceal the government provoked an esoteric climate among their factions and anguish and insecurity.
They have also upset the economic agents. The contradictions during a so call negotiation with the IMF could be damaging for their future.
A tightening of the unavoidable IMF demands for renegotiation may cause the Monetary Fund to decide the future of the current administration.
Abstract
The authorities have deepened populist policies ahead of the elections, further aggravating macroeconomic imbalances and enhancing post-election adjustment needs. The authorities’ ability to carry them out is highly doubtful since growing tensions between left-wing and moderate factions within the coalition.
This administration was unable to stop making the initial payments to the IMF to postpone talks for a comprehensive rescheduling of a total of US$45 billion maturing in 2024. The refinancing will require a severe program with highly unpopular economic and social policy commitments.
If it accepts them, the administration puts its presidential re-election in two years at stake, which is why they will be very reluctant to assume them. The dilemma is apparent: not agreeing to or paying the IMF implies entirely marginalizing themselves from the financial world. Doing so requires an economic policy with an anti-populist adjustment—quite a challenge for a divided and conflicting government.
While they have announced their desire to reach an agreement with the IMF, disagreements over the terms and conditions of the adjustment raise the possibility that a deal may not be reached quickly.
This situation puts even more pressure on the capital account, even more so than the tight controls that have discouraged inflows and not contained outflows.
The Central Bank accumulated international reserves modestly in the first half of 2021 during the harvest. Still, they fall dramatically in the second half as distrust drives demand for foreign exchange.
Net international reserves (excluding the China swap and bank reserve requirements) are falling after using the August Special Drawing Rights for intervention in official and parallel currency markets and debt payments to the IMF and other multilateral agencies.
The Central Bank has tightened import and capital controls to contain the demand for foreign exchange, but a post-election devaluation is inevitable.
The peso is not overvalued relative to its previous long-term average. A devaluation appears necessary to alleviate the intense portfolio dollarization pressures,
Inflation sharply rose to 52.5% in September, leading to further tightening price controls in recent days, somewhat that – although denied – engenders a consumption of stocks without replenishment. Many companies are unaware of the replacement cost under an inflationary and exchange rate environment, negatively conditioning any movement.
The official exchange rate to contain inflation has been moderated by monetary authority using a slower pace of depreciation, however with limited effectiveness amid – no longer expectations – but quasi-certainties of an inevitable discrete devaluation.
This is reflected in the values of exchange rate futures.
The government sterilized most of its massive peso creation to finance the Treasury in 2020/2021 and contain price and exchange rate pressure. However, this has left a large stock of interest-bearing liabilities representing an unsustainable quasi-fiscal deficit.
The problem has only two potential solutions: refinancing at higher rates or liquefying them with negative rates vis inflation. These contradictory decisions prevent any flexibility in monetary policy. Taking an external loan to replace them at lower speeds is out of the question for our country.
There is speculation within the government that an inflationary overshoot could reduce the deficit in 2022 by increasing inflationary tax revenues over public spending, given the higher inflationary income.
However, to provoke a fiscal improvement by willfully disregarding inflation is not socially viable. Moreover, it is immoral, politically and socially unacceptable, not a burden to an electoral defeat in the presidential elections.
Our country seems far from having sustainable debt due to high primary deficits, weak real GDP growth, high market borrowing costs, and an acute sensitivity to the exchange rate.
The IMF’s demands on debt sustainability will be crucial. They will determine its ability to support Argentina without a new bond restructuring.
A tightening of demands for renegotiation may cause the IMF to decide the future of the current administration.
State of affairs close to the elections
Public spending, the primary fiscal deficit, and financing debt with monetary issuance had already increased before the PASO. The expectation – for seasonal and electoral reasons – has always been that they would have continuous growth.
This fiscal and monetary expansionism has been intensified much more than expected by distributing more printed money into people’s pockets to reverse the PASO results.
The plan (a set of election emergency measures) implies more fiscal deficit, more financing with emission, more monetary expansion, and, consequently, more exchange rate tension. This tension is added to the pre-electoral exchange rate pressure, which is usual in Argentina.
The intention of dollarization is intense due to the uncertainty of the election result and the absolute lack of an economic direction after 14 November.
This combination, which would seem lethal in any typical environment, is in addition to
the essential adjustment of the currency foreseen for the first months of 2022, expanding to U$S 120 per dollar.
In addition, there is financial instability, with a rise in inflation that will be contained with rate hikes in the US.
Locally, the lack of an economic plan and the delay in the agreement with the IMF generates more and more negative expectations.
Adding to the doubts regarding the negotiation with the IMF, this deleterious set will make inflation in 2022 exceed 60%-65%.
During the first quarter of 2022, the CPI will indicate increases of 5%-6% per month. There will be a discrete devaluation (a step no less than 10%) probably at the beginning of 2022, as was done in 2014, and then a crawling peg similar to inflation.
The monetary expansion through the second part of 2021 will leave a financial surplus of 43% at the end of the year, putting further pressure on inflation which will be above 3% to 4% per month in November-December 2021.
Completing the inflationary scenario,
It will not be possible to evade adjusting tariffs, the intense wage demands, and price controls that will speed up the inflationary dynamics of 2021.
An inflation rate of 55 percent is not very difficult to achieve. There is a possibility that it could be higher even with a concerted stabilization program. Without a program, it could be in the triple digits.
Also, the internal political crisis that the government provoked caused the Central Bank to sell dollars in all markets in September. Substantial loss of reserves that dragged the government to deepen the exchange rate restrictions have been the consequences.
The graph is clear, and it contains official figures that show the fall in reserves:
Sale of dollars by the CENTRAL BANK before the tightening of the cepo
In May, the Central Bank bought U$S 2,089 million in the official market. In September, U$S 957 million, but had to sell U$S 483 million in 5 working days before being forced to install new measures.
The intervention in the two secondary markets implied using an average of U$S 140 million per day. This outflow is already unsustainable because net reserves are less than US$ 7.5 billion and exclude gold reserves. IMF Special Drawing Rights are less than US$ 1 billion.
Given this situation, import prepayments, which had multiplied in May because a devaluation was expected due to increased imports in August and September, were again restricted.
With the controls, the Central stopped selling almost U$S 100 million on average per day to buy again U$S 100 million per day in 5 days. Of course, as in May, the regulations will have a concise effect.
High-inflation environment conditions almost everything
This change in trend caused by operating restrictions on imports has a cost for activity and prices. The inflationary environment conditions everything. September’s CPI was expected to be much lower than 3.5%, let alone core inflation of 3.3%.
The reaction was to attack the symptom and establish a price freeze on 1300 products, something rejected by economic agents. This decision only managed to add more uncertainty to the initial inflation of 2022.
Prices will remain more or less stable until the elections, but reserves will be lost again. There are two months of large peso issuance ahead to finance election needs. All available tools will be used to minimize the loss of reserves.
All economic theory generally discourages price controls because they cause shortages, black markets, and such measures slow down economic activity. However, three months are not enough time for these long-term adverse effects to be felt.
Suppose the measure works and there is no escalation, in January 2022, due to the accumulated months. In that case, inflation will recover the ground lost during the price freeze, causing more exchange rate pressure.
The most vulnerable families will be able to enjoy Christmas holidays at fixed prices, at the cost of enduring a summer of high inflation. The government will once again procrastinate a solution or at least a minimum program to contain it.
The restriction on the payment of imports impacts 50% of total imports.
It will have adverse effects on activity and employment, forcing a late relaxation after the elections.
The government had to act in the face of the loss of reserves
It was necessary to operate before announcing the measures of the «elections» plan and the exchange restrictions. At the end of September, gross reserves were US$ 42,719 million, and US$ 3,587 million of the extra SDRs received from the IMF had already been used.
Net reserves reached only US$ 7.5 billion, and since the accreditation of the extra SDRs there has been a drop of US$ 4.5 billion. The available liquid funds are less than U$S 1,000 million.
The situation of monetary reserves.
Without the SDRs of the countries with surpluses and without the exchange restrictions (which are not sustainable over time because they generate shortages and attack the level of activity), the net reserves would be exhausted in February.
If no agreement is reached with the IMF and the government pays with reserves to both the Fund and the Paris Club, liquid resources would be «negative» by US$ 12.8 billion before March 2022.
Something unthinkable given that the inflation rate would accelerate to three-digit annual levels, in a context where primary money issuance will accelerate sharply in the last months of this year. As can be seen, it is not possible to delay an agreement with the IMF that will have demands with a very unpleasant impact on the population, not to mention the government.
Impossible – then – to stop paying the financial commitments to the IMF because we would fall once again into a default situation.
This government used up all the savings from the refinancing of the foreign debt.
The graph below indicates that, in September 2021, continued distributional spending without growth and borderline managerial inefficiency led the country to a worse situation than before the default.
This worse situation is a consequence of the continuous fiscal deficit that forced the country to go into debt – in constant currency – until it surpassed the level of debt before default.
An unsustainable situation was created because a large part of the reduction obtained in the renegotiation was a postponement of payments.
The inheritance that the next administration, or more precisely, the people, will receive is the worst in Argentina’s economic history in terms of indebtedness, as is evident in the graph. It should always be kept in mind that inheritances are received and paid for by the population.
Sunday 22 December is a special day for the economy,
Whatever the outcome of the elections, foreign debt of US$2.31 billion is due on that day, of which US$1.9 billion is due to the IMF.
There are liquid reserves to pay them because this administration has funds delivered from the IMF itself for US$4.34 billion. The funds were intended to cover the costs of the coronavirus pandemic. They will be used to pay the debt because there is no other financing and no capacity to refinance any debt.
The amount to be paid in the first quarter of 2022 to the IMF is U$S 4,018 million, and until June, other debts are due that together reach U$S 15,324 million. The country’s available reserves are only U$S 4,570 million. In less than nine months, the government would have to pay five times the public dollars at the moment. Under its conditions, these payments will expose the fragility of the exchange rate policy and the obligation to renegotiate with the IMF.
It has come to a surprising extreme.
The need of this administration to hold on to power dominates the situation, forces it to ignore or procrastinate actions to solve an exchange rate gap that distorts the formation of prices, and only manage to apply a new freeze that turns off the activity, delaying imports.
This administration has made it clear that delaying the exchange rate to curb the generalized increase in domestic prices is not a monetary policy instrument suitable to contain inflation, not even short.
Devaluing at 1% per month assumes that, as Minister Guzmán believes, inflation would be less than 3% did not happen. Septembers 3.5% ended that magical thinking after having generated innumerable future problems.
Reality knocked on the door of this administration’s wishful thinking.
Managing the exchange rate did not influence wholesale prices. The simultaneous and multiple restrictions on access to foreign currency made it impossible to estimate the replacement value of inventories. They led to take the free dollar in its four variants as a parameter to calculate the replacement value of imports. Suppose it is not possible to establish even approximately the replacement value of inventories. In that case, the uncertainty is transferred to prices, and this is happening.
It would seem – which is false because there are educated professionals – that this administration ignores the elementary principles of macroeconomics. Only ideological reasons can be assumed. An exchange rate under pressure, deficient liquid reserves, and very high payment commitments make it necessary to reach an immediate agreement with the IMF to refinance the maturities of the next two years. However, as this administration’s actions have shown, this logic does not apply for disturbing political reasons.
The concern is evident: this administration has sustained its fragile governability with part of the controlled parliament above any price it will make the population pay in the future. It is a very high price because populism without resources is voluntarism. It is only applicable when there is any material possibility of applying it.
A forced agreement with the IMF
To reach an agreement with the IMF, it will have to accept that they apply a manual: the lack of external financing (due to a non-credible plan) and a large fiscal deficit mean a situation that generates an issue.
Such issuance increases the foreign exchange gap, which exists because of the lack of credibility in the government and the expectation of solid use of the inflation tax. Therefore, the IMF will unfailingly demand a credible fiscal policy, with structural reforms to gradually correct local markets and generate some confidence.
With reserves at the level they are at; this textbook recipe implies devaluing and replacing the exchange rate anchor with a monetary anchor, which would lead to higher interest rates needed for domestic financing.
If the government maintains its current vision that assumes that if demand is fed, the economy grows, without contemplating those imports also rise, the negotiation will be very complex because these policies are only supported by increasing taxes and labor costs. They also hurt productivity, investment, and therefore exports.
The whole package is an export tax and an import subsidy, leading to controls introducing another distortion.
The deal would then require slow fiscal consolidation to accommodate the government’s view, with a weaker currency to cope with the flight of international reserves, but keeping foreign exchange restrictions in place in the short term and only gradually dismantling some of them.
According to the Fund’s manual, it would require high-interest rates to increase domestic financing used to fund the deficit and tight monetary policy. The monetary tightening would be like January 2014 with a 10% devaluation, when rates rose from 15.3% to 25.9% in one month.
The agreement will likely require a similar adjustment in January 2022 for the exchange rate, nominal rates, and relative prices. Such would give the government some breathing room to get to 2023 without a crisis but would immediately require a stabilization program to avoid spiraling inflation.
The expected situation after the election
Monetary issuance and severe commitments to the future are being used to turn the election around (or reduce the difference). The measures increase the macroeconomic imbalances of an already precarious economy. They complicate the post-election economic outlook because the uncertainties increase since it is unknown how the various government factions will react to a possible and probable electoral failure.
The electoral measures are imprudent because they do not contemplate the short-term problems they generate. There will be more fiscal, monetary, and exchange rate imbalances, inflation expectations will increase. The demand for money will fall sharply, central to the inflation rate. The economic expansion will be more significant, and that is – directly – a higher inflation rate.
Regardless of the election outcome, an agreement with the IMF must be reached before 22 March, when a $2.9 billion payment is due. The IMF and this government should share the same goal: to avoid falling into arrears. But even if an agreement is reached, there cannot be a drastic change in economic policy or for the country’s economic dynamics because of the ideology of this administration.
After March, the rest of the term (2022-2023) will be conditioned by the vast macroeconomic imbalances, which the enormous election worries tend to aggravate.
After an agreement, the administration will face a substantial fiscal-monetary imbalance with a high primary deficit, debt maturities in pesos, the need to continue issuing even outside the law, and the enormous unresolved problem of Leliqs all driving inflation.
It will have to solve problems. A very high and ever-increasing inflation rate due to the permanent emission of money, the fall in the current demand for pesos (the population gets rid of them as soon as they can), and the growing repressed inflation caused by the delay in tariffs and the overvalued peso together with all the distortions of relative prices.
In addition, there is a significant external imbalance due to the imminent decline of the trade surplus in 2022 with no net reserves in the CENTRAL BANK.
Only two options can be envisioned. The first would deepen the populist model through the cepo, interventions, regulations, price controls, and maximum statism.
The result would be a more significant macro imbalance due to micro subsidies to compensate for the problems of maintaining and increasing the macroeconomic disorder.
What will the economy be like after the elections?
This situation means delaying payments to the IMF and the Paris Club, i.e., a new default.
A radicalization of these actions could generate a massive crisis if relief from other countries is not forthcoming. The trouble would be similar to the one that caused hyperinflation in 1989.
In that case, reality would – as always – make a forced correction of the imbalances at an enormous cost to the population.
A more moderate path would be heterodox, less radical attacking symptoms, with high interventionism, more subsidies, a vast state, present everywhere to solve the «market failures» provoked by the same people who believe in solving them.
This «frugal» approach implies an agreement with the IMF and paying for the dishes already broken in the same administration before presidential elections, as happened to the previous administration. Installing this moderation would avoid a macroeconomic crisis without preventing severe problems. But at the risk of losing power.
It would be – of the two – the best decision for people living with a long-standing economic underperformance and chronic stagflation. A mediocre solution, a «let’s see how we can prevent the current very fragile financial situation from escalating into a crisis with incredible results.
≈ Comentarios desactivados en ¿Es posible para el gobierno revertir el resultado de las PASO?
En la Provincia de Buenos Aires 4 puntos (es la diferencia a favor de la oposición) se pueden revertir fácilmente. Es probable que eso ocurra porque más del 29% de los empadronados del conurbano no votaron en las PASO y en su enorme mayoría están siendo movilizados para presentarse.
Recordar que en 2017 Cambiemos sumó 6 puntos más en las elecciones que en las PASO. Hay pocas razones para que eso no vuelva a ocurrir, pero a la inversa.
Hoy es posible para el oficialismo dar vuelta el resultado. Faltan muchos días y muchas cosas pueden pasar. La prioridad del oficialismo es que vayan a votar quienes no lo hicieron en las PASO. Con eso, les sobra en el conurbano.
En el promedio nacional, la derrota del gobierno parece más difícil de dar vuelta.
El oficialismo podrá reducir los 10 puntos de ventaja opositora, y hasta revertirlos, pero al 13/10 no parece razonable un triunfo del gobierno.
Es muy posible que logren un objetivo de mínima que seria sacar un voto más en Buenos Aires y mantener los senadores de Chubut y La Pampa, pero no cambiaría en nada el poder político.
Es un objetivo de mínima para esta administración, muy alcanzable, posible y probable sin cambios en la relación de fuerzas ni en la acumulación de poder efectivo, pero si ¨en modo relato ´´épico¨.
Eso sería – para el kirchnerismo – un triunfo doble: nuevo heroico relato, imparable por la violenta comunicación que harían.
Esa situación generaría irremediable dispersión en la oposición, que deberá – en ese hipotético y posible caso – reconocer su desconcertante pasividad triunfalista con que encaró el tramo crucial de campaña. Las facturas que se pasarían podrían llegar a la disolución de la coalición, ya frágil de por sí.
Pero la realidad tangible dice que en las PASO el Frente de Todos ha perdido en 17 distritos. Con seguridad recuperará algunos, pero no los más importantes, como Santa Fe y Entre Ríos.
Respecto del Congreso, el oficialismo hará todo lo que esté a su alcance sea legal o no para no perder La Pampa, Chubut y Santa Fe (un tanto imposible ésta última) y recuperar las bancas que necesita para mantener la mayoría en el Senado. Nadie alcanzará la mayoría, lo que ahora es de enorme importancia para CFK dada la renuncia de la jueza Highton de Nolasco a la Corte.
¿Qué hace el gobierno para conseguir votos?
Si observamos que se ha incrementado en forma exótica el gasto social del mes de agosto -el previo a las PASO- con un aumento de más de 50% respecto al mes anterior (julio) y que luego hubo un resultado fallido, queda confirmado que el gasto social como mecanismo de control del voto no funciona, ni funcionará.
Por lo menos en la actual coyuntura.
Por eso el Gobierno ha enviado al Congreso un proyecto para transformar los planes sociales en empleo formal, algo que los más vulnerables reclaman a viva voz.
Pero el proyecto es muy pobre en cuanto a su alcance y de dudosa eficacia, porque necesita un acuerdo político con la oposición.
El esfuerzo más relevante de la campaña oficialista es aumentar e intensificar los diversos mecanismos del “clientelismo” electoral. Se promete aumentar jubilaciones mínimas a través del incremento del mínimo y bonos, un error porque no se cumplió; se promete incrementar salarios a partir de la actualización del mínimo; se aumentan los planes sociales como la Asignación Universal por Hijo (AUH) y el Plan “Potenciar Trabajo”; se otorgan créditos a tasa muy baja para trabajadores formales e informales y PyMEs; y se estructura una especie de IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) para jóvenes que están en la informalidad y el desempleo. Todas estas promesas se cumplirían LUEGO de las elecciones, por lo que su efecto previo es limitado.
A nivel de intendentes, son más concretos: hay entregas de electrodomésticos a las personas que no fueron a votar.
Pero ha sido el subsidio para dar viajes de fin de curso gratis a los secundarios de la provincia de Buenos Aires, es el caso que generó el mayor impacto negativo y controversia con la oposición. A eso hay que agregar a Aníbal Fernández, incomprensible salvavida de plomo que corretea por la cornisa de Herminio Iglesias.
Por su parte Cristina Kirchner sigue demostrando quien ejerce el poder: en la primera reunión presencial del Senado tras la pandemia, los 41 senadores de su bloque, sin faltar uno, estuvieron presentes, lo que llevó a la oposición a dar quorum, dado que no tenía posibilidad de impedirlo.
No se sancionó ninguna ley trascendente, pero ella mostró su manejo discrecional del Senado.
En Diputados, el presidente de la Cámara, y el presidente del bloque oficialista, fracasaron en reunir el quórum, lo que intentarán nuevamente, ya sin esperanza ninguna.
Los problemas entre La Cámpora y el gobernador Kicillof, generados por el cambio de gabinete provincial, son visibles tanto como los de La Cámpora con el Movimiento Evita, que se muestra como aliado de la Casa Rosada.
El nombramiento de Roberto Feletti un economista totalmente a las órdenes de CFK indica a las claras la capacidad que esta mujer tiene para imponer su línea política al Gobierno. Este hombre es peor que Alberto Fernández, el presidente, en cuanto a su capacidad de sometimiento.
Las posibilidades del ministro de Economía, Martín Guzmán, de avanzar con el FMI, y la del jefe de Gabinete, Juan Manzur, en los Estados Unidos, se han convertido en un viaje / papelón porque simultáneamente el ¨presidente¨ anunciaba a los cuatro vientos que no acordaría con el FMI hasta el 2022. Parecería que el gobierno no acierta – excepto con su aparato en el conurbano – con un camino claro para triunfar en las elecciones.
La oposición – también – por caminos pedregosos
En la oposición se cree – muy erróneamente – en una fácil victoria, aceptan a regañadientes que el oficialismo descontará cierta ventaja. Pero tienen un problema central en su espacio político: las divergencias entre los sectores “dialoguistas”, y los “duros”.
Por el momento sólo en la Ciudad de Buenos Aires este conflicto tiene impacto electoral.
Milei está bendecido en las encuestas, restando votos a Juntos por el Cambio y hoy con posibilidad de obtener el segundo lugar, por encima del peronismo porteño. En las PASO, el colorido economista representó poco más del 1% de los votos en el ámbito nacional. Pero es muy atractivo para los medios de comunicación que lo levantan en la Ciudad de Buenos Aires, y lo dispersan en todo el país ofreciéndole inesperada proyección nacional.
Este hombre insiste en su alineamiento internacional con Trump, Bolsonaro y el Partido Vox español como estrategia, con buenos resultados.
En la provincia de Buenos Aires, la relación entre Santilli y Manes es mala. Los gestos de acercamiento aparecen plagados de compromiso, sin llegar a ser un obstáculo electoral por ahora.
El 20 de octubre, el ex presidente se presentará a declarar en la Justicia en la causa por el espionaje a los familiares de los muertos del submarino ARA San Juan por denuncia del oficialismo, para poner en escena al ex Presidente durante la campaña electoral. Un acierto del gobierno.
El fallo de la Justicia que absolvió a la vicepresidenta en la causa del memorándum con Irán, dio a la oposición un argumento a favor de la tesis de parcialidad y temor en la justicia.
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Pase lo que pase, nadie tendrá dos tercios en el Senado necesarios para nombrar miembros de la Corte. Sin un acuerdo no se va puede designarlo.
En Diputados, nadie llegaría a la mayoría. Si la oposición queda con más diputados, pedirá la Presidencia de la Cámara de Diputados. Nadie puede alcanzar los dos tercios necesarios para la mayoría calificada.
Pero este escenario – posible y probable – será a todas luces una gran victoria kirchnerista. Naturalmente quedarán trabados para llegar a Venezuela, Haití o algo peor, pero seguirá la intolerancia, las prebendas y tendrán dos años más manejando ¨las cajas¨.
El peligro de creer en las encuestas-
La publicación de encuestas es un arma de doble filo que los opositores – todos – deberían considerar antes de publicarlas. En semana los medios que simpatizan más con la oposición que con la actual administración presentan 10 sondeos hechos en el Provincias del interior, Conurbano y Ciudad de Buenos Aires. Solamente dos de los encuestadores estuvieron escasamente cerca de los resultados de las PASO, lo cual no es precisamente un aval para tomar en estos informes como certeros.
No todos los encuestadores hacen buen trabajo de campo, alcanzan suficiente universo ni diversa composición etárea. Son empresas que – razonablemente – quieren ganar dinero, como todo el mundo. Alguna que otra eventualmente puede vender su nombre para decir … lo que quien la contrata desea que digan. A quienes tienen intereses partidarios puede resultarles muy peligroso preanunciar un éxito o un fracaso en un resultado sujeto a el humor impredecible de terceros y de acciones, opiniones o declaraciones de último momento. Ese es el talón de Aquiles de los encuestadores.
Quien iba a imaginar que un ministro iba a amenazar a una familia diciendo ¨se dónde están tus hijos…¨ Si lo hubiera hecho 48 horas antes de la elección hubiera generado – probablemente – un grave turnover.
Sin embargo, no es para nada prudente subestimar a un oponente y cantar canciones de victoria antes de haberla alcanzado.Por otra parte, visualizar anticipadamente una catástrofe puede muy bien generar ¨ sensación de pena o compasión ¨ que favorece al árbol caído del que se hace leña verde anticipada. Cuando la señora (reciente viuda) de Kirchner ganó con 54% de los votos, hubo un altísimo porcentaje que se inclinó por ella como ¨voto lástima o simpatía¨ algo que el embarazo de la pareja de Alberto no generará.La oposición tiene en apariencia una buena oportunidad.
Sin embargo, se muestra débil, desorientada para aprovechar lo que la actual administración le sirve en bandeja diariamente, no tiene la agresividad ni la actividad necesaria para repetir el resultado de las primarias.
≈ Comentarios desactivados en ¨Alea Jacta est¨. A días de unas elecciones que pueden influir en el destino final de la coalición gobernante se ha cruzado el Rubicón y la suerte está echada.
Cualquiera que sea el resultado de las elecciones quedará una economía con problemas en el núcleo de la macroeconomía, con problemas fiscales y en las cuentas externas, con enormes distorsiones de precios relativos, en un contexto de altísima inflación y la dificultad para reducir la velocidad de emisión monetaria. Con esta auto herencia, los problemas son complejos y la forma en la que el Gobierno intente resolverlos condicionará el escenario 2022/2023.
Cuales son concretamente los desequilibrios macroeconómicos Las distorsiones de precios relativos. Por el congelamiento de tarifas, hay un atraso excesivo. La Ciudad y el Conurbano Bonaerense pagan el 25% del costo de la generación de la energía eléctrica y menos del 15% del costo del transporte con subsidios superiores a u$s13.000 millones o 3% del PBI. De mantenerse la actual política tarifaria aumentarían un 50% más en 2022.
La deuda pública y la acumulación de los vencimientos. Incremento de la deuda pública En 2021, esta administración aumentó la deuda pública en U$S 53.000 millones durante dos años de gestión. Representa un aumento de 26% o de 12 puntos del PBI. Es un incremento de 6 % del PBI por año, algo que jamás había ocurrido. Es mucho mayor al observado durante la segunda administración de CFK, que aumentó la deuda 2.5 % del PBI promedio por año, y mayor al registrado durante el gobierno anterior donde la deuda aumentaba a 3.0 % del PBI por año. Atraso cambiario Si se continúa el crawling peg actual habría un tipo de cambio de $102 para fin de año y 2021 terminaría con un peso 10% apreciado comparado con el promedio histórico del tipo de cambio real. Muy elevada tasa de inflación La inflación de 2022 aumentará por el programa electoral que ha generado fuerte expansión monetaria. Brusca caída del superávit comercial en 2022 y la escasez de reservas internacionales Aún si no disminuyera en exceso el precio de la soja, el superávit comercial caerá en 2022 y las reservas llegarán a niveles mínimos. El riesgo de un superávit comercial muy bajo es que sea insuficiente para pagar la deuda pública y privada aún con acuerdo con el FMI, y eso con una demanda privada de dólares reducida, algo que no ocurrirá.
Decisiones inocuas o negativas
Medidas de urgencia y último momento. Los impactos futuros Antes de las PASO ya se había iniciado una espiral de aumnto del el gasto público, el déficit primario y la emisión monetaria y se desató la intervención activa en el mercado cambiario. El oficialismo busca mejorar su desempeño o achicar la diferencia. Es difícil que lo consiga, siendo probable que todas estas medidas no sean adecuadas ni suficientes para revertir el resultado electoral. pero no está dicha la última palabra ni mucho menos. Pero emitir sin parar agrava los desequilibrios macroeconómicos y debilita la economía después de las elecciones. Luego de estas medidas del oficialismo el panorama se presenta más complejo sin ninguna posibilidad de que esta administración partida y enfrentada inicie un camino racional.
Los dos próximos años serán de subas y bajas, sin crecimiento y alta inflación.
Cualquiera sea el equipo económico continuará la estrategia del parche con un rol creciente del Estado y un Gobierno manejando como pueda los síntomas de los problemas, pero no sus causas. Estará todo condicionado por los desequilibrios macroeconómicos que esta administración auto hereda para los dos últimos años y que someten la política y la dinámica económica.
Los objetivos de la actual administración y sus acciones Para la actual administración ya están establecidos los objetivos: ganar por un voto la provincia de Buenos Aires, también en La Pampa, Chubut y Santa Fe, y mantener la mayoría en el Senado.
Hasta ahora, no se ha logrado cambiar la perspectiva en ninguno de las tres regiones.
Para nada ayuda al oficialismo que el encuentro que compartieron el Presidente y la vicepresidenta el 1° de octubre, haya intentado demostrar que entre ellos existe una tregua. Revertir el resultado nacional parece improbable y la actual administración, tras su impulso tardío y desordenado considerará reducir la diferencia como un éxito total de su gestión de gobierno, con todas las festividades propias del variopinto grupo a cargo de la gestión de gobierno.
Sin glamour ni gracia alguna, el Presidente imita al anterior en 2015, 2017 y 2019, visitando familias de las zonas de bajos ingresos del conurbano bonaerense, anotando en un cuaderno lo que le reclaman como aspiraciones. No genera una imagen de estadista. Esta administración igualmente busca aproximarse a los sectores productivos con una flexibilización del cepo a la carne para el agro y Santiago Cafiero, que no es precismente el más lúcido para tratar estos temas, busca el aval de las empresas tecnológicas.
En lo social, se anunciaron todas las medidas posibles y se han enfocado en mejorar la relación con el campo en dos de los tres distritos en los cuales el oficialismo debe revertir el resultado para no perder el Senado (Santa Fe y La Pampa) que son provincias agropecuarias.
Ahora envían los recursos a gobernadores e intendentes directamente, sin intermediarios, para que no se pierda nada en el camino de los punteros como un incentivo para que la estructura política se mueva y lograr que la gente de los sectores populares vaya a votar.
Tampoco hay mucho dinero efectivo en los bolsillos de los votantes a tiempo. Pocos son los recursos destinados directamente a la gente y muchos los destinados a los políticos con influencia en votantes. Niegan in limine la ayuda con gendarmes a la gobernadora de Río Negro ante los nuevos ataques de grupos mapuches. La gobernadora venció en las PASO con 10 puntos de ventaja sobre el Frente de Todos, que quedó tercero. Ante el pedido de ayuda Aníbal Fernández, ministro de seguridad respondió que no las enviará: “Siempre la forma es hablando” dijo. Su única especialidad.
Mientras tanto supuestos Mapuches incendian una oficina pública en El Bolsón, un depósito de Vialidad, patrulleros, atacan a automovilistas en la ruta y a cuidadores de una comunidad pacífica y tomaron tierras de Parques Nacionales con el argumento de que una chica de 16 años de su comunidad tuvo un sueño: que sus tierras son ésas, y por eso deben afincarse allí. Esto probablemente sea para desestabilizar a la gobernadora.
La oposición también navega en aguas poco calmas y enfrenta sus propios demonios. Negocian y renegocian contenidos y discursos, con una convicción – exagerada y peligrosamente anticipada – de una seguridad ganadora. Nada peor que festejar antes de tiempo y repartir lo que aun no se ha obtenido. En la provincia de Buenos Aires no han conseguido la presencia conjunta de Santilli (PRO) y Manes porque Manes insiste en hacer campaña por las suyas y se rehúsa a ejecutar más del 25% de los actos junto con Santilli.
En la Ciudad de Buenos Aires, Vidal no puede unificar el discurso de campaña porque López Murphy quiere – igual que Manes – mantener su independencia con un enfoque duro, centrándose en temas como la inflación y seguridad, sin hacer concesiones a Juntos por el Cambio en cuanto a un enfoque moderado. Apareció de la nada Marcos Peña como estratega de campaña de Vidal generando diferencias dentro del PRO donde no todos lo reciben con aplausos.
Macri insiste en mantener un rol político en forma egoísta porque su imagen es negativa. El oficialismo quiere convertirlo – a cualquier costo – en personaje electoral central negativo y consiguió la orden judicial que le impide salir del país, y procuran declararlo en rebeldía si no regresa de inmediato. Se basan en la causa del espionaje a los familiares del submarino ARA San Juan. Puede ser un golpe de efecto sin impacto en los votos.
Luego de las elecciones, asumiendo que el oficialismo pierda, se plantea el conflicto respecto de la Presidencia de la Cámara de Diputados. En la oposición manifiestan que, si Juntos por el Cambio queda con más diputados que el Frente de Todos, le corresponde pedir la Presidencia de la Cámara, que hoy ocupa Sergio Massa. Ya han elegido candidato.
A pocos días de la elección, los resultados son inciertos, como ha ocurrido en todos los procesos electorales recientes en el mundo occidental.
Las encuestas indican que, si se votara hoy el oficialismo haría peor elección que el 12 de septiembre. Esto es: perdería la mayoría en el Senado y quedaría con menos bancas en la Cámara de Diputados. Pero nada está dicho, en absoluto, y ese resultado tan desfavorable es improbable ante la poderosa maquinaria electoral que esta administración sabe desplegar muy bien en emergencias.
El oficialismo ha decidido subordinar la gestión de gobierno a la elección.
Mientras tanto la incertidumbre sobre la economía aumenta, la tensión cambiaria la agudiza, se toman medidas recesivas en lo cambiario, los agentes económicos se repliegan y se ha ingresado en un cono de sombra en la actividad normal. Las nuevas medidas de restricción cambiaria ampliaron – en menos de 24 horas – la brecha entre el dólar oficial, el paralelo y los ¨legales libres¨ hasta niveles tan altos que invitan a operaciones cruzadas que serán a costo del gobierno.
Los exportadores tendrán más problemas para liquidar divisas y los importadores fueron incentivados para comprar, pero no les venden. En este escenario, los inversores sofisticados y los ahorristas comunes buscan protegerse de la inflación. El dólar paralelo sobrepasó los $ 187 en horas y es probable que siga en ascenso.
El resultado determinará si Guzmán seguirá como ministro luego del 14 de noviembre, o será quien cargue con todo el peso que el oficialismo pueda echarle encima. Esto es irrelevante, excepto que servirá para ratificar la conducta K.
La economía posterior a las elecciones Además de la incertidumbre política, nadie debería atreverse a proyectar cómo sigue la economía. De lo que hay certeza es que el futuro está absolutamente condicionado por los desequilibrios macroeconómicos ya mencionados que se agudizarán aún más hasta la elección, donde la continuidad o no del actual equipo económico no modifica la peligrosa situación.
Se han pergeñado acciones más efectistas que efectivas que debieron haber sido ejecutadas mucho antes si el gobierno fuera mas eficiente, como el aumento del salario mínimo, la suba del piso del mínimo no imponible para el pago del impuesto a las Ganancias, el subsidio de hasta el 50% del salario de empleadas domésticas a cambio de su formalización, unos insignificantes beneficios para jubilados, la reapertura de las exportaciones de carne, la habilitación de reuniones sociales sin cupos, el levantamiento de la obligación de usar tapabocas al aire libre, la vuelta del público a las canchas de fútbol con un aforo del 50%, la apertura de las fronteras, la jubilación anticipada para aquellas personas que estén desempleadas con 30 años de aportes.
Como será el desarrollo de la economía tras el anuncio del plan electoral del Gobierno es un misterio, pero condicionado por la realidad. Hay varios escenarios probables porque solo se conoce una parte del Plan que además de las medidas mencionadas incluye regalar heladeras, cocinas con garrafa, alimentos, créditos a tasa cero, y demás. Se desconoce el alcance del Plan, pero no puede costar menos de 200 mil millones de pesos o 0.40% del PBI. El gasto generará expansión del déficit fiscal y tendrá un efecto seguro sobre las variables económicas y la macroeconomía posterior.
Este intento por revertir la elección convirtió en imprescindible un Acuerdo con el FMI, en el peor momento de ese oganismo que enfrenta graves problemas internos. Ya era imprescindible el acuerdo sin que se revierta nada porque se han agotado casi todas las reservas netas para cubrir los vencimientos de la deuda pública en dólares. Sin reservas líquidas sería inevitable caer en un nuevo y definitivo (para el oficialismo) default con consecuencias imprevisibles. Pero el acuerdo es forzoso para que la inflación no alcance una velocidad no controlable.
La gran pregunta es: ¿si el FMI exige condiciones recesivas ajenas a la ideología de esta administración, se aceptará la derrota o se radicalizará el proceso?
Antes de las PASO Antes de las elecciones primarias, el déficit fiscal primario y la emisión monetaria ya estaba expandidos. El plan para las elecciones aumenta el déficit. El gasto primario se incrementó 16% entre junio y septiembre superando el 80% anualizado, demasiado en las condiciones actuales.
Se emitieron títulos públicos para poder usar encajes bancarios antes de las PASO, eliminando los pocos fondos en los bancos para otorgar crédito al sector privado (excepto consumo de tarjetas que tiene un efecto devastador en la población más desprotegida) y para la absorción de la emisión monetaria.
Era esperable que el déficit fiscal primario y otros gastos aumentaran en el último cuatrimestre del año y en consecuencia habrá mayor emisión. El déficit y la emisión ya se venían acelerando antes, obviamente se acelerarán mucho más entre septiembre y diciembre por el gasto proselitista. Es posible proyectar una constante impresión de billetes para cubrir el déficit fiscal de más de $1 billón o más en los últimos meses del año. La emisión monetaria permitida para todo el año 2021 era casi $2 billones. Hasta septiembre, se emitió el 51%, con lo cual quedaba un disponible para el resto del año de otro 50%. Luego de la contabilidad creativa permitida en el DNU N°622, se amplió el margen de impresión de billetes en un 25% adicional y se podrá financiar lo que resta del año con papel impreso hasta por $1.300 miles de millones de pesos. Cerca ya de reconvertir la expresión de la moneda por la gran cantidad de números para comprender las magnitudes.
Emisión e inflación En el largo plazo hay una comprobada relación entre la tasa de expansión monetaria y la tasa de inflación. Durante los últimos diez años la tasa de crecimiento de la emisión fue de 33% por año y la tasa de inflación fue similar, de 33.4% promedio por año.Desde junio se viene acelerando la emisión que crecía a una tasa anualizada de 38%, en septiembre aumentó a 66%, en 90 días.
Como impacta la enorme cantidad de pesos La pandemia demostró el desfasaje entre la emisión y su impacto sobre la tasa de inflación. Hubo que imprimir muy aceleradamente para financiar el gasto, pero el crecimiento de la masa monetaria aumentó más que la tasa de inflación.
En los inicios la cuarentena contuvo mucho el consumo y la cantidad real de dinero aumentó entre mayo y julio del 2020 más de 100%. Sin embargo, la inflación bajó hasta 25% en julio de 2020 porque la gente se quedó irremediablemente con los pesos emitidos -no había opciones para desprenderse de ellos y gastarlos, es decir aumentó la demanda de dinero – y esa recesión morigeró la suba de precios.
La emisión monetaria disminuyo desde julio 2020 hasta abril de 2021, pero entonces ocurrió lo esperado: la tasa de inflación comenzó a acelerarse, porque la demanda de dinero cayó (la gente se desprendió de los pesos) aumentado el consumo ante las menores restricciones. La enorme emisión monetaria provocada por los gastos de la pandemia ya está pasando a la tasa de inflación que se aceleró por encima del 60% anualizada en mayo de 2021.
Lo que podría ocurrir a partir de noviembre La emisión de pesos que habrá en el último trimestre de 2021 será un factor de aceleración de la inflación durante el primer semestre de 2022. El IPC disminuyo hasta 2.5% mensual en agosto, que será la menor inflación mensual hasta fin de año. Hubo una inflación core de 3.1%, que no cede porque refleja la masa monetaria emitida. Si se la calcula -excluyendo los alimentos- esa inflación core hubiera sido de 3.4%. Está claro que la inflación macroeconómicamente relevante, no ha bajado ni tiende a bajar, debido a la emisión monetaria.
Los precios regulados son una amenaza grave porque actúan como resorte instantáneo al momento de la liberación e impactarían en un 15% anual sobre el IPC general. Como dentro de esos precios están las controladas las tarifas subsidiadas que el FMI exigirá sean regularizadas en poco tiempo, la expectativa inflacionaria para 2022 es incierta.Por otra parte, el incremento anual de precios mayoristas señala una caída de ingresos en las bocas de expendio las que con toda seguridad tratarán de recuperar sus márgenes.
El mercado de cambios Antes de las PASO y de las medidas recientes, a pesar de los nuevos controles y prácticamente habiendo suprimido del mercado el dólar MEP y Cable no se puede mantener contenida la brecha cambiaria. De hecho, al 6 de octubre el valor de un dólar paralelo es de $187 y en el mercado mayorista se registraron pocas operaciones. El mercado ha iniciado un proceso de dolarización muy anticipada a las elecciones con fondos extranjeros que reducen su posición en activos argentinos lo que aumenta la demanda y el precio de los dólares financieros.
La caída de reservas fue por el fin del superávit comercial y por cierta posibilidad de devaluación del peso porque el Banco Central pasó – naturalmente – de comprar a vender divisas, mientras hubo más demanda en los mercados cambiarios ¨libres ¨por la incertidumbre preelectoral y la emisión de pesos que termina siempre demandando dólares.
Ya no hay superávit comercial de caja, aunque hubo alto superávit comercial devengado en julio y agosto. El incremento del precio de la soja y las restricciones a las importaciones generaron un superávit comercial de U$S 10,649 entre enero y agosto, U$S 600 millones inferior al de 2020 por las mayores importaciones.
El superávit comercial devengado de agosto fue récord, U$S2,339 millones con suba de las exportaciones y un volumen de importaciones similar. Pero como se devalúa al 1% mensual demuestra que el peso está apreciado y el dólar barato. Antes de las elecciones primarias, se gastaron con fines electoralistas más de U$S 650 millones procurando evitar una suba de la brecha cambiaria.
≈ Comentarios desactivados en Octubre es para el gobierno un mes con urgencias decisivas y trascendentes para su futuro. Eso lo lleva a generar emisión monetaria al límite, provocar una brusca caída de las reservas internacionales y una inflación contenida que impactará en 2022 aumentando el IPC no menos de 40% en el año 2022
Octubre es para el gobierno un mes con urgencias decisivas y trascendentes para su futuro. Eso lo lleva a generar emisión monetaria al límite, provocar una brusca caída de las reservas internacionales y una inflación contenida que impactará en 2022 aumentando el IPC no menos de 40% en el año 2022
Las medidas de autoprotección – con costos a cargo de la población actual y futura – que esta administración ha adoptado, está generando para sí misma una herencia con enormes problemas macroeconómicos. Las consecuencias deberán enfrentarse luego de las elecciones legislativas de noviembre, cualquiera que sea el resultado, con el agravante de que una derrota contundente trastoca por completo la orientación que desean darle a la economía.
Esas elecciones – cruciales para el futuro de la coalición gobernante en todos los planos – ha forzado a implementar medidas aceleradamente desplazando a la facción que el presidente Fernández intentó priorizar.
Las decisiones no mejorarán – antes de las elecciones – los ingresos de los votantes, algo que esta administración considera imprescindible para no perder las elecciones.
Se intenta optimizar la imagen ante casi todo el espectro social, pero cabe una reflexión: ¿no se tomaron estas medidas antes porque sus consecuencias negativas posteriores son muy peligrosas, o porque no se esperaba tanto descontento de la población?
Una estrategia eleccionaria tardía, confusa e insuficiente
Las medidas son improvisadas e inútiles – por si solas – para dar vuelta un resultado electoral. Por esa razón la estrategia económica para revertir el resultado de las elecciones parece inconsistente e ineficaz. No es posible generar – antes de noviembre – ingresos suficientes como para impactar económicamente en forma favorable a los más desprotegidos y a la clase media baja, tanto como para cambiar su mal humor. Todo lo que se ha implementado tendrá impacto posterior a las elecciones.
En las provincias en que perdió el gobierno en las PASO el nivel de pobreza aumentaba desde que asumió esa administración. Fueron las provincias donde más fondos se enviaron. Por eso poner «más platita en el bolsillo» durante la campaña como pregonan desde la administración actual, no parecería que vaya a tener efecto en las elecciones de noviembre.
Las medidas
Reconversión de planes sociales: el Gobierno ¨comunicará medidas¨ de generación de empleo para reconvertir algunos planes sociales y darles una orientación laboral. ¿Qué impacto puede tener esa ¨reconvención¨ en 6 semanas? Solamente solo se pueden elaborar trazos gruesos sin ninguna posibilidad de implementación con efectos sensibles sobre la población.
Jubilaciones anticipadas para desempleados. Alcanza solamente a 25.000 personas de ambos sexos, a quienes se le otorga la cobertura médica de un sistema de salud desbordado. La implementación requiere más de cuatro meses.
Bonos
Para los jubilados (de jubilación mínima) y beneficiarios de AUH. Los anuncios se harán lo más cercano posible a las elecciones generales de noviembre. Serán $ 6.000. No mueve ningún amperímetro.
El blanqueo de las empleadas domésticas no modifica el humor social porque el número de personas beneficiadas es muy reducido y el beneficio no es tanto para las empleadas sino para los empleadores.
Modificación de la prohibición de exportar carne.
El resultado de prohibir exportaciones fue pésimo: el precio no bajó, el consumo cayó, suspendieron a 1.200 obreros en los frigoríficos y se perdieron US$ 100 millones mensuales. Por estas razones se modifica la incongruente decisión. Es improbable que esta marcha atrás se implemente de forma tal que modifique el desagrado general que provocó en todo nivel.
Nuevas ayudas en dinero
Con menor alcance que los anteriores, solamente llega a dos millones de beneficiarios (no de familias) con un pago único de $15.000. Puede suavizar en algunos votantes su incomodidad hacia la actual administración y es de fácil implementación.
También se decidió:
Aumento del salario mínimo, Aumento en el piso del impuesto a las Ganancias, Amnistía fiscal y extensión de la moratoria, Extensión del REPRO, Exención de Ganancias para instrumentos financieros, Eliminación de las retenciones a exportaciones de servicios.
Absolutamente ninguna de estas medidas genera mayores ingresos a la población que no ha votado a esta administración, al menos durante los próximos 180 días por lo cual resultan costosas, beneficiosas a mediano plazo, pero absolutamente inútiles para el fin que han sido disparadas aceleradamente sin mayor análisis.
Las urgencias electorales
La necesidad electoral, ha terminado con la incipiente ortodoxia fiscal del primer semestre y provocará una emisión monetaria con alto impacto inflacionario en 2022 y sobre el déficit fiscal primario en 2021. El déficit de 2021 (antes del pago de intereses) llega a 3.5% del PIB y se financia con emisión y colocando deuda por los intereses que vencen hasta fines de año.
Luego, el BANCO CENTRAL debe recoger lo que va a parar a los bancos y pagar por ello 40%. Es más, de medio billón de pesos.
Se ofrecen muchos pesos por encima de lo que desean los tenedores (demanda de dinero muy baja, casi nula). Toda emisión es inflación a mediano plazo sin contraprestación equivalente de oferta de productos y servicios, y la emisión es asimétrica respecto del aumento de la producción.
La elevada carga tributaria que tiene la Argentina en relación a su volumen transaccional y el abuso de impuestos no alcanza para financiar el gasto público actual. Se impone reducir los gastos, pero actualmente el gobierno los aumenta por las elecciones y por las enormes distorsiones de la macroeconomía.
El exceso de pesos provoca y lo seguirá haciendo, inestabilidad cambiaria. Emitir genera inflación, pero tener que esterilizar para evitarla incrementa el déficit fiscal. El stock de deuda del Banco Central crece con cada emisión de dinero, y ya es 140% de la base monetaria.
Cada punto del PBI que se emite incrementa el déficit fiscal por el equivalente a un mes de jubilaciones, pensiones y asignaciones o, a los subsidios pagados en todo un año y cuando el Banco Central esteriliza, debe pagar $ 14.000 millones en intereses mensuales por cada punto del PBI emitido.
Si se dejase de imprimir moneda para financiar al Tesoro (algo que no va a ocurrir) solamente la esterilización de lo que ya se emitió obliga a seguir imprimiendo billetes para pagar los intereses. En los últimos doce meses, el pago de intereses de LELIQs y pases fue equivalente al 90% de la emisión monetaria para que el gobierno cubra el déficit primario.
Hacia adelante, la situación es aún peor porque los problemas son mayores.
El Tesoro aumentó en el segundo semestre de 2021 el gasto para no perder las elecciones, lo cual exige un mayor monto de emisión. La cercanía del proceso electoral aumenta la demanda por divisas y esto se ve en la brecha entre el tipo de cambio oficial y los alternativos, que ya se ubica en torno al 90%.
El Banco Central debe decidir – inevitablemente – entre reducir el stock de LELIQs o subir la tasa de referencia de la economía para conseguir alguna clase de inversiones o algún ahorro en pesos. Si elige reducir el stock de LELIQs, el remedio sería peor que la enfermedad, ya que generaría una importante presión en el dólar y los precios, algo que no se podría contener.
Optar por aumentar la tasa podría bajar la tensión en el dólar y los precios, pero genera un encarecimiento del crédito al sector privado y mayor pago de intereses al Banco Central.
No hay una salida limpia.
Todo sigue en la misma dirección, pero con más pobreza
El INDEC informa que durante el primer semestre del año el 40,6% de la población argentina tuvo ingresos inferiores al umbral mínimo que establece la línea de pobreza. Son total 18,5 millones de personas, esto es el 42% del total de la población argentina.
La indigencia llegó al 10,7%, superior a la medición anterior, significando que unos 4,8 millones de personas no alcanzaron a cubrir las necesidades alimenticias más básicas.
En nuestro país más de la mitad de los chicos (niños y niñas) son pobres, porcentaje que alcanza casi el 75 % en el conurbano bonaerense.
La pandemia incrementó en 5 puntos porcentuales la pobreza entre 2019 y la primera parte de 2021. El índice Gini, que es un indicador de la desigualdad de ingresos de la sociedad, mostró el mismo valor en el primer semestre de 2021 que en el primer semestre de 2019.
El índice Gini indica que la distribución del ingreso no ha empeorado a pesar de la recesión económica. Esta observación es importante para evaluar afirmaciones apresuradas y sin sustento que suelen hacerse sobre las causas del deterioro social.
El enorme problema social es un derivado de la caída del ingreso generado por la economía por la imposibilidad de crecer y no de un problema de aumento de la desigualdad en la distribución del producto generado.
La variación de los ingresos reales entre el primer semestre del 2019 y el primer semestre del 2021 registra una caída de entre el 9,2% y el 10,4% real del ingreso familiar.
La evolución del ingreso laboral, registra un comportamiento desigual entre los estratos sociales. El ingreso real proveniente del trabajo cayó 4% entre 2019 y 2021 para los segmentos de alto ingreso, pero la caída fue del 10,3% para los más pobres.
Este se debe a que los trabajadores de los estratos más bajos tienen actividades laborales de menor remuneración, con alta volatilidad, sin estar registrados y en sectores cuyo funcionamiento se vio mucho más restringido durante los meses de cuarentena extrema que el resto de las actividades económicas. Como ejemplo el 25% de las personas que trabajaban en servicios en 2019 todavía no han recuperado sus ingresos.
Inflación: un tema crítico
La inflación en septiembre aumentó el ritmo de crecimiento y no bajará, pasando del 2,5% mensual al 3,0%, En 9 meses de 2021 la inflación aumentó 36,9%, superando – tres meses antes – toda la inflación anual del 2020 (36,1%).
Los precios vuelven a subir un escalón y la proyección indica aumento por encima del 2,7% mensual permanente hasta fin de año.
La desaceleración de la inflación por cinco meses consecutivos terminó de golpe con aumentos puntuales en prepagas, colegios, cigarrillos, personal doméstico, factores estacionales por indumentaria y el aumento de la brecha cambiaria – que, creció de 83,1% promedio en agosto a 87,1% en septiembre- en un contexto de total incertidumbre electoral.
La inflación del mes será de 3,0% con variación mensual septiembre – septiembre de 51,6% y Variación anual desde enero acumulada de 36,9%.
Muchos mas aumentos en octubre 2021
Los colegios privados que reciben aportes estatales aumentan sus cuotas en 4,6% en octubre y en noviembre. Prepagas 9%, Expensas promedio 8%.
El modo electoral, provoca anclas cambiarias y tarifarias, combustibles, telefonía e internet, aumenta la brecha cambiaria y el Banco Central comienza a perder cada vez más reservas. Aumenta aceleradamente la incertidumbre respecto del costo de reposición de los bienes e insumos importados que se trasladará a precios en diciembre.
No se fortalecieron las reservas con los Derechos Especiales de Giro se prefirió usar esos recursos para financiar el déficit, impidiendo bajar la inflación con una demanda de dinero que permanece casi nula. Parecería que esta administración quiere inflación para licuar el déficit cuasi fiscal como queda claro más arriba. Si así fuera es algo poco moral.
Más aún, la expectativa de una aceleración del gasto en el tramo final del año financiada con emisión impacta muy negativamente sobre la confianza de los agentes económicos, y aunque la expansión monetaria tiene demora en expresarse, el conjunto de factores impacta en los precios y le ponen un piso a la inflación en 3% mensual en los meses que restan del año, por lo que la suba anual de precios será más de 48%, muy por encima de la meta revisada del Gobierno (45,1%).
Política Monetaria y Cambiaria
Hay una fuerte reducción de actividad en el mercado de cambios ya sin la oferta de dólares de la cosecha. También hay una mayor presión por comprar divisas que han obligado al Banco Central a mayores ventas en el mercado oficial, una mayor intervención en los mercados alternativos y a una caída de casi U$S 2.000 en las reservas internacionales entre julio y la incorporación en agosto de los Derechos Especiales de giro del FMI.
A esto debe agregarse que el 1 de octubre el Banco Centro vendió US$ 196 millones para sostener al peso y perdió en septiembre en total US$ 950 millones. Este ritmo de venta es insostenible. Habrá – sin ninguna duda – más medidas y más cepo.
El mercado no quiere una devaluación este año. Pero será difícil sostener el tipo de cambio oficial con la actual brecha, el enorme desorden macroeconómico y con funcionarios controlados por políticos con objetivos únicamente personales y electorales.
Esto ocurre tras una primera mitad del año muy bien manejada y favorable por la liquidación récord del campo por los precios de los granos y la decisión de devaluar lentamente y contraer gastos.
En Argentina hay 5 (cinco) tipos de cambio diferentes. Algo insólito.
Hasta el cierre de septiembre los diversos (son cuatro) tipos de cambio ¨libres¨ aumentaron más que el cambio oficial + 2.8% contra +1%. Se incrementa la brecha porque el mercado sigue comprando las reservas del Banco Central tanto para importaciones (ya muy restringidas) como por medio de bonos y acciones.
En la última semana de septiembre, hubo un aumento de ventas de las empresas cerealeras por U$S 700 millones, pero el Banco Central tuvo que vender reservas por U$S 250 millones. En consecuencia, en septiembre se perdieron reservas líquidas por U$S 952 millones, el peor resultado desde octubre d 2021.
A estas ventas forzosas hay que agregarle las ventas ¨voluntarias¨ decididas por el Banco Central para mantener controlado los tipos de cambio ¨libres¨ que fueron de U$S 30 millones diarios. En total se perdieron U$S 420 millones con los cual la caída neta de divisas líquidas llegó a U$S 1.372 millones muy poco menos que en septiembre 2020 que fue cuando se profundizó dramáticamente el control de cambios. Todo indica que es muy difícil que no se tomen nuevas medidas.
El problema es cuales pueden ser las medidas
Las autoridades del ministerio de economía muestran un estado de desorientación con acciones desordenadas, contenidas por el profesionalismo técnico del Banco Central.
A la caída de las reservas hay que agregarle que al mercado se han lanzado pesos en exceso (con una demanda de dinero casi nula) y se le seguirá agregando más pesos para ¨poner platita¨ antes de las elecciones.
Por otra parte, hasta diciembre hay que pagar o renovar $ 710.000 millones de deuda en pesos a tasa fija tomados en el mercado local. Pagarlos será complicado porque el sector privado se está retirando por miedo a la caída en los precios de los títulos más el creciente riesgo de refinanciación forzosa de deuda.
Esta administración deberá recurrir a bonos Dollar link o indexados porque con la tasa fija de 40% y con la gran expectativa inflacionaria ya desatada no será posible renovar la totalidad.
A este panorama – ligeramente desolador – hay que agregar que el déficit primario sumará más necesidades por $800.000 millones, en línea con un déficit primario de 3,4% del PIB monto a financiar con nueva emisión monetaria en los próximos tres meses.
A pesar de todo en la última semana de septiembre se logró colocar $203.000 millones, un 60% del financiamiento que se consiguió este mes, y terminar septiembre con renovaciones 12% superiores a los vencimientos. Se consiguieron $36.000 millones adicionales.
Luego de las PASO, la demanda por los instrumentos del Tesoro aumentó – en línea con expectativas de mayor racionalidad posterior a elecciones negativas al gobierno – una señal de esperanza del mercado cuando el sector privado refinancia el 131% de los vencimientos.
Cuanto más se puede seguir emitiendo en forma legal
Hubo un decreto de necesidad y urgencia que permitió considerar a los Derechos Especiales de Giro del Banco Central como si fueran recursos corrientes. Al hacerlo el margen para emitir se amplió en $510.000 millones, que es el equivalente a el monto de los Derechos Esp. De Giro + 20% por computarlos como ingreso del Tesoro.
Con esta ¨contabilidad creativa¨ si el Banco Central emitiera $760.000 millones aún queda un margen de $1,3 billones para seguir emitiendo en 2022. Este saldo es equivalente al 2% del PBI, insuficiente ante la inflación y el déficit primario proyectados.
Como consecuencia, el gobierno enfrenta el proceso pre eleccionario, posterior a una encuesta como las PASO que le resultó adversa, con problemas muy complejos en el mercado de cambios porque las reservas netas ya son casi negativas. Las reservas brutas llegan a US$43.178 millones.
Hasta fin de año vencen U$S 2.800 millones con organismos financieros internacionales, y cae el adelanto de exportaciones de U$S 2.100 millones. Esto disminuirá las reservas brutas a U$S 38.000 millones y las netas por debajo de 0, probablemente, si no ocurre nada sorpresivo que haga perder la racionalidad y se avance sobre la propiedad privada.
En consecuencia, el Banco Central probablemente tuvo y tendrá que bajar su nivel de intervención en el mercado y eso ha provocado el aumento de la tasa de retorno de los bonos en pesos que ajustan por inflación y de los bonos de refinanciación de la deuda por lo cual el riesgo país llega a 1600 puntos, producto de la desconfianza de todos los mercados en la actual administración.
Prácticamente sin reservas líquidas en el Banco Central es poco probable que la actual administración consiga recuperar algo de poder adquisitivo antes de las elecciones.
Todos los mercados están sumidos en incertidumbre lo que se agrega la salida del holding multinacional estadounidense, Franklin Templeton Investments, que está cambiando sus posiciones en pesos a dólares con el argumento de que lleva perdidos US$1.500 millones. Eso generará nuevas presiones sobre los tipos de cambio ¨ libres¨
El más libre y costoso ya vale $193″, por lo que pensar en un dólar de $220 a diciembre no es imposible porque en los últimos días la divisa, en todas sus numerosas e insólitas variantes, sigue subiendo de precio y la brecha está en niveles récord. En realidad, hay dos brechas porque el gobierno participa activamente en el mercado de bonos para contener el aumento, y eso provoca otra diferencia, entre el Contado Con Liquidación intervenido y el Contado con Liquidación libre.
El dólar ¨libre¨ se obtiene en un mercado llamado Segmento de Negociación Bilateral (SENEBI) que utiliza acciones en pesos en Buenos Aires o en dólares en Nueva York para comprar legalmente.
Faltan 25 ruedas hasta las elecciones y septiembre cerró con pérdida de divisas. Para mediados de noviembre las reservas líquidas serán solamente $S 2.000 millones lo que obliga indefectiblemente a cerrar un acuerdo con el FMI con condiciones muy adversas a la ideología de esta administración. Si a esto se le agrega un resultado fatal para el gobierno en las elecciones, la reacción de la facción radicalizada que controla casi todo el poder es impredecible.
Después de las elecciones
No hay muchas opciones: devaluar o alinear el IPC con la tasa que se paga por pesos. Obviamente se optará por alinear el crawling Peg con la inflación con un resultado dudoso porque las reservas líquidas son muy bajas.
El peso ha caído a mínimos históricos y la tendencia se acentúa cada vez más luego de las PASO. porque el mercado reaccionó negativamente al alza frente a las medidas del gobierno para mejorar sus chances electorales, que implican un mayor gasto y más emisión.
Esta administración está generando en forma acelerada una ¨auto – herencia¨ posterior a las elecciones con consecuencias que son complejas de predecir, ciertamente no favorables para la población.
El destino final de los pesos emitidos
El volumen (stock) de títulos colocados en los bancos son muy altos en relación con la demanda de dinero, pero con los niveles de inflación actual esta administración – si logra mantenerla alta – los irá licuando a costa de la población mas desprotegida.
Como se puede apreciar solo el 20% está indexado por CER u FX por lo cual la licuación es algo posible a menos que la población decida que prefiere pesos y aumente la demanda – algo altamente improbable – o bien que el gobierno decida restructurar la deuda con el sector privado, algo que no podría hacer con la actual debilidad política.
Acciones de política monetaria
Como el gobierno tiene que emitir hasta fin de año para financiar al Tesoro más de $ 1 billón el stock de deuda por emisión de LELIQs (hoy en U$S 42.488 millones), el stock de LELIQs y Pases -medido en dólares superará el stock de reservas brutas de USD 43.300 millones.
Al 22 de septiembre las LELIQs llegaron a $2,2 billones y los Pases pasivos a $2,07 billones, un total que al tipo de cambio oficial de $98,49 equivalen a U$S 43.299 millones, superiores a las reservas brutas.
Esta asimetría no ocurría desde el 31 de mayo de 2018, cuando se inició la corrida cambiaria que licuó el stock de las Lebac (Letras del Banco Central) y fue el inicio de la recesión de tres años con una aceleración inflacionaria por encima del 50% anual que perdura hasta hoy y se proyecta acelerada para el 2022 en valores superiores.
Con este estado de cosas – en la cambiario y en lo monetario – es casi seguro que habrá mayores restricciones a la importación. Ya se percibe en el día a día muchos faltantes de mercadería, repuestos importados y hasta elementos imprescindibles para la vida diaria y la producción intermedia: no hay repuestos para calderas importadas, por ejemplo. Luego de las elecciones, cuando haya que enfrentar las exageraciones de esta administración y al menos hasta marzo habrá restricciones de importación y cambiarias nunca conocidas.
Si se acentúan aun más las restricciones aumentará el dólar paralelo bien por encima de $ 200 por unidad, porque si no hay posibilidades de mayor intervención en el mercado por falta de reservas netas, sube el dólar bolsa, el contado y el paralelo.
Riesgos
El stock de LELIQs y Pases es 13% del PBI, la misma relación que generó la crisis que fulminó la relección al gobierno anterior.
El duro control de cambios actual – que debió haber impuesto la anterior administración – evita que se puedan desarmar las posiciones para pasarse a dólares, como ocurrió en 2018. Ahora las LELIQs y los Pases están en el pasivo de los bancos sustituyendo depósitos con una tasa que paga el gobierno por encima de lo que recibe un particular. Esos fondos no llegan a ser créditos.
Fueron los inversores privados los que provocaron el problema que abatió al gobierno anterior, al margen de su soberbia e ineficiencia.
Quedarán por delante 26 meses más con déficit fiscal y financiamiento vía emisión monetaria, y tomando más dinero del sector privado: esa inundación y el crawling out al sector privado es imposible de sostener.
La enorme y creciente intervención del Estado en toda la economía genera precios relativos totalmente distorsionados. Un ejemplo – ya mencionado – es que convive con 5 tipos de cambio alternativos distintos, y en todos interviene el Estado: dólar MEP, Contado con Liquidación, paralelo, acciones y Senebi. Algo que no ocurre en ningún país occidental, excepto en Venezuela donde operan hasta con criptomonedas sin mineros…
Sin plan otro que no perder control del parlamento con exportaciones en baja e importaciones que no llegarán, habrá mucho faltante en la cadena de suministros, habrá un aumento importante de la inflación y más pronto que tarde, una caída del peso que ubique la brecha entre el oficial y los tipos de cambio alternativos arriba del 100%.
El nivel de actividad
Comparando septiembre 2020 con julio 2021 hay un crecimiento del 11,7%. en el nivel de actividad porque se compara el momento de restricciones más duras con el momento de reactivación económica.
Quitando la estacionalidad el aumento es de 0,8%, algo inesperado porque la información de la industria y de la construcción eran desfavorables. Hubo un crecimiento mensual del 31,7% en el sector de la pesca y una fuerte recuperación de 16,3% en servicios sociales y salud. En el resto de los sectores parecería no haber grandes sorpresas.
Buenas noticias: es el segundo mes de recuperación real luego de la ola pandemia y los cierres de abril y mayo.
Hay que comparar con la pre pandemia a la Hotelería y restaurantes o Transporte y Comunicaciones que están 48,7% y 13,6% por debajo, porque estas actividades tenían restricciones al momento de calcular la reactivación.
Habrá fuerte crecimiento en el tercer trimestre pero que luego caerá hacía el final del año. La irresolución económica sumada a los inevitables controles de importación impactaría muy mal en la actividad. Con esta situación y con estos datos, el crecimiento anual real no puede superar el 8% para el año 2021.
Comentario final
La mayoría de los agentes económicos estiman que, con el resultado de las elecciones mucho tiene que cambiar,
Qué, cómo y quiénes harán el cambio es imposible de proyectar, pero hay absoluto consenso en señalar que el retraso del tipo de cambio y de las tarifas públicas no se puede sostener más sin caer en una grave crisis.
La sombra del inevitable acuerdo con el FMI, engendra un nuevo protagonista dentro de la economía argentina, porque un acuerdo establecerá márgenes fiscales, monetarios, de las cuentas externas y de los precios en las tres próximas gestiones presidenciales.
Uno de los escenarios más peligrosos sería un fogonazo cambiario luego de los comicios a causa de la emisión monetaria, el expansionismo fiscal, la insuficiencia de reservas y la represión inflacionaria.
≈ Comentarios desactivados en October is for the Argentine Government a month with decisive and transcendent urgencies for its future. This urgency leads to generate monetary issuance up to the limit, cause a sharp drop in international reserves, and an important inflation in 2022, increasing the CPI by no less than 40% during next year.
October is for the Government a month with decisive and transcendent urgencies for its future. This urgency leads it to generate monetary issuance to the limit, cause a sharp drop in international reserves, and contained inflation in 2022, increasing the CPI by no less than 40% in 2022.
At the expense of the current and future population, the self-protection measures that this administration has adopted are generating an inheritance with enormous macroeconomic problems. Whatever the outcome may be, the consequences of being faced after the legislative elections in November, with the aggravating factor that a resounding defeat completely overturns the direction they want to give to the economy.
Those elections – crucial for the ruling coalition’s future at all levels – have forced the implementation of measures to accelerate, displacing the faction that President Fernandez tried to prioritize.
The decisions do not improve – before the elections – the income of the voters, something that this administration considers essential in order not to lose the elections.
An attempt is being made to optimize the image before almost the entire social spectrum, but a reflection is in order: were these measures not taken before because their later negative consequences are perilous, or because so much discontent of the population was not expected?
A late, confused, and insufficient election strategy
The measures are improvised and useless – on their own – to turn around an election result. For this reason, the economic strategy to reverse the election result seems inconsistent and ineffective. Before November, it is impossible to generate enough revenue to have a favorable economic impact on the poorest and the lower middle class to change their bad mood. Everything implemented impact after the elections.
In the provinces where the Government lost in the PASO, poverty has increased since that administration took office. They were the provinces where more funds were sent. That’s why putting «more money in their pockets» during the campaign, as the current administration claims, doesn’t seem likely to affect the November elections.
The measures
Reconversion of social plans: the Government will «communicate measures» of employment generation to reconvert some social plans and give them a job orientation. What impact can this «reconvention» have in 6 weeks? Only broad strokes can be drawn without any possibility of implementation with acute effects on the population.
Early retirement for the unemployed. It reaches only 25,000 people of both sexes who are given medical coverage from an overburdened health system. Implementation takes more than four months.
Bonds
For retirees (minimum pension) and beneficiaries of AUH.
The announcements may be made as close as possible to the general elections in November. It may be $ 6,000. It does not move any ammeter.
The laundering of domestic workers does not change the social mood because the number of people benefiting is tiny, and the benefit is not so much for the workers but the employers.
Modification of the meat export ban.
The result of banning exports was disastrous: the price did not go down, consumption fell, 1,200 workers were suspended in the slaughterhouses, and US$ 100 million per month were lost. For these reasons, the incongruous decision is modified. It is unlikely that this reversal may be implemented in such a way as to modify the general displeasure that it provoked at all levels.
New cash grants
With less reach than the previous ones, it only reaches two million beneficiaries (not families) with a one-time payment of $15,000. It may soften some voters’ discomfort with the current administration and is easy to implement.
Government decided:
Increase in the minimum wage, Increase in the income tax floor, Tax amnesty and extension of the moratorium, Extension of the REPRO, Income tax exemption for financial instruments, Elimination of withholding taxes on exports of services.
None of these measures generate more income for the population that has not voted for this administration, at least for the next 180 days, which is why they are costly, beneficial in the medium term, but useless for the purpose they have, also fired in an accelerated manner without further analysis.
Electoral urgencies
The electoral necessity has put an end to the incipient fiscal orthodoxy of the year’s first half and probably provoked a monetary issue with a high inflationary impact in 2022 and on the primary fiscal deficit in 2021. The 2021 deficit (before interest payments) reaches 3.5% of GDP and is financed by issuing and placing debt for the interest due until the end of the year.
Then, the CENTRAL BANK must collect what goes to the banks and pay for it 40%. That’s more than half a trillion pesos.
Excess od pesos, more than holders want (very low, almost zero demand for money). All issuance is medium-term inflation with no equivalent counterpart in the supply of products and services, and issuance is asymmetric concerning increased production.
Argentina’s high tax burden about its transactional volume and the abuse of taxes is not enough to finance current public spending. Spending must be reduced, but the Government is currently increasing it because of the elections and the enormous distortions in the macroeconomy.
The excess of pesos causes and continues to cause exchange rate instability. Issuing generates inflation, but having to sterilize to avoid it increases the fiscal deficit. The stock of debt of the Central Bank grows with each issue of money. Already 140% of the monetary base.
Each point of GDP that is issued increases the fiscal deficit by the equivalent of one month of pensions, pensions, and allowances or the subsidies paid in a whole year, and when the Central Bank sterilizes, it must pay $ 14,000 million in monthly interest for each point of GDP issued.
Suppose we stop printing money to finance the Treasury (something that is not going to happen), only the sterilization of what has already been issued forces us to continue printing bills to pay interest. In the last twelve months, the payment of interest on LELIQs and bills was equivalent to 90% of the monetary issue for the Government to cover the primary deficit.
The situation is even worse because the problems are more significant.
The Treasury increased spending in the second half of 2021 to not lose the elections, which requires a more considerable amount of issuance. The proximity of the electoral process increases the demand for foreign currency. This increased demand is seen in the gap between the official exchange rate and the alternative ones, already around 90%.
The Central Bank must inevitably decide between reducing the stock of LELIQs or raising the economy’s benchmark rate to get some investments or some savings in pesos. If it chooses to reduce the stock of LELIQs, the remedy would be worse than the disease, as it would generate significant pressure on the dollar and prices, something that could not be contained.
Choosing to raise the rate may lower the tension in the dollar and prices, but it generates a rise in the cost of credit to the private sector and higher interest payments to the Central Bank.
There is no clean way out.
Everything continues in the same direction, but with more poverty.
The INDEC reports that 40.6% of the Argentine population had incomes below the minimum threshold established by the poverty line during the first half of the year. That is a total of 18.5 million people or 42% of the total Argentine population.
Indigence reached 10.7%, higher than the previous measurement, meaning that some 4.8 million people could not cover the most basic food needs.
More than half of the children (boys and girls) in our country are poor, a percentage that reaches almost 75% in the Buenos Aires suburbs.
The pandemic increased poverty by 5 percentage points between 2019 and the first part of 2021. The Gini index, an indicator of income inequality in society, showed the same value in the first half of 2021 as in the first half of 2019.
The Gini index indicates that income distribution has not worsened despite the economic recession. This observation is essential to evaluate hasty and unsubstantiated assertions that are often made about the causes of social deterioration.
The enormous social problem is a derivative of the fall in the income generated by the economy. This situation is due to the impossibility of growth and not a problem of increasing inequality in the distribution.
The change in real income between the first half of 2019 and the first half of 2021 records a fall of between 9.2% and 10.4% real household income.
The evolution of labor income shows an unequal behavior between social strata. Real income from work fell by 4% between 2019 and 2021 for high-income segments, but the fall was 10.3% for the poorest.
This evolution is because workers in the lowest strata have lower-paid, highly volatile, unregistered work activities and in sectors whose functioning was much more restricted during the months of extreme quarantine than the rest of the economic activities. For example, 25% of people working in services in 2019 have not yet recovered their income.
Inflation: a critical issue
Inflation in September increased the pace of growth and is not going down, going from 2.5% monthly to 3.0%. In 9 months of 2021, inflation increased 36.9%, surpassing – three months earlier – the actual annual inflation of 2020 (36.1%).
Prices are back up a step. The projection indicates an increase of over 2.7% per month until the end of the year.
The deceleration of inflation for five consecutive months ended suddenly with increases in prepayments, schools, cigarettes, domestic staff, seasonal factors for clothing, and the increase in the exchange rate gap – which grew from 83.1% average in August to 87.1% in September – in a context of total electoral uncertainty.
Inflation for the month should be 3.0%, with monthly variation September – September of 51.6% and annual variation since January accumulated 36.9%.
Many more increases in October 2021
Private schools that receive state contributions increase their fees by 4.6% in October and November. Prepayments 9%, average expenses 8%.
The electoral mode causes exchange and tariff anchors, fuels, telephony, and the internet, increasing the exchange rate gap, and the Central Bank begins to lose more and more reserves. Uncertainty about the replacement cost of imported goods and inputs transferred to prices in December is increasing rapidly.
Reserves were not strengthened with the Special Drawing Rights, preferring to use those resources to finance the deficit, preventing inflation from being lowered with a demand for money that remains almost nil. It would seem that this administration wants inflation to liquefy the quasi-fiscal deficit, as is evident above. If so, that is hardly moral.
Moreover, the expectation of an acceleration of spending in the final part of the year financed with issuance has a very negative impact on the confidence of economic agents. Monetary expansion has a delay in being expressed. However, the set of factors impact prices and put a floor on inflation at 3% per month in the remaining months of the year, so that the annual rise in prices may be more than 48%, well above the Government’s revised target (45.1%).
Monetary and Exchange Policy
There is a substantial reduction in the foreign exchange market without the supply of dollars from the harvest. There is also more significant pressure to buy foreign currency, which has forced the Central Bank to sell more in the official market, a greater intervention in alternative markets and a fall of almost US$ 2,000 in international reserves between July and the incorporation in August of the IMF’s Special Drawing Rights.
To this must be added that on October 1, the Central Bank sold US$ 196 million to support the peso and lost a total of US$ 950 million in September. This pace of selling is unsustainable. There are – without any doubt – more measures and more tightening.
The market does not want a devaluation this year. But it is difficult to sustain the official exchange rate with the current gap, the vast macroeconomic disorder, and officials controlled by politicians having only personal and electoral objectives.
This complex situation comes after a first half of the year that was very well managed and favorable due to the record liquidation of the countryside for grain prices and the decision to devalue slowly and cut back on expenses.
In Argentina, there are 5 (five) different exchange rates. Something unusual.
Until the end of September, the various (four) ¨free¨ exchange rates increased more than the official exchange rate +2.8% vs. +1%. The gap is widening because the market continues to buy the Central Bank’s reserves for imports (already very restricted) and through bonds and stocks.
In the last week of September, grain companies increased sales by U$S 700 million, but the Central Bank had to sell U$S 250 million reserves. As a result, liquid reserves were lost in September for U$S 952 million, the worst result since October 2021.
To these forced sales must be added the «voluntary» sales decided by the Central Bank to keep the «free» exchange rates under control, which amounted to U$S 30 million a day. In total, U$S 420 million was lost, which brought the net fall of liquid currency to U$S 1,372 million, a very little less than in September 2020, when the exchange control was dramatically deepened. Everything indicates that it is tough for new measures not to be taken.
The problem is what can be the measures
The authorities of the Ministry of Economy show a state of disorientation with disorderly actions, contained by the technical professionalism of the Central Bank.
To the fall of the reserves, we must add that the market has been thrown pesos in excess (with a demand for money almost zero) and may continue to add more pesos to «put money» before the elections.
On the other hand, it is necessary to pay or renew $ 710,000 million of debt in pesos at fixed rates taken in the local market until December. Paying them is complicated because the private sector is withdrawing for fear of the fall in the prices of securities plus the growing risk of forced refinancing of debt.
This administration must use Dollar link or indexed bonds because it is impossible to renew the totality with a fixed rate of 40% and the tremendous inflationary expectation already unleashed.
To this slightly bleak picture, we must add that the primary deficit increases the need for $800,000 million, in line with a primary deficit of 3.4% of GDP amount to be financed with new monetary issuance in the next three months.
Nevertheless, in the last week of September, $203 billion was placed, 60% of the financing obtained this month, and September ended with renewals 12% higher than maturities. An additional $36 billion was raised.
After the PASO, demand for Treasury instruments increased – in line with expectations of greater rationality following negative government elections – a hopeful sign from the market as the private sector refinances 131% of maturities.
How much more can you continue to broadcast legally?
There was a decree of necessity and urgency that allowed considering the Special Drawing Rights of the Central Bank as if they were current resources. By doing so, the margin for issuance was increased by $510,000 million, which is equivalent to the amount of the Special Drawing Rights + 20% for computing them as Treasury income.
With this «creative accounting,» if the Central Bank issued $760 billion, there is still a margin of $1.3 trillion to continue issuing in 2022. This balance is equivalent to 2% of GDP, insufficient in the face of projected inflation and primary deficit.
As a result, the Government faces the pre-election process after a poll like the PASO that was averse to it, with very complex problems in the foreign exchange market because net reserves are already almost negative. Gross reserves reach US$43.178 billion.
Until the end of the year, U$S 2,800 million with international financial organizations fall due, and the advance on exports of U$S 2,100 million falls. This falling reduces gross reserves to U$S 38,000 million and net reserves to below 0, probably, if nothing surprising happens that makes us lose rationality and advance on private property.
Consequently, the Central Bank probably had to lower its level of intervention in the market, and that has caused the increase in the rate of return of inflation-adjusted peso bonds and debt refinancing bonds so that the country risk has reached 1600 points, as a result of the distrust of all markets in the current administration.
With virtually no liquid reserves in the Central Bank, it is unlikely that the current administration may regain any purchasing power before the elections.
All markets are plunged in uncertainty, which is added to the exit of the U.S. multinational holding company, Franklin Templeton Investments, which is changing its positions in pesos to dollars with the argument that it has lost US$1.5 billion. This exit generates new pressures on the ¨free¨ exchange rates.
The freest and expensive one is already worth $193″, so thinking about a $220 in December is not impossible because in the last few days, the currency, in all its numerous and unusual variants, continues to rise in price, and the gap is at record levels. There are two gaps because the Government actively participates in the bond market to contain the increase, which causes another difference between the intervened Contado Con Liquidación and the Contado con Liquidación libre.
The ¨free¨ dollar is obtained in a market called Segmento de Negociación Bilateral (SENEBI) that uses shares in pesos in Buenos Aires or in dollars in New York to buy legally.
There are 25 rounds left until the elections, and September closed with a loss of foreign currency. By mid-November, the liquid reserves may reach only $S 2,000 million, which inevitably forces the Government to close an agreement with the IMF with conditions that are very adverse to the ideology of this administration. All together may become a fatal result for the Government in the elections. The reaction of the radicalized faction that controls almost all the power is unpredictable.
After the elections
There are not many options: devalue or align the CPI with the rate paid for pesos. The choice is to align the crawling peg with inflation with an unlikely outcome because liquid reserves are shallow.
The peso has fallen to historic lows, and the trend is becoming more pronounced after the PASO because the market reacted negatively to the rise in the face of the Government’s measures to improve its electoral chances, which imply higher spending more issuance.
This administration is generating in an accelerated manner a post-election «self-inheritance» with consequences that are complex to predict, certainly not favorable for the population.
The final destination of the pesos issued
The volume (stock) of securities placed in the banks is very high concerning the demand for money, but with the current inflation levels, this administration – if it manages to keep it high – may be liquefying them at the expense of the most unprotected population.
As can be seen, only 20% is indexed by CER or FX, so liquefaction is possible unless the population decides it prefers pesos and demand increases – highly unlikely – or the Government decides to restructure the debt with the private sector, something it could not do with the current political weakness.
Monetary policy actions
As the Government has to issue until the end of the year to finance the Treasury more than $ 1 trillion the stock of debt by issuing LELIQs (today at U$S 42,488 million), the stock of LELIQs and Passes – measured in dollars must exceed the stock of gross reserves of USD 43,300 million.
As of September 22, the LELIQs reached $2.2 trillion, and the Passive Passes reached $2.07 trillion, a total that at the official exchange rate of $98.49 is equivalent to U$S 43,299 million, higher than the gross reserves.
This asymmetry had not occurred since May 31, 2018, when the exchange rate run began, which liquefied the stock of Lebacs (Central Bank Bills) and was the beginning of the three-year recession with an inflationary acceleration above 50% per year that lasts until today and is projected to accelerate to higher values by 2022.
With this State of affairs – in the exchange rate and the currency – it is almost certain that there must be more significant restrictions on imports. Already, there are many shortages of goods, imported spare parts, and even essential elements for daily life and intermediate production: there are no spare parts for imported boilers, for example. After the elections, having to face the exaggerations of this administration and at least until March, there may be import and exchange restrictions never known before.
If restrictions are tightened even more, the parallel dollar may rise well above $200 per unit because if there is no possibility of further intervention in the market due to the lack of net reserves, the stock market dollar, the spot, and the parallel dollar should rise.
Risks
The stock of LELIQs and Passes is 13% of GDP, the same ratio that generated the crisis that fulminated the reelection of the previous Government.
The current authoritarian exchange control – which the previous administration should have imposed – prevents positions from being unwound to switch to dollars, as happened in 2018. Now the LELIQs and the Passes are in the banks’ liabilities replacing deposits with a rate paid by the Government above what a private individual receives. These funds do not become credits.
The private investors caused the problem that brought down the previous Government, regardless of its arrogance and inefficiency.
There are 26 more months ahead with fiscal deficit and financing via monetary emission and taking more money from the private sector: flooding and crawling out to the private sector is impossible to sustain.
The enormous and growing intervention of the State in the entire economy generates distorted relative prices. An example – already mentioned – is that it coexists with 5 different alternative exchange rates, and the State intervenes in all of them: MEP dollar, Contado con Liquidación, parallel, shares, and Senebi. It does not happen in any Western country, except in Venezuela, where they even operate with cryptocurrencies without miners…
With no plan other than not losing control of parliament with exports falling and imports not coming in, many shortages in the supply chain may appear, there may be a significant rise in inflation, and sooner rather than later, a fall in the peso establish the gap between the official and alternative exchange rates above 100%.
The level of activity
Comparing September 2020 with July 2021, there is a growth of 11.7%. In the activity level because it compares the moment of stricter restrictions with the moment of economic recovery.
Without the seasonality, the increase is 0.8%, something unexpected because the information from industry and construction was unfavorable. There was a monthly growth of 31.7% in the fishing sector and a strong recovery of 16.3% in social services and health. In the rest of the sectors, there seemed to be no big surprises.
Good news: this is the second month of natural recovery after the pandemic wave and the closures of April and May.
It is necessary to compare the pre-pandemic to the Hotels and restaurants or Transportation and Communications that are 48.7% and 13.6% below. These activities had restrictions at the time of calculating the reactivation.
There will be strong growth in the third quarter, but it will fall towards the year’s end. The economic irresolution added to the inevitable import controls would have a terrible impact on activity. With this situation and with these data, real annual growth cannot exceed 8% by 2021.
Final comment
Most economic agents believe that, with the outcome of the elections, a lot has to change,
What, how, and who performs the change is impossible to project, but there is absolute consensus in pointing out that the delay in the exchange rate and public tariffs can no longer be sustained without falling into a severe crisis.
The shadow of the inevitable agreement with the IMF creates a new protagonist within the Argentine economy because an agreement will establish fiscal, monetary, external accounts, and prices margins in the successive three presidential administrations.
One of the most dangerous scenarios would be an exchange rate flash after the elections due to monetary emission, fiscal expansionism, insufficient reserves, and inflationary repression.