El resultado de las primarias obligó al gobierno a ceder totalmente a las exigencias del FMI y probablemente a quedar como una tercera fuerza

El FMI había reclamado en forma permanente una devaluación discreta del 30% como condición para desembolsar los U$S 7.500 millones necesarios para cancelar los préstamos con el mismo Fondo. El ministro se negaba sistemáticamente porque devaluar, consideraba con razón, implicaba un empuje inflacionario muy negativo para su candidatura durante un proceso eleccionario.

Pero ocurrió que, sin soportar una devaluación ni un gran salto de inflación, el grueso del electorado, el 60%, dio la espalda a su gestión y al gobierno en general por lo cual el argumento de contener la inflación usando como ancla el tipo de cambio perdió sentido.

El kirchnerismo debió resignarse a reconocer que su piso es 27%, no lejos de su techo, y el ministro candidato debió ceder y devaluar 20%, lo que provocará una inflación de 7/8% en agosto y bastante más de un 10% en septiembre.

Esta medida es necesaria para que el FMI desembolse U$S 7.500 millones con los cuales evitar un default y cancelar los préstamos puente tomados en emergencia hace pocos días de Quatar, la Corporación Andina de Fomento y cancelar algo del swap con China, cuyo costo parece un secreto de estado. Ya no quedaba ninguna otra alternativa.

El día después

El panorama financiero que nació el día después de las primarias está destinado a deteriorarse aún más, lo que influirá en las elecciones de octubre. La interacción entre las dinámicas económicas y las maniobras políticas es indicativa de una muy compleja situación, agregando incertidumbre a una red ya intrincada de desafíos.

A medida que nos acercamos a octubre, la enmarañada danza entre las realidades económicas y las ambiciones políticas, moldeará el camino por delante.

Tras los resultados adversos en las elecciones primarias, el Gobierno ha implementado una serie de medidas de ajuste clásico, ultra ortodoxo y contrario a su cambiante ideología, en un esfuerzo por abordar una crisis ya desencadenada.

En respuesta a la demanda creciente sobre todo tipo de los variados dólares, se dispuso una devaluación del 20% rebajando el valor del peso a $365 por dólar. Simultáneamente, para tratar de evitar la compra de divisas en el mercado paralelo (blue), se impuso un notable aumento en la tasa de interés, alcanzando un nivel del 118%, lo cual parece una buena medida entre tantos dislates.

Estas acciones serán complementadas por incrementos importantes en las tarifas de servicios públicos como electricidad, gas y combustibles, para que no tengan precios atrasados ante una inflación proyectada entre 7.5/8% y 14% para agosto y septiembre respectivamente.

Han reforzado las restricciones a la operatoria del dólar MEP, al tiempo que se han establecido límites en las transacciones semanales con bonos soberanos en dicho mercado. Esto es para evitar la brutal caída de la demanda de dinero (los fondos en pesos que guardan la población no empobrecida y los agentes económicos).

La devaluación, encabezada por el Banco Central se efectuó de manera abrupta, con un salto del 21.8% en el tipo de cambio. La devaluación discreta (brusca) significa acatar sin restricciones las imposiciones del FMI y generar un aumento del 22% en el dólar minorista, y en todas las variantes del mercado oficial, como el dólar para tarjetas de crédito, que llegó a $639.6, y el dólar Qatar (gastos superiores a U$S 300 con tarjetas), a $731.

Naturalmente los dólares paralelos también experimentaron un alza considerable, con el dólar libre llegando a $700 y el contado con liquidación (CCL) y el MEP ubicándose en $654.6 y $621, respectivamente. Estas medidas han sido tomadas en un contexto de derrota electoral para el peronismo, y en sintonía con las condiciones establecidas sine que non por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para cerrar un acuerdo, donde el ministro candidato a debido ceder en todo.

Haber cedido completamente a las exigencias del FMI ha llevado a un acercamiento, evidenciado por el anuncio de desembolsos hacia Argentina, potencialmente liberando US$7.500 millones antes de fin de mes. El nuevo objetivo gubernamental es mantener el dólar en un nivel de $350 hasta las elecciones de octubre, con el fin de incentivar exportaciones.

Sin embargo, dados los niveles de inflación incentivados por el pass through (traslado casi instantáneo de una devaluación a los precios), el valor del dólar quedará desfasado antes de las elecciones. La nueva degradación del peso impactará directa e inmediatamente en los precios, lo que podría llevar a tasas de inflación a dos dígitos altos para los meses de septiembre y octubre.

Cuando se degrada el peso cae la demanda de dinero y se busca la compra de activos duros y también se exacerba la demanda de bienes durables y semi durables, algo que aumenta el valor del dólar y genera mayor inflación en un círculo nada virtuoso.

La devaluación del peso, hará que los precios sufran un impacto directo. Se puede proyectar una inflación que se ubicará entre el 10% y el 14% para el mes de agosto. Si así fuera, se estaría superando por primera vez en 21 años el umbral de dos dígitos en la tasa de inflación para un solo mes.

La última vez que esto ocurrió fue en abril de 2002, en medio de la crisis de la convertibilidad, cuando la inflación llegó al 10,4%. El 16 de agosto, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) hará público el dato de inflación correspondiente a julio, que se situará en torno al 7%.

Para contener la demanda de divisas que esto genera, el Banco Central ha aumentado la tasa de referencia en 21%, llegando al 118% anual, para que los rendimientos de los depósitos a plazo fijo, no caigan y los pesos aumenten la compra de divisas a pesar de la devaluación.

Estas acciones, fueron adoptadas por el BCRA con las reservas deficitarias, dejando en claro la deficiente gestión monetaria del ministro/candidato.

El valor del peso frente a otras divisas ha caído en forma constante, pero en este caso son valores nominales, porque durante la gestión de este gobierno hubo momentos peores que desembocaron en cambios de responsable, que ahora no pueden hacer.Principio del formulario

Para nada debe impresionar que el tipo de cambio paralelo o libre ya de persecuciones estériles haya incrementado su valor desde $ 605 en la previa a las elecciones para aumentar a$ 670 que no es otra cosa que unincremento de11% siguiendo la línea habitual de aumentar de precio junto con la inflación esperada.

En este caso anticipándose un mes, en un mercado con muy pocas ofertas ya que quienes tienen los billetes prefieren guardarlos en medio de la incertidumbre.

Este salto refleja un ajuste por inflación esperada más la típica dolarización preelectoral, parte de la incertidumbre frente a una contienda con final abierto, y el deterioro de todos los fundamentos macro.

No obstante, el valor de $ 633 del MEP es indicativo de que el mercado ya había descontado en buena medida lo que ocurrió.

El dólar paralelo se comercializó a $596 el lunes 7 de agosto. Ese precio marcó en su momento una nueva e histórica caída del peso en términos nominales, generando gran preocupación para el gobierno, pero estuvo lejos de ser un precio tan fuera de lugar si se lo analiza ajustado por inflación a valores de hoy.

Otro momento de desasosiego cambiario ocurrió el 22 julio de 2022, posterior a la salida de Martín Guzmán del Ministerio de Economía. En aquel momento el dólar libre llegó a costar un equivalente a $691,60, a precios de hoy, entonces el valor nominal era $338.

Hubo otra oportunidad que casi lleva a una crisis final, esta vez genuina, que se vivió para el Gobierno del Frente de Todos en octubre de 2020, cuando dólar libre llegó a los $195. Aquella cifra, ajustada a precios actuales, sería hoy como si el dólar paralelo tuviese un precio $869,80.

Se calcula muy fácilmente este valor:  simplemente ajustando a precios constantes el tipo de cambio real multilateral.

Desde la llegada nuevo ministro/candidato, hace ya un año, el precio más alto que alcanzó el dólar libre fue a fines de abril de 2023, cuando llegó a $495. Esa cifra equivaldría a unos $624,30 en la actualidad.

El valor del dólar de $685, es 10 veces más alto que cuando el ¨presidente actual¨ asumió en diciembre de 2019. En aquel entonces, se cotizaba a $68,5, en un contexto económico muy complicado, pero mucho menos adverso que el actual. Sin embargo, esta reciente devaluación ha generado, al margen del schock inflacionario, un virtual «feriado comercial» en varios rubros y sectores.

De modo que se están cumpliendo los lógicos temores del gobierno, pero no son valores ajenos a la realidad de la economía.

Como era de esperar se produjo una elevada Aceleración Inflacionaria Post-Devaluación

El Indec ha publicado los datos correspondientes al IPC del mes de julio, con una aceleración notoria en los índices inflacionarios, alcanzando un 6,3% durante dicho periodo.

Este incremento inflacionario adquiere una relevancia mayor debido a las recientes devaluaciones monetarias oficiales, generando proyecciones alarmantes para los meses venideros.

Se puede proyectar fácilmente que los meses de agosto y septiembre acumularán una inflación de 25%, estableciendo una dinámica de remarcaciones que se presenta desafiante para un Gobierno enfermo tras las elecciones primarias y que busca, con sus últimas fuerzas, mantener su competitividad hasta los comicios de octubre.

El INDEC informa una inflación acumulada de 60,2% en lo que va del año, superando así el objetivo inicial contemplado en el presupuesto presentado ante el Congreso. En el lapso de un año, el aumento de precios ha ascendido a un 113,4%, cifra que representa el valor más alto desde septiembre de 1991.

En este contexto, el repunte inflacionario se presenta como una problemática de magnitud, agravada por los eventos de devaluación oficial ocurridos recientemente.

La adopción de medidas fiscales, como la modificación de las alícuotas del Impuesto PAÍS y la implementación de un tipo de cambio diferencial para el sector agropecuario, han tenido efectos directos sobre la cadena de valor y los precios internos. Además, las consecuencias de estas acciones gubernamentales se han reflejado en la cotización de la carne y otros productos relevantes.

El Gobierno ha iniciado conversaciones con los supermercados y la industria alimenticia, al mismo tiempo que tomó la decisión de restringir las exportaciones de carne y cambió de idea 12 horas más tarde. Estas medidas, disruptivas, buscan mitigar el impacto de la inflación en los ciudadanos y tratan inútilmente de controlar la propagación de la remarcación de precios.

En cuanto a las proyecciones inflacionarias, indican que la inflación de agosto y septiembre podría llegar a superar el 14%,

Las estrategias fiscales y cambiarias no lograrán contrarrestar los efectos de la inflación, agentes económicos muestran total escepticismo respecto a la efectividad de esas medidas. L

La incertidumbre se acentúa ante el riesgo de una devaluación descontrolada y tierra arrasada después de las elecciones, tal como el gobierno K efectuó en los meses previos a la entrega del poder a Cambiemos.

En este contexto, se requiere un control preciso y coordinado de las políticas económicas para lograr una estabilidad inflacionaria sostenible.

El reciente aceleramiento inflacionario tierra presenta un escenario económico de alta complejidad y disrupción entre las diferentes áreas del manejo económico.

La reconfiguración de los precios y la búsqueda de herramientas de mitigación se encuentran en el centro de atención de la población, mientras que la comunidad económica observa con enorme preocupación las proyecciones inflacionarias y las políticas gubernamentales subsiguientes.

Un gran número de proveedores han suspendido, el lunes 14 de agosto sus listas de precios y en algunos casos las entregas hasta nuevo aviso, por la necesidad de clarificar la situación con los precios en un contexto de incertidumbre.

Al rescate

Con un timing impecable, el Fondo Monetario Internacional ha decidido hacer una entrada estelar en el circo de la política argentina tras el sorpresivo y arrasador triunfo de Javier Milei en las PASO del domingo. Porque, como todos sabemos, nada genera tanta tranquilidad en los mercados como la noticia de un desembolso in extremis del FMI.

Julie Kozack, una experta en el arte de la diplomacia financiera irónica y directora de Comunicaciones del FMI, emitió su declaración que suena casi de mal gusto:

«Valoramos a las acciones de políticas recientes de las autoridades y al compromiso de salvaguardar la estabilidad, reconstruir las reservas y fortalecer el orden fiscal». Precisamente la estabilidad y el orden fiscal son dos cosas que Cristina y Massa manejan con la misma destreza que un cocodrilo en el living familiar.

La agenda del Directorio del FMI tiene para el 23 de agosto temas candentes como Singapur y Nueva Zelanda. Argentina, con su drama financiero en curso, simplemente no podría competir con esas discusiones sobre economías que, evidentemente, no están al borde del colapso. Por eso los anuncios.

Así que el FMI, con su catarata de desembolsos millonarios y comunicados con tintes de clarísima ironía diplomática, ha vuelto a demostrar que siempre está en sintonía con el momento político y económico de Argentina. Porque si no lo hicieran habría muchos funcionarios del FMI que deberían dar explicaciones imposibles.

Además de hundir aún más el peso, hubo anuncios de políticas con pensamiento mágico

El Ministerio de Economía reveló un supuesto plan de acción de emergencia que se inició el lunes 14 de agosto.

Es un plan ¨wishful thinking¨ que asume que el gobierno actual se mantendrá en el poder luego de octubre, resulta inexplicable e inoportuno.

Son 10 puntos con el foco puesto en un esfuerzo imposible de lograr rápidamente mucho menos en tiempos de guerra eleccionaria: la elaboración del Proyecto de Ley de Presupuesto 2024 con el objetivo de eliminar el déficit fiscal primario.

Una curiosidad del plan es la perspectiva de otorgar a las empresas que utilizan sus propios recursos en dólares para financiar importaciones una exención destacada, una salida del «Impuesto País», del IVA y del impuesto estadístico.

En forma ya redundante y fracasada, el plan amplía el alcance de los acuerdos del Programa «Precios Justos», reforzando el compromiso del gobierno de mantener el equilibrio en la fijación de precios de productos esenciales.

Esta vez, sin Tombolini desplazado por el fracaso absoluto de su gestión y de sus familiares.

Lo que parece ser el centro de la estrategia implica el intento de reducir el déficit fiscal primario al 0% del PBI en 2024, en un rapto de optimismo respecto de los resultados esperados de las elecciones.

El ministro candidato espera que una parte sustancial de estos ajustes fiscales se centre en el ámbito de las «exenciones fiscales abarcando una gama de prerrogativas para muchos sectores, que en conjunto representan un notable 4,5% del PBI.

Navegar por estas aguas fiscales es fundamental para realizar la visión fiscal propuesta de un déficit primario cero impecable para 2024. Específicamente, entre las exenciones vinculadas a los marcos promocionales, destaca el polarizador régimen de promoción económica de Tierra del Fuego, que ostenta una substancial exención fiscal que asciende a sorprendentes ARS220 mil millones.

Más allá del ámbito fiscal, la propuesta contiene una serie de esfuerzos… futuros

Entre ellos, el lanzamiento del Programa de Exportación de Litio y las prometedoras licitaciones para el Gasoducto de Reversión Norte para facilitar las exportaciones de gas y permitir importaciones desde Bolivia, redefiniendo la dinámica energética.

Incluye la firma de contratos con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial por US$500 millones, que serían inyecciones financieras destinadas a catalizar iniciativas que refuercen la economía del conocimiento.

En cuanto a los precios, el Ministerio de Comercio (sin Tombolini) está listo para convocar a las empresas que ya participan en el Programa «Precios Justos». Su encuentro revelará los contornos de los futuros acuerdos voluntarios, con discusiones destinadas a remodelar la trayectoria económica…que en menos de cinco meses cambiará.

Primeras reacciones de los agentes económicos internacionales ¨esperando a Octubre¨

Se espera mucha mayor incertidumbre durante el proceso electoral hasta octubre. Cuando el mercado seguía asumiendo alta probabilidad de un cambio de régimen a través de un gobierno de Juntos por el Cambio y disipaba un escenario de riesgo elevado a corto plazo, había espacio para una mejora siempre y cuando los eventos políticos reafirmaban esta dirección.

Pero, la sorpresiva aparición de La Libertad Avanza y los resultados decepcionantes de Juntos por el Cambio, los agentes internacionales han agregado una nueva incertidumbre considerando la posición relativa de Unión por la Patria que incidirá negativamente en las valoraciones de los bonos argentinos. Algo que ya ha quedado demostrado.

En este estado del mundo, las disruptivas propuestas de políticas que Javier Milei plantea hacen probable – aunque no tan posible – que, en medio del deterioro de la macroeconómica, haya un mayor rendimiento. En cambio, se espera una significativa volatilidad en los próximos meses sujeta a los eventos políticos.

La debilidad de la coalición gobernante en comparación con el desempeño agregado de Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza sigue apuntando hacia un cambio de régimen para diciembre, algo que debería seguir ofreciendo respaldo a las valoraciones. Pero la incertidumbre es excesiva.