Indicadores muestran severos problemas económicos a pocos días de unas elecciones primarias decisivas.

El gobierno en general y los funcionarios responsables de la economía en particular han logrado generar un inédito clima de incertidumbre a muy pocos días de unas elecciones que instalarán un nuevo contexto, un nuevo medio ambiente que condicionará decisiones y acciones de todos los agentes económicos.

Los miembros de la actual administración no han logrado estabilizar la economía por diversos factores, algunos ajenos a su responsabilidad, pero que no supieron controlar ni gerenciar correctamente como una pandemia, una grave sequía y el impacto de un ámbito internacional alterado y volátil.

Pero tampoco han operado racionalmente con los recursos que efectivamente podían controlar a favor de la población; en cambio han utilizado tanto las instituciones como la economía en beneficio propio, para lucrar– probablemente – como para perpetuarse en el gobierno, y condicionar a cualquier precio la justicia.

El resultado es visible y acreditado: un gran déficit fiscal que crecerá hasta superar 3% del PBI impulsado por un nuevo plan de distribución de dinero con fines electorales por $ 44.000 millones instalado a 9 días de las elecciones mediante del Ministerio de Desarrollo Social: vía Políticas Alimentarias, la caja a través de la cual se paga la Tarjeta Alimentar.

El déficit creciente acelera la emisión monetaria e impulsa una inflación superior al 150% anual, también ha generado presión impositiva que ha obligado a la actividad privada a operar en negro: el 48% de la economía se mueve en esas condiciones, y como consecuencia el 47% de los trabajadores está sometido a un régimen irregular, sin aportes ni coberturas.

El diagnóstico ya conocido incluye compromisos con acreedores como el FMI que nunca se cumplieron y un manejo de las reservas en divisas tan ineficiente que ha logrado generar 11 diferentes tipos de cambio para evitar devaluar el peso, supuestamente para evitar un salto inflacionario que de todas maneras se produjo.

Que se puede esperar

Las elecciones primarias, se llevarán a cabo en menos de 10 días, y las señales previas son confusas. A pesar del negativo diagnóstico y perspectivas, no está claro si la población reemplazará a un gobierno tan ineficiente.

Con muy poco tiempo para dedicarse de lleno a la campaña, el ministro/candidato tomó la decisión de enfocarse en ser candidato de la continuidad populista, mientras las diversas oposiciones parecen empeñadas en deslucirse tanto como para ofrecer al oficialismo esperanzas y posibilidades de mantenerse en el poder a pesar de haber llevado al país a una situación gravísima en lo social y económico.

Los recientes resultados electorales provinciales han vuelto a poner de manifiesto la falta de precisión de las encuestas. Ha quedado en evidencia  que tanto los sondeos como los grupos de enfoque han perdido relevancia como herramientas fundamentales para la toma de decisiones políticas. En cambio, se han convertido en meros instrumentos de propaganda electoral.

En este contexto, la mayoría de los contendientes políticos se encuentran sin una orientación clara y, en lugar de enfocarse en sus propuestas y plataformas, se ocupan de evitar que se divulguen encuestas desfavorables. Sin embargo, paradójicamente, la divulgación de las cifras de opinión pública solo ha aumentado la incertidumbre entre los votantes. Ante el desconcierto generalizado, los candidatos más competitivos se esfuerzan por imponer la percepción de que están en camino hacia la victoria.

El panorama político está dominado por la desconfianza hacia las encuestas y el desconcierto en cuanto a la verdadera posición de cada candidato. Los resultados de las elecciones provinciales han dejado claro que el accionar de los políticos ya no se guía por estas mediciones y, en cambio, se basa en una férrea voluntad de instalar una imagen de liderazgo y fortaleza.

Con tan poco tiempo por delante para las PASO, la incertidumbre prevalece en el ambiente político. Los votantes enfrentan la ardua tarea de discernir entre las promesas de los candidatos y la verdadera situación de la contienda electoral. En este contexto, la transparencia y el enfoque en las propuestas podrían convertirse en elementos clave para recuperar la confianza ciudadana en el proceso democrático. Solo el tiempo dirá cómo se desenvolverá esta dinámica electoral, y qué lugar ocuparán las encuestas en la toma de decisiones políticas en el futuro cercano.

Resulta engañoso que los comicios provinciales hasta el momento reflejen un aumento en los votos para las diversas oposiciones y una disminución en los votos para los oficialismos (en especial para la coalición gobernante) en comparación con las elecciones de 2019.

En el ámbito político actual, Patricia Bullrich se presenta como una candidata, con ciertas limitaciones económicas para la realización de una campaña mediática contundente. No obstante, su equipo muestra seguridad en su posición, al resaltar que la mayoría de los encuestadores la posicionan como ganadora en las próximas primarias del partido.

Dentro del entorno de Bullrich, se argumenta que el enfoque del discurso es el adecuado, por lo que no se considera necesario realizar cambios significativos hasta el 13 de agosto, fecha de las primarias.

Los partidarios de Horacio Rodríguez Larreta afirman contar con un sondeo de alcance nacional que sitúa a Larreta dos puntos por encima de Bullrich, algo un tanto ridículo porque las elecciones no son nacionales sino locales. Sin embargo, es importante mencionar que hasta el momento, estos relevamientos no han sido divulgados públicamente, lo que puede generar cierta incertidumbre respecto a su validez.

En el oficialismo surgen discrepancias internas en cuanto a las encuestas que circulan entre sus miembros. Algunos aseguran que poseen sondeos que anticipan una significativa derrota, basada en la brecha entre la intención de voto de los intendentes peronistas del conurbano bonaerense y la del ministro precandidato presidencial; desde la usina massista se sostiene lo contrario.

Esta situación genera un panorama sumamente heterogéneo en cuanto a los sondeos electorales, donde cada facción parece encontrar proyecciones de resultados a su conveniencia. Así, se encuentran pronósticos que van desde una victoria contundente hasta una derrota aplastante, sin lograr un consenso claro sobre el panorama electoral.

En consecuencia, la escena política actual se encuentra atravesada por una serie de encuestas divergentes, lo que genera una incertidumbre generalizada respecto a las perspectivas electorales. Con distintas visiones y proyecciones de resultados, el clima político se muestra volátil y sujeto a un amplio abanico de interpretaciones, sin llegar a un consenso definitivo.

En relación a los escenarios posteriores a las PASO las encuestas sugieren que JxC obtendría entre 5 puntos y 10 puntos porcentuales más que el oficialismo, y ambas agrupaciones superarían en más de 10 puntos porcentuales a Milei.

Sin embargo, la proyección de los resultados es muy poco confiable debido a la habitual imprecisión y falta de seriedad de las encuestas y a los problemas internos en las oposiciones y en el gobierno, así como a la esperada baja participación electoral.

Nada es pronosticable, excepto que una buena elección del gobierno en las PASO generaría altísima volatilidad cambiaria y una inmediata dolarización de todas las carteras, al margen de la incertidumbre incrementada de los agentes económicos que pueden reaccionar de las más diversas formas.

El conflicto Bullrich-Larreta escala inevitablemente por la presunción de que Juntos por el Cambio ganará el 22 de octubre. Los sondeos favorecen a Bullrich pero no en la provincia de Buenos Aires, aunque no hay nada definitivo. La suma de sus dos sectores no se repetirá automáticamente en octubre.

El creciente conflicto entre los candidatos de Juntos por el Cambio (JxC) es un fenómeno inevitable, debido a que está en juego el poder y la perspectiva de que el vencedor en las primarias del 13 de agosto obtenga una ventaja determinante para las elecciones presidenciales. Las tensiones subyacentes son aún más intensas de lo que aparentan superficialmente.

Un aspecto clave del conflicto se evidencia en el abierto apoyo de Horacio Rodríguez Larreta a Martín Lousteau en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ,  donde no solo se están destinando recursos, sino también se están transfiriendo votantes. Este accionar podría tener consecuencias trascendentales para el futuro del PRO, ya que una derrota en CABA significaría un severo revés para el partido. No obstante, se vislumbra una perspectiva aún más drástica: si el PRO llegara a perder la ciudad,  a manos del radicalismo, la trayectoria política de Mauricio Macri quedaría prácticamente terminada

En el interior de la oposición

La situación política actual muestra un panorama complejo para los candidatos de Juntos por el Cambio (JxC).

 Aunque las encuestas presentan resultados divergentes, es evidente que Bullrich tiene una ventaja en dos tercios de los sondeos, mientras que Larreta lidera en un tercio de ellos. Sin embargo, es importante considerar que las diferencias no son tan amplias como sugieren los números, y que la contienda se encuentra en un momento de crisis debido a ciertas controversias en el manejo personal de la campaña de Bullrich.

La disputa interna en JxC se agrava por la pérdida de votos entre las PASO y la primera vuelta electoral, sumado a la intensa competencia por el control de la Ciudad de Buenos Aires (CABA), donde el apoyo de Larreta a Martín Lousteau es muy evidente. Si bien las encuestas continúan favoreciendo a Jorge Macri en CABA, la ventaja de Lousteau se reduce, y el juego de Larreta se torna más transparente en su respaldo.

El dilema ideológico que enfrenta Juntos por el Cambio es complejo, ya que el poder es el factor primordial, y luego la ideología.

La incertidumbre sobre posibles episodios inesperados después de las PASO se concentra principalmente en el interior de Juntos por el Cambio. El peronismo tiende a unirse y encontrar entusiasmo ante resultados menos negativos de lo previsto, Milei demuestra una firme voluntad de persistir y superar los desafíos iniciales, pero Bullrich parece tener dificultades para asimilar los tropiezos.

En cuanto a las posibilidades de que Juntos por el Cambio gane en primera vuelta, las probabilidades actuales parecen ser bajas, ya que necesitarían alcanzar al menos el 45% y, a partir del 40%, competir con un segundo candidato. El análisis de encuestas en provincias como Santa Fe y Córdoba, aunque no se recomienda académicamente, sugiere una diferencia baja entre los candidatos.

Varios sondeos, tanto de consultoras afines a Massa como a Larreta, arrojan una ventaja de 2 a 6 puntos para Juntos por el Cambio, lo que indica que las diferencias no son tan amplias como se esperaba.

En conclusión, la situación en Juntos por el Cambio es tensa y compleja, con disputas internas y escenarios inciertos. Aunque Bullrich cuenta con cierta ventaja en las encuestas, las diferencias son estrechas y las tensiones pueden generar resultados inesperados en las elecciones venideras.

UNIÓN POR LA PATRIA: EMERGE UNA FUERZA COMPETITIVA

La coalición liderada por Massa se ha convertido en una fuerza competitiva, asegurando la segunda posición en las encuestas, siguiendo de cerca a Juntos por el Cambio por solo unos pocos puntos. Este posicionamiento electoral resulta sorprendente en medio de un contexto económico sumamente desfavorable. El tradicional partido Peronista ha logrado distanciarse del riesgo de quedar en tercer lugar.

El destacado desempeño de la coalición oficialista ha sido en cierta medida opacado por el ruido mediático, lo que ha llevado a muchos a pasar por alto su relevancia. Aunque Unión por la Patria (UxP) pueda quedar unos 4 a 6 puntos por detrás de Juntos por el Cambio, con la posibilidad de que Massa supere individualmente a Bullrich, existe un punto más profundo a considerar. El 25 de mayo.

Cristina Kirchner enfatizó la necesidad de llegar a la segunda vuelta ante el riesgo de quedar en tercer lugar. Ese riesgo ha sido evitado, y Cristina ha logrado su objetivo. No obstante, el hecho de que la coalición oficialista se encuentre 4 a 6 puntos por detrás genera dudas respecto a sus perspectivas.

Dado el actual panorama económico, resulta sorprendente que el partido gobernante se encuentre en segunda posición, sin distanciarse en una brecha significativa de 10 a 15 puntos.

La estrategia implementada por Massa revela un pensamiento estratégico en el que parece adoptar una perspectiva que podríamos denominar como «fui convocado cuando estaban en tercer lugar, los llevé a la segunda posición y, aunque perdimos en la segunda vuelta 45 a 55, lograr el 45% en estas condiciones es factible; el partido Peronista sigue siendo un pilar central en el panorama político de Argentina».

Sin embargo, es importante tener en cuenta otro aspecto relevante, pues algunos pueden argumentar: «Perdimos por 5 puntos». Esto hace referencia a los resultados de las elecciones de 2019, donde Macri perdió por 15 puntos en las primarias (PASO) pero logró reducir la brecha a 7 puntos en las elecciones generales. Es válido mencionar que los resultados de las PASO no siempre reflejan el resultado final de las elecciones.

Un ejemplo de ello es lo ocurrido en 2011, cuando se llevaron a cabo las primeras PASO en Argentina. Hermes Binner obtuvo el 10% en esa instancia, pero en la elección general alcanzó el 17%, mientras que Macri redujo la brecha en 7 puntos en 2019. Estas expectativas son de gran importancia tanto para los políticos como para sus seguidores, y la percepción actual es que la victoria no está fuera de alcance. A medida que se acerca la elección, el gobierno capitalizará cualquier reducción en la brecha de las PASO, tal como lo hizo Macri en 2019, para animar a su base de votantes.

Asimismo, es relevante destacar que UxP presenta menos contención interna en comparación con Juntos por el Cambio (JxC). La efectiva articulación entre Massa y Grabois ha logrado movilizar diferentes sectores, lo cual es vital para el éxito del partido Peronista. Massa ha obtenido el apoyo de sindicatos, movimientos sociales, gobernadores e intendentes. Cabe mencionar que hay un voto para Grabois por cada cinco votos para Massa. La competencia con el líder piquetero ha beneficiado positivamente las perspectivas electorales de Unión por la Patria.

En este contexto, la estrategia implementada por Massa ha resultado llamativamente beneficiosa para mejorar las perspectivas electorales del oficialismo, a pesar del complicado escenario caracterizado por una elevada inflación con tendencias crecientes, un aumento en la pobreza, una disminución en la actividad económica y una compleja negociación con el FMI.

Es relevante mencionar que, en caso de que el oficialismo pierda en la segunda vuelta, Massa presentaría el resultado como un éxito, considerando la situación económica previa y el riesgo que existía para el peronismo de quedar en tercer lugar antes de su llegada al Ministerio de Economía.

La presencia de Massa en la fórmula oficialista ha propiciado una inclinación hacia posiciones más cercanas a la derecha dentro de la política argentina, en línea con los otros principales candidatos, que abarcan un espectro que va desde el centro hasta la extrema derecha: Massa, Larreta, Bullrich y Milei.

En un escenario hipotético en el que Juntos por el Cambio obtenga alrededor del 33% y Unión por la Patria alrededor del 29%, la política económica que adoptaría Massa sería mantener el statu quo, tratando de llegar al 22 de octubre sin realizar devaluaciones significativas y procurando que la inflación no supere el 10%.

En esa dirección, resulta plausible que se mantenga la situación actual, aunque no se pueda afirmar con certeza, y se consideraría un logro mantener el statu quo en medio de esta coyuntura económica y perder por 4 puntos, en una suerte de enfoque de «mantengamos este rumbo».

Mientras tanto en la economía

Las reservas en severa crisis

El gobierno dice haber alcanzado un Acuerdo Stand-By con el Fondo Monetario Internacional para acceder a U$S 7.500 millones, permitiendo allanar el camino hasta las elecciones generales programadas para octubre.

No obstante, esta suma no ha sido desembolsada, y el pago de U$S 2.700 millones correspondiente a julio se cubrió el pasado lunes utilizando una combinación de ¥ 1.700 millones provenientes del swap con el Banco de China y U$S 1.000 millones de un préstamo de corto plazo de la Corporación Andina de Fomento, lo que ha comprometido aún más las reservas netas.

Las nuevas medidas adoptadas, que fueron tomadas para desbloquear el acuerdo con el FMI, son una devaluación del peso, velada, y que generará muchos problemas. El más inmediato:  los bonos ligados al dólar no pueden valorizarse por esta devaluación encubierta, lo que ha provocado una caída de la calidad de estos bonos que se usan para cubrir el déficit público recaudando del sector privado.

Como resultado, hay un nuevo sesgo la deuda ajustada por CER (inflación) ha sido favorecida, ya que las dudas del mercado sobre una abrupta variación en el tipo de cambio oficial, se han postergado. Por otro lado, los precios de las divisas en la brecha cambiaria no se verán afectados, ya que persistirá la seguridad de una unificación cambiaria o alguna forma de racionalización recién con el próximo gobierno durante el inicio del año 2024.

A esto hay que agregar las consecuencias de la expropiación de YPF en 2012 que suman un nuevo obstáculo adicional para la próxima administración, que deberá enfrentar excesivos y muy complejos desafíos económicos.

Las estimaciones recientes sobre las reservas para diciembre de 2023 ascienden a U$S 9.200 millones, mientras que la deuda de importación alcanzaría los U$S 12.800 millones. El próximo gobierno necesitará llevar a cabo ajustes rápidos y contar con el apoyo de organismos multilaterales para superar esta complicada situación desde los primeros meses de su mandato.

En junio, las reservas internacionales del Banco Central disminuyeron en US$ 5.075 millones.

Esta disminución fue generada por varios factores

  • los pagos al FMI por un total de US$ 2.683 millones,
  • el impacto de la sequía en las exportaciones, que provocó una disminución del 60% en las ventas de moneda extranjera
  • los pagos por importaciones de bienes por un total de US$ 6.130 millones.
  • los pagos/cobros por “Servicios”, que tuvieron un déficit de US$ 363 millones en el mes de junio, y durante el primer semestre del año, se acumuló un total negativo de US$ 3.543 millones.
  • los pagos brutos de intereses totalizaron US$ 440 millones,
  • hubo egresos brutos de utilidades, dividendos y otras rentas al exterior por un total de U$S 26 millones.

Como se puede apreciar, la salida de divisas es constante y los recursos cada vez más escasos o nulos. La disminución de las reservas ha llevado a mayores reservas negativas, lo que ya es una característica preocupante de la situación actual que deberá ser resuelto por la próxima administración, pero actuando en estado de emergencia, previo a una restructuración profunda inevitable.

El acuerdo técnico entre el Fondo Monetario Internacional y el Ministerio de Economía contiene varias novedades importantes. La más relevante:  aceptar una quinta y sexta revisión combinadas del programa de Servicio Ampliado del FMI para Argentina, con una duración de 30 meses.

La situación económica de Argentina ha sido desafiante y los objetivos núcleo del programa impuesto del FMI no se cumplieron debido a los desvíos y falta total de implementación de políticas estructurales.

En el acuerdo, el FMI autoriza al gobierno argentino a seguir interviniendo en el mercado de los dólares financieros para evitar que aumenten aún más y ejerzan mayor presión sobre la inflación y el mercado paralelo del dólar. Sin embargo, esta intervención está sujeta a condiciones específicas, y las intervenciones en los mercados secundarios de bonos solo pueden centrarse en garantizar el funcionamiento del mercado. Es dudoso que economía respete ese condicionamiento.

El FMI mantiene la meta de déficit fiscal primario para 2023 en 1,9% del PBI y advierte que para alcanzarla se requiere un mayor endurecimiento de la política fiscal en el segundo semestre del año, algo que no se cumplirá bajo ningún aspecto. Esto implicará ajustes muy complejos y difíciles que el gobierno no hará entre las PASO y las elecciones. Cualquiera que sea el resultado.

El FMI avala las últimas medidas del gobierno, como los nuevos impuestos sobre el acceso al dólar y los bienes y servicios importados, así como mejoras para fomentar la liquidación de exportaciones a través del dólar agro 4, que ayudarán a compensar los menores derechos de exportación debido a la sequía.

El FMI resalta la necesidad de contener el crecimiento de la masa salarial y exige fortalecer los controles del gasto social. También insta a actualizar las tarifas de energía para reflejar mejor los cambios en los costos de producción, lo que implica avanzar en la reducción de subsidios. Nada de esto ocurrirá durante un período electoral, donde el populismo juega su última carta.

El FMI lo sabe y nada puede hacer al respecto hasta que se produzca nuevos y totales incumplimientos. Para entonces habrá otros interlocutores, que eventualmente puede ser de un signo político más afín a comportarse como un país que procura reinsertarse en el mundo.

Por último, el acuerdo reconoce el impacto de la sequía sobre las exportaciones y acepta que el compromiso inicial de incrementar las reservas netas en US$ 8.000 millones para el año se reemplace por una meta de US$ 1.000 millones, igualmente ambiciosa y de imposible cumplimiento.

Aunque existe un acuerdo con el FMI, no se obtendrá financiamiento adicional, y el gobierno tendrá que seguir buscando soluciones para evitar agotar las reservas líquidas hasta diciembre. El acuerdo proporcionaría, si se aprueba por el Directorio, cierto alivio a las finanzas externas cuando se realice el desembolso del FMI después de las elecciones primarias.

Ninguna de las metas cuantitativas del programa fueron cumplidas, lo que obligó al FMI a otorgar exenciones y flexibilizaciones de las metas para el fin de año. El desembolso de US$ 7.500 millones después de las elecciones permitiría recuperar pagos realizados, pero la situación financiera externa (e interna) del país ha ingresado en una situación en extremo crítica.

El acuerdo con el FMI no prevé desembolsos adicionales ni fondos para intervenir en el mercado cambiario, aunque permite – como ya dijimos – al gobierno seguir interviniendo para controlar los tipos de cambio financieros.

Se debe esperar un escenario económico de altísima complejidad para Argentina en el año 2024.

Será fundamental abordar de inmediato las problemáticas fiscales y de balanza de pagos para restablecer el equilibrio económico. El sector agropecuario enfrentará grandes desafíos, mientras que para los negocios habrá preminencia de operaciones financieras en lugar de un aumento de la productividad.

El año 2024 estará caracterizado por una alta inflación, nunca menor al 90% y la necesidad de grandes esfuerzos de inteligencia financiera para mantener la actividad productiva.

La rebaja de la calificación de la deuda de Estados Unidos por parte de la agencia Fitch, a AA. ha impactado negativamente en los mercados y es muy inconveniente para nuestro país por el incremento de las tasas en EE.UU. que se convierte en un lugar de privilegio para invertir.

Esta calificación se sustenta en el elevado déficit fiscal de EE.UU., al incremento del endeudamiento y el aumento creciente de los pagos de intereses. Factores que, supuestamente, podrían afectar la capacidad de pago de la principal economía mundial.

No obstante, han sido sobrevalorados por la agencia Fitch con el propósito de generar controversia como estrategia para hacerse notar.

La mayoría de estos indicadores todavía se encuentran en niveles más altos que los pre pandémicos pero esa disminución de la calificación de la deuda norteamericana no responde a los parámetros habituales de calificación.

El escenario en nuestro país

Se puede anticipar sin ninguna duda un escenario en extremo complejo para el próximo gobierno. Las sucesivas administraciones – sin ninguna excepción – han incrementado durante 12 años un déficit fiscal con gastos improductivos, han descapitalizado al Banco Central y provocado déficit en la balanza de pagos, situación que acumulada no tiene solución inmediata.

El déficit fiscal llegará a no menos del 4.5% del PBI, con un 4% de déficit primario y un 0.5% en concepto de intereses, expresado nominalmente serían U$S 23.000 millones. Revertir este déficit requiere un ajuste profundo en la economía real, con un período de reestructuración cuyos beneficios al no ser inmediatos, serán resistida por las poderosas corporaciones que ha creado la ineficacia política de todas las administraciones.

La balanza de pagos (la totalidad de lo que se paga menos todo lo que ingresa) tiene un déficit de cuenta corriente desde el año 2011.

Para lograr un superávit será necesario exportar más bienes y servicios de los que se importan, y para ello se requerirá el desarrollo y maduración de inversiones en energía y minería que no son de retorno inmediato, y que aún están lejos de materializarse.

El proceso no será inmediato, tomará más de 3 años para revertir el déficit, aun en el caso de aún condiciones extra favorables para la próxima campaña agrícola.

Respecto al balance del Banco Central, existe un déficit considerable.

El valor técnico del stock de títulos en poder de la entidad es U$S 94.000 millones, los títulos a precios de mercado, se generarían pérdidas cercanas a U$S 60.000 millones. Dado que el patrimonio del Banco Central es de U$S 19.943 millones, esto resultaría en un patrimonio neto negativo de U$S 40.557 millones.

Para que el Banco Central pueda llegar a un patrimonio positivo, se requeriría que los títulos públicos alcancen una paridad del 100%, algo imposible, por lo tanto, se necesitan U$S 40.000 para capitalizarlo.

Será imprescindible alcanzar y mantener un superávit fiscal en pesos para incrementar las reservas del Banco Central mediante la compra de dólares. Será imprescindible vender activos del Estado para obtener dólares que se destinen a las reservas, además de generar expectativas favorables para vender los títulos que el Banco Central posee y obtener liquidez.

En este contexto, la tarea que enfrenta el próximo gobierno es sumamente compleja, ya que deberá superar problemáticas estructurales.

En relación al sector agropecuario, hubo altos precios internacionales del maíz, aunque se advierte el riesgo de escasez en los meses de verano debido a la venta masiva por necesidad.

En el caso de la soja, la sobreventa de dólares soja ha generado una disminución en el abastecimiento interno. En cuanto a la ganadería, los precios de la hacienda se mantendrán firmes debido a la retención de animales por parte de los productores.

Sin embargo, la liquidación de vientres provoca una reducción en el stock ganadero, lo que impactará en una disminución en la oferta y un aumento del precio de la carne en el mercado interno en forma inmediata.

Deuda pública, se está cubriendo el déficit. Generando más déficit

En junio, la Secretaría de Finanzas logró renovar vencimientos de deuda por $740 mil millones. Esto permitió obtener un financiamiento adicional de $142 mil millones y llevar el endeudamiento neto del Tesoro a $585 mil millones, en una tasa de renovación mensual del 150%, 3 puntos por encima de mayo y 26 puntos más que en abril.

El Ministerio de Economía siguió ofreciendo mayores plazos de colocación alcanzando una extensión de 9,2 meses en junio, lo que representa una mejora de 30 días respecto a abril,

Estos plazos son considerablemente superiores a los valores del primer trimestre de este año y del segundo semestre del año pasado.

La contraparte en materia de deuda para cubrir el déficit es que casi todo el financiamiento se obtuvo mediante títulos indexados. El 47% del financiamiento bruto se obtuvo mediante instrumentos atados al CER (coeficiente de estabilización de referencia, o ajustados por inflación en palabras sencillas), el 22% a dólar-linked (ajustados por el valor del dólar oficial) y el 23% correspondió al bono dual (combina inflación o devaluación, la que resulte mejor) TDG24. El 7% restante fue captado a través de LELITEs, cuya tasa efectiva anual promedio subió al 141,7%, 2,3 puntos porcentuales más que en mayo.

Esto indica que, a pesar de la incertidumbre el mercado local renueva, eso sí, con costos indexados a la inflación o al tipo de cambio con más un plus, con preferencia a los bonos ajustados por el tipo de cambio.

En lo que va de 2023, la tasa de roll-over (renovación de deuda) alcanzó el 136%, lo que representa un aumento de 4 puntos porcentuales respecto a mayo, aunque aún se encuentra por debajo de los niveles de 2022 (147%). Sin embargo, es 15 puntos porcentuales mayor que el valor del primer semestre del año pasado.

El financiamiento neto acumulado es un 18% superior en términos reales al de igual período de 2022, marcando cierta volatilidad, porque en mayo era un 13% inferior y en abril un 38%.

En pocas palabras, el gobierno toma todo lo que puede del sector privado, abruma su desarrollo, y paga tasas exorbitantes, de otro modo debería emitir y sería peor.