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A horas de unas primarias que decidirán el destino final de la coalición gobernante, la coyuntura económica presenta desafíos complicados que no favorecen en absoluto al gobierno.

La población no tiene obligación ni necesidad de ilustrarse en economía para comprender la mala praxis: la vive.

La situación económica en la que los ciudadanos acudirán a las urnas es compleja y desafiante, con una disminución en la actividad económica, un aumento de la pobreza, una alta inflación y un debilitamiento del salario real. Estos factores seguramente influirán en el panorama electoral y en las decisiones de los votantes.

La coyuntura económica que marcará el escenario electoral se presenta como un entramado oscuro y doloroso para los ciudadanos.

Estas circunstancias deberían ejercer un influjo determinante en el ámbito electoral y en las elecciones de los votantes, a menos que las artimañas operativas de esta administración distorsionen la realidad y la proyecten en una narrativa imaginaria y falaz, o incluso peor aún, logren perpetuar el engaño arrastrando a los electores hacia las urnas mediante tácticas coercitivas y promesas ilusorias.

En estos días el Ejecutivo gubernamental ha desplegado maniobras financieras de alta complejidad con la finalidad de obtener divisas que satisfagan sus compromisos financieros con el Fondo Monetario Internacional. No obstante, persiste una coyuntura económica que se distingue por su carácter precario en el ámbito cambiario, hecho que se refleja de manera contundente en la drástica disminución de las reservas internacionales, hasta alcanzar niveles históricamente insólitos.

Como llega el gobierno a las elecciones primarias

La actividad económica está en declive a corto plazo y se acerca a los niveles de 2007, lo que indica una tendencia marcada de desaceleración durante más de una década, con una falta notable de empleos de calidad en este período.

La situación de pobreza es preocupante, con un aumento constante que ha llevado al país a alcanzar un récord del 43% en el primer semestre de 2023. Este incremento se debe principalmente a la aceleración de la inflación, que está afectando el poder adquisitivo, incluso superando los máximos alcanzados durante la pandemia y el confinamiento en la primera mitad de 2020.

El aumento en la pobreza coincide con una disminución en la tasa de desempleo, que se encuentra en su punto más bajo desde 2017, habiendo descendido desde un pico del 11,8% en el primer semestre de 2020. Esta paradoja indica que la creación de empleos de calidad es insuficiente, lo que refleja el impacto de la erosión de los ingresos debido a la inflación.

El deterioro económico se refleja en la caída del Producto Bruto Interno (PBI) per cápita, que ha descendido un 3,7% desde julio de 2022, antes del inicio del actual gobierno.

Desde diciembre de 2019, el crecimiento per cápita acumulado es pésimo, con un 1,8%.

La producción por persona se ha mantenido estancada durante hasta 14 o 16 años, situándose en niveles comparables a los de 2007 y 2009. La magnitud de esta caída es aún más evidente al compararla con el punto máximo de actividad alcanzado en septiembre de 2011, con una reducción del 10,9% hasta mayo de 2023, lo que representa casi una docena de años perdidos en términos económicos.

La inflación es un aspecto crucial en este panorama, habiendo alcanzado un nivel del 150,4% en mayo de 2023, el más alto en tres décadas. Esto ha llevado a la mayor pérdida del poder adquisitivo desde 2001. A pesar de la intensificación de la inflación, los salarios reales se han mantenido estancados, y se han registrado retrocesos en los sectores informales.

Las jubilaciones han perdido 24% de poder de compra en un año.

El tipo de cambio ha adquirido una relevancia considerable, alcanzando niveles máximos históricos en el mercado libre. Esto se refleja en el salario en términos de dólares, que se encuentra en niveles paupérrimos, históricamente bajos, ubicándose por debajo del pico alcanzado en noviembre de 2017 y similares a los mínimos históricos en 2002 y 2020.

En este contexto, aumentaron de manera nominal los valores de los dólares alternativos.

Pero no hay que engañarse con los valores actuales de los dólares libres.

Hay que recordar que el dólar libre se comercializó a $596 el lunes 7 de agosto. Este precio marcó en su momento un nuevo hito histórico en términos nominales, generó pánico para el gobierno, pero estuvo muy lejos de ser un precio de espanto si se lo analiza ajustado por inflación a valores de hoy.

El segundo momento de mayor zozobra cambiaria que se vivió el 22 julio de 2022, posterior a la salida de Martín Guzmán del Ministerio de Economía. En aquel momento el dólar libre llegó a costar un equivalente a $691,60, a precios de hoy, entonces era $338 de precio nominal.

Otro momento de horror, esta vez genuino, se vivió para el Gobierno del Frente de Todos en octubre de 2020, cuando dólar libre llegó a los $195. Aquella cifra, ajustada a precios actuales, sería hoy como si el dólar paralelo tuviese un precio $869,80. Se llega muy sencillamente a este valor:  simplemente ajustando a precios constantes por tipo de cambio real multilateral.

Desde la llegada de Massa al Ministerio de Economía, hace ya un año, el precio más alto que alcanzó el dólar libre fue a fines de abril de 2023, cuando llegó a $495. Esa cifra equivaldría a unos $624,30 en la actualidad.

De modo que hay mucho margen para que se cumplan los peores temores del gobierno.

Brecha cambiaría

Al cierre del lunes 7 de agosto la brecha cambiaria entre el dólar libre y el dólar oficial fue 110,5%.

La brecha no es aún mayor, dado que el BCRA viene acelerando el ritmo al cual está devaluando el peso en el mercado oficial.

La combinación del habitual fenómeno de aumento del dólar por incertidumbre eleccionaria, (que se dará sin dudas), sumado al aceleradísimo ajuste gradual del tipo de cambio oficial, el exótico y forzado cumplimiento del compromiso financiero con el Fondo Monetario Internacional, la disminución de las reservas internacionales a niveles históricamente bajos y el oscuro panorama económico garantizan un aumento significativo en los precios durante el mes de agosto

De este modo, el partido en el poder está – además – enfrentando la última semana previa a las elecciones primarias con un nivel de reservas netas angustiantemente negativas, aproximándose a ser menores de U$S 10.000 millones.

Sin relación con la política monetaria ni cambiaria, un tremendo golpe emocional provocado por la inseguridad, deja inoportunamente muy descolocado al gobierno.
A pesar de la notoria disonancia en las tasas de cambio y la progresiva influencia hacia la dolarización, el Gobierno se encuentra determinado en extremo a evitar una brusca escalada en el valor de la moneda oficial.

Con tal propósito, se propenderá a restringir la demanda de divisas mediante la implementación de medidas de mayor rigor en el cerco cambiario.

A las políticas anunciadas en la semana precedente, se han acentuado las limitaciones sobre las operaciones concernientes a bonos soberanos con liquidación en moneda extranjera.

Además, se ha ejercido una notable presión sobre el ámbito de importaciones, observándose una significativa retracción en el avance de la aprobación de importaciones, lo cual ha redundado en drásticos recortes en la capacidad económica financiera de numerosas empresas.

Surge así el interrogante de si podrá eludirse una desvalorización abrupta.

La conclusión es de índole incierta, ya que resulta primordialmente dependiente del resultado de las PASO) en donde un desempeño más favorable al oficialismo de lo anticipado, o la emergencia de un destacado respaldo hacia la figura de Milei podrían traducirse en una exacerbada presión hacia la dolarización.

Asimismo, la trayectoria que asuma el panorama cambiario desempeña un rol determinante (siendo imperativo el aval por parte del directorio del Fondo Monetario Internacional al acuerdo y la subsiguiente asignación de los U$S 7.500 millones).

Al presente, el Banco Central ha intensificado la velocidad de variación del crawling-peg, procediendo en esta semana a una devaluación cuyo promedio se cifra en una tasa mensual efectiva del 8,5%, muy superior al ritmo del 6,8% que prevalecía hacia finales del mes de julio.

Finalmente, resulta imperativo destacar la previsión de una coyuntura agitada en los precios durante el mes de agosto.

Este presagio se fundamenta en varios factores.

La escalada en los valores de las monedas alternativas al dólar. A pesar de que una significativa porción de bienes sigue anclada al tipo de cambio oficial, desde mediados del año 2022 una porción substancial ha comenzado a considerar el dólar libre u otras variantes financieras como referencia, esto en respuesta a las progresivas restricciones en el ámbito cambiario.

A ello se suma la ya mencionada aceleración en el ritmo del crawling-peg y el notable repunte en los precios de la carne, donde «Carnes y derivados» ostenta cerca del 9% de incidencia en el Índice de Precios al Consumidor a nivel nacional.

En correspondencia con esta última circunstancia, durante las últimas dos semanas se ha verificado un incremento en los precios promedio de novillos, novillitos, vaquillonas y vacas, fluctuando entre un 24% y un 43%, de acuerdo a la información suministrada por el Ministerio de Agricultura y Ganadería.

Como se logró paralizar los pagos al FMI

Luego de la concreción de un acuerdo de índole técnica con el FMI, que establece que el desembolso de U$S 7.500 millones se llevará a cabo a mediados del próximo mes de agosto (pendiente aún de la aprobación por parte del directorio del organismo internacional que esperará – en vacaciones – resultados electorales), ciertas inquietudes surgieron en torno a cómo se efectuarían los pagos programados para esta semana a dicho ente supranacional.

Finalmente, los recursos en dólares fueron obtenidos y el gobierno logró cumplir con sus obligaciones sin incurrir en un incumplimiento: Para cumplir con el vencimiento de capital por un monto de U$S 2.640 millones, esta administración apeló a la Corporación Andina de Fomento (CAF), la cual autorizó un depósito a corto plazo por un importe de U$S 1.000 millones en el Banco Central de la República Argentina. También se recurrió a un acuerdo de permuta de divisas con la República Popular China por la cifra remanente.

Adicionalmente, se informó que para el reembolso de los intereses por U$S 720 millones, se estableció un préstamo bilateral con el Estado de Qatar por un equivalente de DEG 580 millones equivalentes a U$S 775 millones.

Estas acciones tuvieron como resultado la ya mencionada repetidamente disminución en las reservas internacionales, que en la actualidad han alcanzado niveles mínimos sin precedentes: las reservas brutales se sitúan en torno a los U$S 24.000 millones, un umbral que no se registraba desde el año 2006, mientras que las reservas netas se acercan peligrosamente al umbral negativo de U$S 10.000 millones.